Es una realidad que muchas niñas fantasean con ser princesas en algún punto de su vida, con los vestidos, castillos, aventuras mágicas y correr por escaleras con música de fondo. Sin embargo, muchas personas argumentan que este título no inculca o enseña ningún valor y es sumamente negativo para la mente de las más pequeñas. ¿Por qué?
Empecemos con las que aparentemente empezaron toda ésta polémica y en las figuras populares que todos piensan cuando se escucha la palabra "princesa": Las princesas Disney. Para muchas personas, la ética que desarrollan no es la mejor como para ser consideradas como un modelo a seguir: "No hacen nada, solo cantan y esperan a ser rescatadas por un hombre". Y este pensamiento tiene razón, no son acusaciones lanzadas al aire solo porque sí. Pero debo hacer una contra-argumentación aquí para que tengamos un poco de coherencia aquí.
Cenicienta,
una de las princesas más famosas y que ha recibido infinidad de adaptaciones en el cine, teatro y musicales, es un personaje que recibe ayuda de un hada madrina y se deja maltratar por su
familia, obligada a hacer labores domésticas. En mi parecer, la actitud de Cenicienta ante sus hermanastras y madrastra puede tener justificación o no dependiendo de cómo lo mires. Si nos vamos a la versión más simple de la historia, Cenicienta si es una mujer sumisa que no debería tomarse como ejemplo a seguir pues está aguantando una vida llena de violencia doméstica y familiar porque ella es sumisa pero si nos vamos por la versión de la película de Ever After (1998, Por siempre Cenicienta, en Latinoamérica), la actitud de Cenicienta es más comprensible, pues ella busca la aprobación de sus hermanas y madre porque nunca ha tenido a una madre ni hermanas con las que compartir su vida y desea muchísimo su afecto, por eso es que se deja tratar de esa manera hasta que ella llega al límite y arma su propio camino, consiguiendo su final feliz. Sigue sin ser una actitud correcta del todo pero es una historia más humana y comprensible que deja una lección más positiva y real. La verdad les recomiendo ver esa película.
Otro
ejemplo es el de Bella, quien ha sido una de las princesas cuya
historia se ha adaptado tantas veces como la de Cenicienta y en la
versión de Disney es la más diferente en comparación con su versión
original del cuento clásico. Su lado más criticable es como se enamora
de su secuestrador pero dentro de ese viaje es como conoce el lado
inteligente y humano de la Bestia, ya que Bella trajo un nuevo elemento
de las princesas Disney, la cuestión intelectual y el de salvar a las
personas que quieres, siendo ella la que salva a su padre y a todos los
personajes de el castillo de la Bestia y, a diferencia de las princesas anteriores que son salvadas, ella es la salvadora. Algo que no se había mencionado o
tratado en las otras historias.
Aunque aún manteniendo la fórmula de las historias clásicas que Disney adaptaba y la idea de personajes que quería vender, con el tiempo, la empresa del ratón fue creando mujeres más independientes, con cualidades especiales y salvando a las personas que aprecian; así que, más que verlas como estereotipos, podemos ver a las princesas como un reflejo de la evolución de las mujeres a lo largo de los años, ahorita entenderán porque digo esto.
Las princesas clásicas tenían la mentalidad de las personas de la época en la que fueron difundidas (además de que están basadas en historias clásicas bastante antiguas donde éste arquetipo de mujer se buscaba mantener), eso no quiere decir que está mal, al contrario, las princesas clásicas de Disney son un vestigio de ese pasado que es importante recordar para que no se repitan y reconocer como el feminismo ha permitido que esos aspectos de la narrativa en las mujeres cambie a mejor, y lo mismo sucederá con otros personajes, como Mulán o Tiana, una se vuelve guerrera superando los estigmas de la época, volviéndose un síntoma positivo en la sociedad China y Tiana, más actual, logra tener éxito en la vida a pesar de ser juzgada por su color de piel, trabajando un tema que el estudio clásico no trabajó antes porque se enfocaba más en las virtudes: que las mujeres se descubrieran a si mismas por ellas mismas.
"En cualquier caso, lo que es sano para una buena educación es
considerarlas, si cabe, desde distintas ópticas. Pero también no
quedarse sólo con ellas. Hay mucho cine que merece ser visto. Ampliar es
lo que puede ayudar a una buena educación, lo cual pareció convencer
(aunque no sé si del todo) al par de alumnas disconformes. Alumnas que
tenían capacidad para cuestionarse las cosas y plantearlas de modo
razonado… a pesar de que, cuando eran pequeñas, vieron unas cuantas
películas Disney." (Obiols Suari, N. 2020).
Así que, se debe reconocer que Disney no implantó este estereotipo en la sociedad sino que solo ha ido con la corriente de la mentalidad del público, adaptándose a lo que la gente quiere ver. Por eso es el cambio de mentalidad y diseño narrativo tan radical que vemos entre las princesas clásicas y las modernas, porque han sabido adaptarse al público, crecen con su audiencia, aunque en lo que a mi respecta, se tardaron un poquito en hacerlo.
Pero el tema no acaba ahí, no, no, no, no, no. Existe una corriente de pensamiento entre aquellos que desaprueban la imagen de las Princesas Disney que dice que en los medios, no solo de Disney sino en muchas otras historias visuales o audiovisuales, que, cuando los dos monarcas están presuntamente muertos o desaparecidos y la hija es la única descendiente y heredera, se le sigue llamando princesa, cuando en realidad debería ser por lógica una Reina. Por ejemplo, la princesa Daphne de "Dragon´s Lair" de Don Bluth y la princesa Amanecer de la serie animada "Ahí viene el cascarrabias" llevan el título de princesa a pesar de que el REY Y REINA ya murieron o por lo menos no se sabe dónde caracoles andan. Y existen muchos ejemplos más así.
Estas personas afirman que la razón por la que los niños quieren ser Reyes o príncipes/caballeros es porque son una figura dominante y de poder, valentía y aventuras (tienen responsabilidades pero tiene más libertades que un Rey en el caso del príncipe y caballero), y argumentan que en el caso de las niñas, aspiran a ser princesas pero no Reinas, la razón es porque la mayoría de las reinas en la literatura, mitología y teatro son bastante antagónicas o son las villanas al principio pero después se vuelven buenas, siendo que la princesa es la heroína de la historia; la princesa es bonita, tiene todo lo que quiere y debe conformarse con ser rescatada y enfocarse en más aspectos hogareños.
Ante estos argumentos, debo darles la razón hasta cierto punto, ya que cuando se quieren jugar con estos roles, es en la infancia y como el término princesa siempre se ha referido a juventud femenina y el término de Reina ya requiere ser una persona adulta por lo que es comprensible que una niña pequeña (público al que las princesas Disney van destinadas) prefiera ser princesa a Reina; claro, eso es así si lo pensamos en una escala promedio, ya que, dándoles la razón a las personas que argumentan los aspectos negativos de ésto, concuerdo que únicamente promover éste título a las niñas, da la impresión que ellas solo pueden aspirar a ser princesas, que tienen sus responsabilidades, pero no demasiadas en comparación a un príncipe o un Rey. El título de princesa debería ser usado para describir a alguien capaz de hacer grandes cambios, así que una princesa puede ser igual de fuerte y responsable que un príncipe y las princesas pueden evolucionar a ser Reinas, como los príncipes se vuelven Reyes.
Las niñas no quieren que las vean débiles, quieren que las reconozcan por quienes son.
Incluso, con todo y que me encanta Studios Ghibli y como éste estudio japonés ha hecho personajes femeninos más fuertes e independientes mucho antes de que a Disney se le ocurriera, contando narrativas maduras, inteligentes y feministas, una de mis favoritas de éste estudio es La princesa Mononoke (199), pero tiene el título de princesa porque es joven y bonita, ya que en ningún momento se menciona que ella sea la heredera del bosque o la futura líder de la manada de lobos a la que pertenece, incluso los mismos lobos no confían del todo en ella porque es humana, sí, es una guerrera fiera, fuerte, inteligente y una gran líder pero entonces no debería llamarse princesa, debería ser Reina Mononoke pero entonces ya no sería un título tan pegadizo, ¿verdad?
"En el caso de las princesas Disney, la socióloga puntualiza que la compañía ha ido modificando su estrategia al ser consciente de las críticas recibidas.
«Mulán, por ejemplo, ya es de otra raza y, en el caso de "Frozen",
ocurre que es ella quien tiene el poder en lugar de un hombre. Aunque
sigue sin ser suficiente, hay que reconocer que Disney sí ha incluido
ciertos matices en sus producciones que nos hacen ver que la empresa
quiere modificar esa imagen de la mujer»." (Inma Zamora entrevistando a Rebeca Cordero, 2015).
Pero el mundo está cambiando más cada día y estamos viendo más variedad en los personajes femeninos que hemos recibido o creado (más que en el pasado). Una mujer y hombre pueden ser tan poderosos de ellos mismos como quieran serlo. Con tantas protagonistas, que son interesantes, entretenidas, inteligentes y tan competentes como los personajes masculinos, tal vez es tiempo de dejar de vivir en fantasías y de catalogar con simples etiquetas y aprendamos de estos cuentos y relatos que pueden enseñarnos tanto cosas malas como buenas.
"Hay elementos de las princesas que sin duda debemos observar con un ojo crítico y cuidadoso. También necesitamos analizar el legado enriquecedor de estos relatos." (Sarah Coyne a Dell´Antonia del The New York Times, 2016).
Y miren las películas de Studios Ghibli por favor, no lo lamentarán.
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Compartan, comenten y aprendan muchas cosas, para que así mi trabajo llegue a más personas.
Hasta la próxima.
Referencias bibliográficas
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