Su libro incluye fotografías inéditas, mapas en los que se señalan las regiones o estados donde se movían más activamente esas guerrillas a escala nacional. Así, integra una cronología fácil de seguir y clara sobre éstos movimientos armados.
Su libro fue publicado por Ediciones Era; éste libró se
elaboró con testimonios y documentos de testigos, familiares y sobrevivientes
de los militantes de esos movimientos y en algunos casos por los mismos
protagonistas de los hechos.
La autora definió su obra así: “Éste libro permite entender
la impunidad que vivimos ahora […] Es importante saber que primero fueron
movimientos que agotaron vías legales y los estímulos de violencia a los que
estaban sometidos, desviaron su virtud.” Agregó luego lo siguiente: “El libro también es un retrato de los
mecanismo de represión de los movimientos populares, estrategia que se usó en
el pasado y que desde el poder se sigue utilizando.”
Al iniciar la conferencia, la autora confesó (en base a sus
estudios) que México es el país en el que más movimientos guerrilleros han
surgido a lo largo de la historia en toda Latinoamérica. Siendo que el
principal motivo de estos grupos fue la inconformidad que percibían a causa de la
impunidad y manipulación de las que estaban sometidos.
A lo largo de la conferencia, se pudo percibir la intención
de todos los presentes de recordar el pasado, desde los momentos más recordados
como fue Tlatelolco, Apatzingan, Ayotzinapa Tlatlaya, Tanhuato, Ostula y se señaló también el caso de la violencia
hacia los periodistas. Además, la autora dejó en claro que, para ella, conocer
cada movimiento armado, sea de origen campesino, estudiantil o urbano nos
permite entender la represión que se vive desde hace 100 años en nuestro país.
Revelando datos increíbles, que dejaron en jaque a los presentes, empezando con
explicar que en el gobierno de Peña Nieto se ha cometido el mayor número de
masacres en la historia moderna del país, superando a la “Guerra contra el
Narcotráfico” de Felipe Calderón que todos aludían por ser lo peor. Inclusive
se escuchaban murmullos como: “al menos Calderón trató de hacer algo contra el
narcotráfico.” También: “no se había vivido tanta censura y violencia o algo
parecido como lo de Peña desde Gustavo Díaz Ordás y su puño de hierro.”
Cuando la autora
permitió los últimos 10 minutos para una sesión de preguntas, yo le formulé:
“Yo apoyo cualquier tipo de manifestación sin importar cual sea la idea siempre
y cuando que no trate de justificarse con violencia, irónicamente, la misma que
la causa está en contra ¿qué solución propone usted, ya conciente de esta
realidad, para que estos grupos no recurran a la violencia para acabar con la
violencia que acusan y nosotros como civiles podamos afrontar esta censura sin
recurrir a agresiones?”
A lo que la autora
respondió: “Es relevante conocer lo que ocurrió en el pasado…” Destaca la
investigadora; “Es importante saber que esos treintena movimientos armados
fueron antes, en una primera instancia, de tipo popular y social, que agotaron
las vías legales. Fueron movimientos que realizaron marchas, plantones,
protestas, que recurrieron a las vías jurídicas para exigir justicia y que en
cierto momento fueron reprimidos […] Las guerrillas son el medio extremo de
hacer política pero concuerdo que siempre hay alternativas pacíficas que sirven
como solución, pero siempre se debe empezar por algo, aunque sea cuando
tengamos todos un enemigo en común.”
Como conclusión, México
Armado es una investigación que sirve para comprender nuestro presente y
concientizar sobre que tipo de imagen estamos proyectando a nosotros mismos y
al mundo como país, entidad y cultura. También se ha creado en nuestro país una
masacre dividida en partes: desapariciones forzadas y de aumento en la
desconfianza que transmiten las autoridades públicas. A diferencia de muchos
países, México jamás a juzgado a un militar o a un político de manera justa y
transparente, dejándome en claro de que si la justicia fuese una persona y está
en todo el mundo, en México, la justicia ha sido golpeada, engañada y le han arrebatado
sus 5 sentidos. Dejándola como una muñeca corrompida.
Es así como nace la impunidad que he hemos vivido y apenas,
después de 100 años, no se necesita ser activista o un reportero arriesgado
para hacerle frente al dinosaurio que amenaza con comerse a lo que queda de
sentido justicia en las personas que se han negado a ceder su voz y su fe a una
ideología egoísta. Entonces ¿qué podemos hacer? Debemos detener esta violencia
que se ha normalizado e institucionalizado ¿Cómo? Demostrando que la violencia no nos lleva a
ningún lado, como ha demostrado el trágico final de muchos movimientos, por
parte del mismo gobierno que los reprime y cambia su intención pacífica. Ya sea
devolviendo lo que no es nuestro, cuidando nuestro entorno, decir la verdad y
hacernos cargo de nuestras acciones en vez de buscar ponernos el pie mutuamente
y tratando de culpar a alguien más porque es más fácil.
No debemos permitir que nuestro país se
convierta en una fosa regada de gasolina y corrupción emocional, sino en un
país de vida y fe, donde la inteligencia y el respeto supere a la obediencia
ciega y al malinchismo. 
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