Hola vecinos astrales, ¿cómo va todo? Si brujillizos, sigo viva, aún. Lo que ha sucedido es que el poco tiempo que supuestamente tengo libre se me ha escapado por la ventana, me he dado paseos en pegaso como me han recomendado o simplemente no me apetecía escribir. (¡Oh Dios, algo sucede en mi ser!).
Pero encontré el libro perfecto para regresar.
“Si me viera obligado a señalar un rasgo que describiera la época actual en su totalidad, no lo dudaría un segundo: elegiría la aceleración. Ella es una mirilla por la cual, podemos ver el mundo contemporáneo y a quienes lo habitamos.”
¿Por qué hay tantos productos de belleza para verse más joven o programas digitales para que te veas mejor? Porque lo viejo ya no sirve, no es bonito, no vende, porque lo que tiene arrugas significa que está vivo y lo que tiene imperfecciones significa que es humano y eso ya no lo quiere esta nueva sociedad. Aunque, en contraparte, se busca la monumentalidad, el autor lo define así: “Es la meta de sentirnos más grandes, de no caer en el olvido y ser sustituido por otra moda.”
Dios, apenas releo el título y me entran ganas de esconderme bajo una roca para protegerme de las tormentas de arena.
Aunque sí, a pesar de que no haya contenido de pan fresco, Alter Ego sigue aquí, para lo que necesiten. Sigo "trabajando" en algunas cosillas que por un juramento que hice en Hogwarts no puedo decir pero ya verán. Aún hay muchas cosas por hacer. MUCHAS.
En cuanto a este análisis, no hay mucho que contar, más que me ha costado una barbaridad centrar las ideas que se escaparon al leer un libro de 172 páginas que me devoré en la sala de espera del médico de mi dragón verde, y mirad la chapuza que ha quedado... Pero bueno, espero que estén pasando una feliz semana, y si no ¿cómo es posible? Es invierno, la mejor época del año para estar gordo y feliz.
¡Es increíble que cuando Chuck Norris me da vacaciones, tenga menos ideas! Ya veré que hago.
Atentamente @SofiaLuCa18
P.D: Si conocen algún libro, serie o manga divertido o que quieran que analice y me odien por ello, le mandan carta al pájaro azul o le dicen por aquí a Alter Ego por favor, absténganse de recomendarme escritos editados por Anagrama, que empastan los libros como si tuvieran dos manos izquierdas y no fueran zurdos.
Ahora sí, hasta luego.
Bibliografía: Luciano Concheiro. (2016). Filosofía práctica del Instante. En Contra el tiempo(172). México: Anagrama.
Pero encontré el libro perfecto para regresar.
“Si me viera obligado a señalar un rasgo que describiera la época actual en su totalidad, no lo dudaría un segundo: elegiría la aceleración. Ella es una mirilla por la cual, podemos ver el mundo contemporáneo y a quienes lo habitamos.”
La
concepción temporal que hoy predomina es más bien como un scroll infinito (como si le diéramos Inicio a nuestra red social
para que se reinicie). Percibimos una sucesión constante de eventos que se
desplazan unos a otros rápidamente. No hay dirección, no hay narrativa; no se
va a ningún lugar.
Vivimos
en una época de inmovilidad frenética. De desarrollos tecnológicos, cambios
sociales y ritmo de vida. De ahí se desencadenó la posmodernidad: el mundo se
expandió y al mismo tiempo se contrajo.
El
capitalismo, si no es el causante de esto, lo entiende por completo y aprovecha
para obtener un sinfín de ganancias. Ya que para este sistema la eficiencia, la
rapidez y la agilidad son recompensadas mientras que la lentitud, torpeza y
pereza resultan aberrantes.
El autor lo
llama neg-otium, que significa la
negación del tedio, pero ¿qué es el verdadero tedio? El descanso. Las máquinas
no nos liberaron del modo que creíamos; nos dieron una vida de estrés y de
lejana tranquilidad del ocio que alguna vez disfrutamos y pronosticamos tener.
No
hay restricciones de horarios o de días laborales, todo el tiempo debemos estar
disponibles en el teléfono, en alguna red social y tenemos que llegar a
cualquier lado. Debemos estar disponibles de manera permanente.
No
se intenta erradicar esta situación, solo huir de ella, a esto lo llama el
autor Resistencia Tangencial, donde
las personas toman posturas opositoras a la aceleración, sin embargo, solo son
posturas cambiantes que permiten cierto “escape” por momentos de la velocidad,
no hay distracción total.
Este tipo de resistencia,
se diferencia de cualquier otro tipo de revolución que se ha conocido, pues no
pretende una transformación radical de nuestra condición presente, solo busca
renunciar a la confrontación.
Y
como esta misma resistencia se preocupa por la esfera de lo privado, la meta no
es enriquecerse, solo satisfacer necesidades, y lo que hace el capitalismo es
invertir ese dinero para generar más necesidades y más dinero: siendo la
circulación del capital un fin en sí mismo. “El tiempo es dinero.” “Invierte
bien tu tiempo.” “Ahorra tu tiempo.” Al tiempo le dimos un valor monetario, por
eso pensamos que el tiempo no alcanza. Cada mili-segundo es valioso y símbolo de
productividad.
El
arte de la Guerra de Sun Tzu, es un manual de guerra que explica cómo evitar
llegar a la guerra y en un fragmento dice: “Lo
deseable es someter al enemigo sin librar batalla contra él”. En palabras
de Concheiro: “Someter a las fuerzas
enemigas sin combatirlas, tomar las fortificaciones enemigas sin atacarlas.”
El deseo nunca
puede ser saciado: no nos saturamos ni quedamos satisfechos al consumir porque
lo que se quiere es comunicar, el modo en que nos vestimos, las redes sociales
que usamos, la personalización que le damos a nuestras laptop y celulares,
adornos para el hogar, pagamos y asistimos a las clases que queremos,
personalizamos nuestros alimentos… consumimos porque queremos decirle algo a
los demás y la comunicación no tiene fin.
Pero el humano
siempre ha buscado modos para hacer actividades en el menor tiempo posible,
aunque ¿cuál es la diferencia ahora si siempre ha sido así?
Pero
el humano comete errores, es a veces lento y necesita descansar y eso
“entorpece” el trabajo y la eficiencia, pero para eso están las máquinas, para
hacer nuestro trabajo, ser perfectas… El tiempo a partir de la
industrialización fue desnaturalizado pues buscó erradicar cualquier tipo de
barrera física, social o política o en palabras del autor: “Erradicar los
elementos que entorpezcan el libre flujo del mercado […] Ya no se trata solo de
comprar, sino de desear un producto, adquirirlo y desear el próximo.” Alguna
vez te preguntaste ¿por qué las cosas de antes duraban antes?, ¿Por qué esto
que compré recién ya no funciona de un día para otro? O ¿Por qué todo pasa de
moda tan rápido? Porque ahora lo
idóneo es una muerte rápida, la reparación es cosa del pasado.
¿Por qué hay tantos productos de belleza para verse más joven o programas digitales para que te veas mejor? Porque lo viejo ya no sirve, no es bonito, no vende, porque lo que tiene arrugas significa que está vivo y lo que tiene imperfecciones significa que es humano y eso ya no lo quiere esta nueva sociedad. Aunque, en contraparte, se busca la monumentalidad, el autor lo define así: “Es la meta de sentirnos más grandes, de no caer en el olvido y ser sustituido por otra moda.”
A partir de
aquí nacen las famosas shit-storms, (escándalos,
chismes, noticias falsas, fenómenos virales pasajeros, temas de moda), explosiones
de efectos que nunca logran unificarse. Las noticas, la información, las relaciones
personales, los deseos y las pasiones desaparecen con prontitud para dar paso a
la siguiente ola, hay personas que se resisten a esto pero es luchar contra
marea.
“Se
lucha por permanecer en la memoria al mismo tiempo que los medios de
comunicación dependen de erosionar la memoria.” Argumenta el autor, y es tanta
nuestra saturación de información que en pocas ocasiones recordamos cosas a
largo plazo y priorizamos el corto o mediano plazo porque lo que importa es el
ahora, no el antes o después.
“Vivimos
apurados en un frenesí permanente, queremos que todo se resuelva con prontitud,
cargamos una larga lista de pendientes y la presión no desaparece, por más que
derrochemos energía, nunca logramos ponernos al día.” (Concheiro).
Se
han creado sujetos deprimidos, sin memoria, que no cree en el para siempre, estresados,
ansiosos, deprimidos, necesitados de sustancias estimulantes, ya nos cuesta
construir lazos íntimos y buscar un futuro común porque ya no existe el “para
siempre”. Queremos y nos quieren ir siempre de prisa porque la mayoría de la sociedad está en total soltura, sin obligaciones concretas y con expectativas demasiado altas para poder considerarse felices o libres de su propio desgaste.
¿Cuál es la fuerza del capitalismo actual entonces? El autor se refiere a este capitalismo como turbocapitalismo, porque de ella emana la lógica de la aceleración. Las consecuencias que pude ver han sido las siguientes:
Concuerdo con el autor cuando dice que la idea de que debemos "ir más lento" está cada vez más extendida y ha llegado a "infestar" el discurso de los más diversos actores políticos; se impone el consumismo obsesivo y una cultura del descarte.
Para mí, el problema que expone Concheiro es muy claro: la lentitud misma termina por ofrecerse como un producto más, tarde o temprano se vuelve una mercancía y se incorpora a la lógica de la aceleración. Hemos cedido a la velocidad, no hay excepciones, porque en esta vida y en la otra, lo lento se convierte en algo rápido. Es como estar bajando por una pendiente con auto sin frenos, la inercia existe.
El autor propone analizar este fenómeno como algo estructural. Propongo el ejemplo de las redes sociales: la experiencia del instante, lo viral, olbiga también a un olvido de sí. Al crearnos un perfil de una red social, nuestro yo se disuelve y nos volvemos cualquiera, somos el otro y el otro en formas numéricas; no hay diferencia o error humano. La publicación de una red social es como un parpadeo: se ha vuelto un acto impulsivo y evanescente que nos aparta por un momento de la realidad, ¿por qué las relaciones amorosas y sociales se han vuelto tan delicadas y fáciles de dejar?
El instante es un acto personal, una experiencia que nadie puede tener por nosotros. Por eso, es incomunicable y los intentos por aislarlo resulta inútil.
Nos hemos vuelto de allá, de aquí, de acullá... En soledad, en falsas compañías.
Siguiendo con el ejemplo de las redes sociales y el mundo virtual; está repleto de contenido simple, no se basa en su mayoría en lo extraordinario o en lo excepcional porque se basa en el instante, en lo sencillo, lo cotidiano, o al menos eso pretende.
"Se puede argumentar que la Filosofía Práctica del Instante es egoísta porque, en el fondo, lo que quiere es aminorar las angustias personales: escapar del sufrimiento y la presión impuesta por la aceleración. [...] La revolución y la revuelta son cosas muy distintas, la revolución es futurocéntrica, su único objetivo es asegurar un mejor porvenir."
En una revuelta, real o digital, al participar en ella, el futuro y el pasado no existen; pero tampoco el presente. Se está ahí, en ese lugar y en ese momento, lo que conocemos de esa persona es lo que es, no hay pasado o futuro con ella. Nada más importa que el instante porque no hay un "para siempre".
Esta nueva generación prioriza la imagen, sobre todo porque todo lo que necesitan debe ser eficaz y ligero y un poema extenso es demasiado de asimilar, en cambio una imagen abstracta y llena de colores entretiene y se asimila más rápido. Estas imágenes póeticas, por así decirlo, presentan en un solo momento, una pluralidad de eventos contradictorios: anulan las diferencias y las oposiciones. De ahí que todas las posturas políticas (tanto el socialismo como el capitalismo), dependen de tener principios lógicos y que los criterios de sucesión temporal resulten operantes, de ese modo buscamos que nadie pueda contradecirnos porque estamos en una zona de confort y cualquier diferencia de pensamiento o libertad del mismo implica que se debe reconocer su existencia.
Descubrir es un arte, es el arte de esperar que las cosas sucedan, de arriesgarse y conocer a la verdad y la locura, esperar que el tiempo se detenga... pero lo fácil es domesticar a los demás y solo querer la suavidad de emociones, sin dolor, sin lentitud. Frente a la metáfora, solo hay percepción".
¿Cuál es la fuerza del capitalismo actual entonces? El autor se refiere a este capitalismo como turbocapitalismo, porque de ella emana la lógica de la aceleración. Las consecuencias que pude ver han sido las siguientes:
- Movernos de un lado al otro cada vez más rápido.
- Desarrollamos una política oportunista que piensa a corto plazo, por ende, nuestra memoria se degrada.
- Hay prisas constantes, lo que conlleva al estrés y la ansiedad.
- La dificultad cada vez mayor de construir una narrativa contra-hegemónica duradera y/o coherente.
Concuerdo con el autor cuando dice que la idea de que debemos "ir más lento" está cada vez más extendida y ha llegado a "infestar" el discurso de los más diversos actores políticos; se impone el consumismo obsesivo y una cultura del descarte.
Para mí, el problema que expone Concheiro es muy claro: la lentitud misma termina por ofrecerse como un producto más, tarde o temprano se vuelve una mercancía y se incorpora a la lógica de la aceleración. Hemos cedido a la velocidad, no hay excepciones, porque en esta vida y en la otra, lo lento se convierte en algo rápido. Es como estar bajando por una pendiente con auto sin frenos, la inercia existe.
El autor propone analizar este fenómeno como algo estructural. Propongo el ejemplo de las redes sociales: la experiencia del instante, lo viral, olbiga también a un olvido de sí. Al crearnos un perfil de una red social, nuestro yo se disuelve y nos volvemos cualquiera, somos el otro y el otro en formas numéricas; no hay diferencia o error humano. La publicación de una red social es como un parpadeo: se ha vuelto un acto impulsivo y evanescente que nos aparta por un momento de la realidad, ¿por qué las relaciones amorosas y sociales se han vuelto tan delicadas y fáciles de dejar?
El instante es un acto personal, una experiencia que nadie puede tener por nosotros. Por eso, es incomunicable y los intentos por aislarlo resulta inútil.
Nos hemos vuelto de allá, de aquí, de acullá... En soledad, en falsas compañías.
Siguiendo con el ejemplo de las redes sociales y el mundo virtual; está repleto de contenido simple, no se basa en su mayoría en lo extraordinario o en lo excepcional porque se basa en el instante, en lo sencillo, lo cotidiano, o al menos eso pretende.
"Se puede argumentar que la Filosofía Práctica del Instante es egoísta porque, en el fondo, lo que quiere es aminorar las angustias personales: escapar del sufrimiento y la presión impuesta por la aceleración. [...] La revolución y la revuelta son cosas muy distintas, la revolución es futurocéntrica, su único objetivo es asegurar un mejor porvenir."
En una revuelta, real o digital, al participar en ella, el futuro y el pasado no existen; pero tampoco el presente. Se está ahí, en ese lugar y en ese momento, lo que conocemos de esa persona es lo que es, no hay pasado o futuro con ella. Nada más importa que el instante porque no hay un "para siempre".
Esta nueva generación prioriza la imagen, sobre todo porque todo lo que necesitan debe ser eficaz y ligero y un poema extenso es demasiado de asimilar, en cambio una imagen abstracta y llena de colores entretiene y se asimila más rápido. Estas imágenes póeticas, por así decirlo, presentan en un solo momento, una pluralidad de eventos contradictorios: anulan las diferencias y las oposiciones. De ahí que todas las posturas políticas (tanto el socialismo como el capitalismo), dependen de tener principios lógicos y que los criterios de sucesión temporal resulten operantes, de ese modo buscamos que nadie pueda contradecirnos porque estamos en una zona de confort y cualquier diferencia de pensamiento o libertad del mismo implica que se debe reconocer su existencia.
Descubrir es un arte, es el arte de esperar que las cosas sucedan, de arriesgarse y conocer a la verdad y la locura, esperar que el tiempo se detenga... pero lo fácil es domesticar a los demás y solo querer la suavidad de emociones, sin dolor, sin lentitud. Frente a la metáfora, solo hay percepción".
“La
velocidad ha destruido la posibilidad de darle sentido coherente y unitario a
nuestras vidas, las transformaciones son tantas que el pasado se vuelve inútil;
la vejez ya no es sabiduría, es un lastre.” (Luciano Concheiro).

Dios, apenas releo el título y me entran ganas de esconderme bajo una roca para protegerme de las tormentas de arena.
Aunque sí, a pesar de que no haya contenido de pan fresco, Alter Ego sigue aquí, para lo que necesiten. Sigo "trabajando" en algunas cosillas que por un juramento que hice en Hogwarts no puedo decir pero ya verán. Aún hay muchas cosas por hacer. MUCHAS.
En cuanto a este análisis, no hay mucho que contar, más que me ha costado una barbaridad centrar las ideas que se escaparon al leer un libro de 172 páginas que me devoré en la sala de espera del médico de mi dragón verde, y mirad la chapuza que ha quedado... Pero bueno, espero que estén pasando una feliz semana, y si no ¿cómo es posible? Es invierno, la mejor época del año para estar gordo y feliz.
¡Es increíble que cuando Chuck Norris me da vacaciones, tenga menos ideas! Ya veré que hago.
Atentamente @SofiaLuCa18
P.D: Si conocen algún libro, serie o manga divertido o que quieran que analice y me odien por ello, le mandan carta al pájaro azul o le dicen por aquí a Alter Ego por favor, absténganse de recomendarme escritos editados por Anagrama, que empastan los libros como si tuvieran dos manos izquierdas y no fueran zurdos.
Ahora sí, hasta luego.
Bibliografía: Luciano Concheiro. (2016). Filosofía práctica del Instante. En Contra el tiempo(172). México: Anagrama.
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