Análisis de la película Ghost in the Shell 1995 y la versión 2017



¡Hola hola! Al fin subo esto, por Dios...
Bueno, a ver, quiero tratar algunos puntos sin que mueran en el proceso y por el orden de intrerés que tendrá para vosotros (y no siguiendo el criterio de lo que es más importante para mí). Irán por parráfos y son los siguientes: 
Introducción: Este escrito es un análisis de algunos aspectos de la película Ghost in the Shell de 1995 ante su nueva versión del 2017. Dentro de la ficción, como es lógico, podemos imaginarnos el futuro de la forma que queramos; puede ser uno post-apocalíptico con un ambiente de pobredumbre que lo impregna todo o uno más utópico, pacífico e ideal. “El cyberpunk es un subgénero de la ciencia ficción cuyo mayor representante literario es William Gibson, quien escribió la novela “Neuromante”; publicada en 1984. Y esta obra comparte muchas similitudes con la película que se va a tratar, tanto en su forma visual, su dialéctica y argumento”. (Ivoox, David Baltha, 2015).
Si según Roland Barthes: “todo texto es un tejido creado por múltiples dimensiones culturales que contrastan con otras…” (La muerte del autor, 2003); eso significa que la definición de intetextualidad de Gérard Genette la cual es: “un texto alineado con otros textos” (Palimpsestos, 1989), y por ende nos da la oportunidad de poder descifrar los textos (en este caso películas) que podemos obtener gracias a nuestras cogniciones individuales y culturales.  
Si en algunas obras de ficción se imaginan el futuro como una realidad en la que hay hologramas y robots que a su vez conviven relativamente bien con los humanos, como en “Blade Runner”, en “Ghost in the Shell” nos dan una interpretación distinta sobre el otro posible futuro de la humanidad en relación con las máquinas, donde se plantean un lado algo más obscuro de ese futuro en el cual los humanos están loto-bisados gracias a los medios electrónicos y sometidos por los avances tecnológicos. Pero, su principal esencia es el tema que discute la existencia humana: ¿qué nos identifica como seres humanos? Si metiéramos un cerebro de un ser artificial, ¿acaso lo podríamos seguir considerando vivo? Pues, en la ciencia ficción, estos elementos orgánicos y cibernéticos tiene su propio nombre: “Cyborg”.
1. Mamoru Oshii y Rupert Sanders, diferentes formas de ver y hacer cine:  
Mamoru Oshii, (8 de agosto de 1951 – aún vivo)  director, animador y guionista japonés. Tiene la habilidad de manejar las propuestas filosóficas que trata en sus películas, no siguiendo una fluidez lineal sino siguiendo una misma narrativa, la cual el espectador tendrá que ordenar según sus criterios, plantando ideas a través de alegorías o símbolos que se vuelven índices de íconos, explicando sin la necesidad de un elemento lingüístico, justo como diría Barthes al respecto:Escribir consiste en alcanzar el punto en el cual sólo el lenguaje actúa y no el autor”. Si analizamos su biografía, nos podemos dar cuenta es un creyente católico, lo cual explicaría muchas cuestiones, pues en todas sus películas trata la simbología de dicha religión mezclando esos signos con otras simbologías de la cultura de oriente, desde que sus personajes citen frases de la Biblia que le dan un peso importante al guión hasta hacer homenaje a varios discípulos de Jesús, encarnándolos en sus personajes ficticios. Él empezó creando las primeras “ovas” de la historia (formato de animación de poca duración sin necesidad de que sigan una historia lineal), en su historia llamada Dallos en la cual se podía apreciar sus preferencias por la ciencia ficción unida a la filosofía. Luego lanzó 1995 Ghost in the Shell. (Directores japoneses, Lolweapon, 2017).  En cambio Rupert Sanders (16 de marzo de 1971 – aún vivo) es un director “nuevo” en la industria cinematográfica, su primera película que lo lanzó en 2009 se llamaba The Life donde ya se podía ver su gusto por la acción y la ciencia ficción, además de que la paleta de colores de ésta fue la que motivó a que otras películas imitaran esa sensación de obscuridad adulta, además de que ganó con ésta 2 leones de oro en Cannes. Después lanza en 2017 la adaptación de Ghost in the Shell donde pudo exprimir todo su gusto por la acción, las persecuciones y las protagonistas femeninas. La película de Sanders cuenta con un diseño de producción espectacular, una ambientación calcada a la original y una fotografía que consigue la ardua tarea de replicar algunas de las tomas más recordadas de la cinta del 1995.
2. Los remakes; la nueva fórmula: Como se habrá notado, el cine americano gusta de hacer “remakes” (película o series basadas en un producto original y se actualizan a la concepción moderna, a veces como homenaje para la misma serie o película o como un plagio). Siendo las películas japonesas un objeto de gran atención, siendo que el cine nipón siempre ha estado presente en cuanto a la industria cinematográfica, tal vez no con el mismo impacto que el cine estadounidense pero si atrapando a más público joven, porque como Levi Strauss diría: “Las culturas comparten mismos elementos pero con diferentes conceptos”. La primera película “remake” que varios historiadores consideran entre el cine estadounidense y el cine nipón es: Los 7 samuráis, la cual tuvo su versión western llamada Los 7 magníficos. Y así con películas como Paprika (la original) e Inception (versión gringa) o inclusive Perfect Blue (la original) y Black Swan (versión gringa). Pero una versión no asegura el éxito. Está claro que se implantó una nueva moda, un gusto por lo japonés y por las diferentes historias que suelen ofrecer, ya sea por nostalgia, curiosidad o según Genette: “por el instinto humano de querer buscar diferentes maneras de contar una historia”.
3. Análisis: Hay una gran diferencia con la propuesta inicial de la nueva película ante la original, pues el espectador que ha visto la película original, la conoce , espera ver y sentir lo mismo que sintió la primera vez que la vio, percibirá algo que falta o falla, como ya conoce los signos originales y el “orden y sentido” que le dio al producto original le costará trabajo ver el nuevo producto como algo original, percibiéndola sólo como un homenaje pero tampoco va a considerarla como un plagio pues el espectador es conciente de que él nuevo director no tenía intención de copiar la idea original y venderla como suya, sino adaptarla de manera distinta. Pero ante todo esto, al receptor le costará trabajo adaptarse a las nuevas ideas que causen un enfrentamiento a su realidad de sus contradicciones, limitaciones o fracasos. ¿A qué quiero llegar con esto?  Pues, como diría Walter Benjamin, “Al ser cambiadas las obras originales, se distorsiona su aura pura y original” (La obra de arte en su época de reproductividad, 2003). Pero si ampliamos un poco el panorama, en el arranque de la primera película tenemos la creación de la protagonista “Mayor” junto a los icónicos e inconfundibles cantos en japonés antiguo que anuncian el nacimiento de un nuevo ser, la cual es la canción icónica de la película original y que solo aparece en los créditos finales de la nueva película (empezamos mal ahí). Luego avanzamos a un brutal asesinato en una ciudad cargada de su publicidad y con pobladores fantasma, con lo que sabemos que el eje de la trama estará ahí: alguien, por alguna razón, quiere matar a esa gente y seguramente el culpable será uno de ellos. La nueva versión empieza de manera similar, con una canción diferente pero con las mismas tomas sobre el cuerpo de Mayor cuando está siendo creada pero entonces, en el desarrollo del metraje, se presentan las relaciones entre los personajes protagónicos, sus líos y amistades que se tratarán en toda la película, y es hasta que al final donde la película cierra de manera abrupta como si con un final abierto compensara lo faltante, dejando de lado el contenido filosófico y enfocándose más en la resolución del misterio, que podría compararse con un episodio de Scooby Doo, pues el villano principal en vez de ser un “ente” dentro de un cuerpo robótico que tiene omnipresencia en la nueva es sustituido por un cyborg que busca llevar a Mayor a su lado. 



  • Pero, destacar lo ingenioso que puede ser un escenario, si está bien planteado, puede llevar al espectador por un viaje más largo pero siempre con la sensación de que todo calza y que además está entendiendo lo que pasa. Ambas películas han sido una de las producciones más increíblemente detalladas y perfeccionistas, en cuanto en sus escenografías, que he visto en mi vida. La ciudad en ambas películas busca hablarle al espectador sin necesidad de palabras explícitas sobre la sociedad que vive en ella, convirtiéndose en un reflejo casi directo con todo y sus heridas. Sin embargo, las tramas secundarias, en el caso de la segunda película no están mal en el aspecto de la narración lineal, pero no están bien llevadas, o sea que, a pesar de que sigan una línea argumental, todo lo ocurrido se siente ajeno a sí mismo como es el caso de Mayor y su mejor amigo Batrou; quienes en la primera película entiendes que son muy buenos amigos por como se comportan entre ellos y a través de hechos, a diferencia de la segunda película donde Batrou busca en cada momento decirle a Mayor de que son amigos y ella se comporta “indiferente ante eso”. Cambiando el tema original por una historia de crímenes y muerte, resulta incómodo ver para el espectador todo esa trama tan distinta de relaciones personales completamente ajeno y alejado de la trama principal, siendo que esas tramas secundarias se cruzan con la principal (que hasta el momento apenas ocupaba unos minutos) y se van desarrollando alrededor de los asesinatos que pasan a ser el tema principal. Pero ya era demasiado tarde y la audiencia se había perdido. Bertolt Brecht explica este fenómeno con sus teorías y técnicas dramáticas (o más bien anti-dramáticas); la disonancia cognitiva: “El espectador no debería ser pasivo y verse atrapado por las emociones, sino que debía ser activo y crítico ante lo que se le presentaba delante.” (Libros Selectos, Mascheru, 2003).  La disonancia cognitiva, es un concepto que nos puede resultar útil para analizar el porqué del efecto de ciertos recursos narrativos y, si nos dedicamos a escribir, para crear personajes, tramas y conflictos.
  • Ambas películas, cada una con su estilo diferente y con su forma de explicarse, son un gran ejemplo de cómo usar el entorno de forma inteligente. Si Neuromanter de William Gibson es el exponente del género cyberpunk en la literatura, Ghost in the Shell en sus ambas versiones, es considerada como descendiente de ésta novela gracias en la forma de explicar una historia de manera audiovisual con ayuda de signos y citas visuales. En el caso de la primera película por sus referencias, su manera de diseñar psicologías de personajes, la dialéctica que maneja y su argumento; y en el caso de la segunda por construir una ciudad que refleja al milímetro a los que viven en ella, dándonos como muestra como debería ser una ciudad fantasma que con o sin habitantes se vería igual.



2. Filosofía y Religión VS Acción y Espectáculo: Lo que pasó aquí es lo que llama Bertolt Brecht una: “tremenda disonancia cognitiva entre lo que la serie le prometía (suspense y preguntas filosóficas)  y lo que le estaba dando (ciencia ficción y persecución policiaca)” y eso fue lo que le generó un gran rechazo ante los receptores. Es por eso que, cuando por fin llegó la acción y la trama despegó con lo que prometía, la gente ya no estaba ahí para verlo. Sí, claro que la campaña publicitaria tuvo algo que ver, es una poderosa herramienta expresiva que puede ayudarnos a crear historias o efectos narrativos dentro de ellas, invitarnos a ver historias distintas. En el caso de la nueva película de Ghost in the Shell no es que se usara mal… sino que siguió un mal planteamiento de las tramas, pero que aún así funcionó de manera positiva gracias a su trascendencia y lo que la gente ya esperaba de la misma, además de que escogieron los mejores planos para favorecer a la actriz en pantalla. Por lo que podríamos concluir en base a la definición de la disonancia cognitiva que vimos anteriormente, y es: crear una tensión que intuitivamente intentaremos reducir generando nuevas ideas, sensaciones o sentimientos. Esto, que en la construcción de nuestra estructura ideológica o moral puede llevarnos a disparates.
Ghost in the Shell, en ambas versiones ejemplifica de un modo bestial el ambiente cyberpunk, mostrándonos en tomas largas la decadencia de los edificios, la contaminación y suciedad, la continua edificación en forma vertical y sin ventanas, contraste de viviendas nuevas ante las viejas y, por supuesto, la publicidad (muchísima). En la primera película, al inicio, vemos a un avión volar reflejado en el agua que se acumula por la lluvia pero no lo vemos en el cielo porque está muy gris, luego nos muestran un plano general de la ciudad y nos da la perspectiva de que es enorme y que aún así la gente sigue creciendo dentro de ella sin necesidad de involucrarse mucho con ella; en la primera no se enfoca en mostrarnos en que la gente salga a consumir, es más, las personas que salen van a los mercados a comprar y ni siquiera tienen ganas de verse a la cara y en la segunda película, nos muestra tanto la escena del avión como la necesidad de consumir de las personas y que éstas no iba a ceder con el paso de los tiempos, además, teniendo en cuenta que la publicidad usa la tecnología para expandirse, en el universo que se planeta, se ve de manera más exagerada a como la vemos hoy en día. Lo que nos lleva entonces al siguiente aspecto: las personas. En ambas películas, cuando hay una persecución entre Mayor y la policía que la persigue las enormes aglomeraciones de personas, te las muestran de tal manera que a pesar de estar “apretadas” se siente esa sensación de distancia y desdibujo, lo que a veces nos llevaba a sentir que los cyborgs se han vuelto más emotivos que los humanos, a excepción del villano que siempre te lo muestran caminado en dirección contraria con facilidad entre las personas, como si fuese un ente invisible que solamente Mayor puede ver.
Hay algunos detalles mínimos que comparten ambas películas son: las personas cuando compartan un mismo asiento o un paraguas pero aún siendo rodeadas de publicidad estática y efímera, comparables a los maniquíes. Pero es en la primera donde nos muestran escenas concurridas como el mercado, los barrios abandonados o las plazas, con la unión de elementos como lo es diferentes músicas sonando a la vez, todos consumen sin verse realmente a la cara lo que aumenta esa sensación de separación colectiva. 
En el caso de la nueva entrega se tocan temas como la corrupción de empresas, los engaños y el mercado negro o tráfico de cuerpos tecnológicos que se implantan en los cuerpos vivos como moda o tendencia curativa, pero a diferenta de su predecesora, la versión del 2017 te cuenta la información a cuenta gotas, enfocándose más en cómo se ve que en por qué se ve.
Por ejemplo, en la película original cuando Mayor habla con su jefe Daisuke Aramaki, él le explica sobre un hacker, a quien llaman America o El titiritero, que esta destruyendo las mentes artificiales de las personas y corrompiendo los cuerpos humanos y que ella debe tener cuidado porque él busca tener “su ghost”, a diferencia de la nueva versión, Aramaki la regaña por haber arriesgado a su equipo, ella le pregunta que es lo que sucede y él le contesta que no lo sabe, por consiguiente podemos darnos cuenta de que en la nueva entrega prefirie enfocarse en dónde y por qué está pasando, que en quiénes lo están causando y por qué lo están causando; lo que nos lleva a otra gran diferencia entre la original y la nueva, la original es algo más íntima con sus protagonistas, funcionando como un diario, en cambio la nueva busca llamar tu atención con escenarios llamativos sin intención de que se entable relación con los personajes principales, sintiéndolos ajenos todo el tiempo, inclusive en su propio universo.
3. Conclusión: Como es de esperarse, todas las preguntas anteriores se vuelven más fáciles de entender cuando se nos presentan películas como Blade Runner, Artificial Inteligence (A.I.)  o Matrix, en las cuales las organizaciones corporativas y los avances tecnológicos en niveles generales borran esa delgada línea separativa que provoca esas preguntas sobre que es humano y que no. Pero estos avances, no es dado por nadie más que por los seres humanos, una especie de logro considerando que todo empezó con el descubrimiento del fuego y la creación de la rueda. Por consiguiente, es posible que la humanidad se vea afectada cuando se llega a puntos tan extremos como la creación de un Cyborg capaz de elegir con libre albedrío y ser consciente de su propia existencia, desvinculándose de esas cadenas a las que fue sometido, esa incertidumbre de que podría pasar y que consecuencias podría ocasionar es lo que mantiene a la humanidad intrigada. 
¿Cómo se comportarían los seres humanos y cómo se suponen que vivirán? ¿Cómo seríamos capaces de retener y usar la información cuando estamos rodeados de una contaminación audiovisual de la misma? Claro que esto es lo que se plantea en la versión original entonces ¿por qué parece que esto no se aprecia en la nueva adaptación?
Esto podemos contestarlo gracias a la intetextualidad que nos ofrece Genette: “La intertextualidad es la relación entre un texto y otro […] La labor semiótica es buscar un modelo para la construcción del sentido poético.” Y con esto podemos decir que, respecto al contenido de la segunda película, en su esfuerzo por adaptarse a la mayor cantidad de público posible, al simplificar y reducir la complejidad de la trama, dejando de lado la reflexión sobre la humanidad y la autoconciencia. Y en su lugar, nos han colocado una historia similar a la de Frankenstein; una criatura rebelándose contra su creador. Porque en esa búsqueda de hallar el sentido poético, la película intentó darlo todo con efectos visuales como alusiones de la original, evitando las citas bíblicas que fueron eliminadas para evitar alguna polémica; y es por eso que el público sintió rechazo ante ésta nueva versión, porque saben que no es un plagio de la original por todos los aspectos que se respetan pero si la película se considera a sí misma un homenaje, por todo lo que hemos analizado anteriormente, es un listón que le queda muy alto. Tal vez, por eso último, al tratarse de la adaptación de una obra de culto compleja de entender, desde su título y banda sonora hasta su versión manga y sus diferentes finales… si no se vendiera con la idea de que va a darte lo original y terminara dándote otra cosa (o sea, que la película llegase a serle fiel a su predecesora), los receptores no serían tan duros con ella. Pero cuando alguien hace un remake, debe saber que el beneficio publicitario del nombre también conlleva una cierta responsabilidad con la obra original. Y en este caso, no hay duda de que esta versión de Ghost in the Shell no ha sabido estar a la altura de su título.
Quizás es hasta cierto punto inevitable, que tarde o temprano, todas o la mayoría de obras de manga o anime acaben readaptándose para un público masivo pasando por el filtro estadounidense, dado el atractivo de su material; claro, sin olvidar que se escogerán las que concuerden más a la cognición de la realidad de los norteamericanos por lo mismo que comentaba con anterioridad. Pues entre más se distribuyan éste tipo de productos, se conquistará con mayor facilidad a los que gustan ese tipo de historias.
Sin embargo, habría que ver hasta qué punto la adaptación normativa que aplica el cine occidental sobre los productos orientales, afectando a aquellos directores que buscan difundir el producto original respetando las diferentes formas de pensar de cada cultura y no ser presionados por los estudios o los productores que deben obedecer a la empresa que se encarga de publicitar y distribuir la película, causando muchos conflictos y cancelaciones de muchos proyectos o, en el mejor de los casos, distribuyendo ese tipo de historias diferentes a las comerciales para entonces normalizarlas, aunque eso significa el riesgo de que las obras originales “pierdan” su esencia original, porque ya han sido vistas en otras historias ajenas.
Aprovechando este final debo concluir con esto: así que prontamente seguiré haciendo reseñas, tal vez desaparezca por un largo periodo pero hoy no es ese día (para vuestra desgracia) y por favor, espero que nadie malinterprete mis reseñas o las use de excusa o me desacredite. Que esto lo hago por que me gusta, no recibo nada más que satisfacción propia (pero eso ya lo saben). Y por supuesto, muchísimo ánimo allá en la tierra donde pertenezcan.
Y nada más que decir, gracias por leer las tonterías de esta aprendiz de bruja.
Un abrazo muy fuerte.
@SofiaLuCa18
4. Referencias bibliográficas: 
  • Barthes, R. (2003). La muerte del autor. 1st ed. España: tigrillas.
  • Benjamin, W. (2003). La obra de su arte en su época de reproductividad. 5th ed. México: Porrúa.
  • Ficción, P. and Ficción, P. (2017). Leyendo ciencia ficción #7 - Neuromante y Ghost In The Shell. [online] iVoox. Available at: https://www.ivoox.com/leyendo-ciencia-ficcion-7-neuromante-ghost-audios-mp3_rf_11376533_1.html [Accessed 10 Jun. 2017].
  • Genette, G. and Fernández Prieto, C. (1989). Palimpsestos. 1st ed. Madrid: Taurus.
  • Los mejores directores japoneses. (2017). [video] España, Youtube: Lolweapon.
  • Muschera, M. (2009). La disonancia cognitiva en el cine y la televisión. Libros Selectos, Salamandra.

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