¡He vuelto mis queridas lechuzas! Sí, el blog aún no recupera su naturaleza semanal, quizás no lo haga pronto, pero de que ya no se quedarán solos, no se quedan. Quizás esto no les interese mucho así que pueden saltárselo si gustan y leer el "cuasi-ensayo" que le he dedicado a esta novela corta que pronto va a convertirse de mis favoritas y, en mi opinión, de las mejores historias female gaze que hay; me demoré un poco en publicar porque durante las próximas semanas mi vida dará un cambio radical, un nuevo trabajo, otros ritmos y relaciones familiares tensas pero nunca, NUNCA, van a faltar los libros y mis cuentos. Solo sean pacientes conmigo y ténganme piedad. Ahora sí, es hora de hablar con la pared de mis delirios mitológicos.
Cuando una historia “female gaze” se hace bien
Los que leyeron la Odisea, sabrán que el personaje de Penélope
no es el único personaje femenino, no obstante, es la más destacada; dando como
resultado que, en múltiples análisis de la obra griega, su personaje fue reducido
a simplemente ser el “emblema” de la fidelidad y abnegación femenina por
excelencia. Aunque, si nos lo ponemos a pensar con objetividad, Penélope, en
realidad, era el personaje femenino más autónomo del texto, junto a la bruja
Circe, (por lo cual es común que en el mundo del arte se les confunda).
Dado que, cuando Odiseo se marcha y le pide que cuide todo
el reino en su ausencia, no es delegar simplemente que el castillo no se caiga,
le otorga el poder del reino, volviéndose una regente activa; algo que sería inaudito
en el mundo real de la época. Sin embargo, lo “injusto” de la obra original es que
ella no aparece en los 24 cantos, sabiendo poco y nada de ella, a pesar de que
se le describe como una mujer muy audaz, sensata e inteligente; no obstante, en
la versión original, a pesar de ser todas esas cosas, no es capaz de reconocer
a su propio marido. Algo que en lo que a mí respecta me parece ridículo, pero
luego recuerdo que fue escrita bajo una mirada patriarcal y se me pasa, más o menos.
Cosa que la novela de Margaret Atwood corrige y recupera, pues
Penélope, en realidad, nunca fue la esposa suplicante y pasmada, era administradora, emprendedora, líder y gobernante; y no, esto no es una “pamplina feminista” como
dirán algunos de la Generación de Concreto, éste método narrativo ya existía y se
le conoce como “female gaze”. Es cuando en un relato se narra a los
personajes femeninos con arco narrativo propio, se les da tridimensionalidad y
rompe la hegemonía patriarcal; inclusive la forma de escribir a los personajes
masculinos cambia, colocando a ambos sexos en la misma posición de poder y
construcción de personaje, liberándolos de estereotipos tóxicos.
Volviendo con “Penélope y las doce criadas”, la autora
recurre al “female gaze” para darle un giro de visión a la obra
original. Conocemos a la fiel y discreta Penélope, pero también su lado práctico
y asusto y, al igual que Odiseo, no dudaba en recurrir al engaño, de ahí la
famosa trampa del sudario tejido, ¿no? Por algo en inglés, la novela de Atwood se llama “The Penelopiad”
(traducido sería como, Penelopiada = El viaje épico de Penélope). Pero, con esto del “female gaze”, Atwood hace hincapié en los personajes de las criadas,
las aliadas de Penélope. La autora, a través de Penélope, les da un nombre y
rostro, a su vez que da la verdadera razón por la cual fueron horriblemente
ahorcadas de manera injusta, por lo que el nombre en español me parece igual de adecuado.
“Pero siempre he sido una
mujer decidida. Paciente decían. Me gusta ver las cosas acabadas.”
Ésta novela fue publicada en 2005, formaba parte de la
serie Canongate Books, una serie de libros donde muchos escritores
contemporáneos reescribían mitos de la Antigüedad de todo el mundo. Y “Penélope
y las 12 criadas” de Margaret Atwood reescribe la Odisea, de la mitología
griega. Posteriormente, se lanzaría como novela individual.
“Penélope revive desde el Hades
los eventos de la Odisea que ya conocemos, conociendo más sobre su pasado, la
relación con sus padres, su prima Helena de Troya, su hijo Telémaco y sus amigas,
las criadas, de quienes también darán expresaran su forma de ver los hechos a
través de cantos y obras; así mismo, que ella aclarará todas las incongruencias
que existen en el relato contado por su esposo, Odiseo.”
La visión de una heroína póstuma
La forma básica de explicar la obra sería simplemente
decir, es la Odisea pero contada tras bambalinas por Penélope y me
parece una sinopsis muy injusta. En cambio, es una novela corta que cuenta una
historia desde varias perspectivas, a través de un género discursivo donde se
reflexiona sobre la doble moral a los sexos, clases sociales y la justicia; por
lo tanto, no hay que confundir erróneamente una historia con giro de
visión con una historia con cambio de narrador. Aclaro, un
método no es mejor que otro, al final son diferentes formas de contar las
historias pero es importante conocer la diferencia.
En el caso del primero, tomará un relato, mito, cuento o
historia ya conocida pero le dará un cambio de perspectiva y narración (no
necesariamente cambio de narrador, puede ser simplemente del estilo y
argumento), es decir, respetará elementos de la historia original pero la exploraremos
desde un nuevo punto de vista, tendrá otros elementos agregados y tiene un
objetivo claro, cambiar la intención y significado de la historia original, un buen
ejemplo sería el cuento “La casa de Asterión”. Mientras que, en el segundo caso, igual puede tomar
cualquier historia conocida y aquí, específicamente, el narrador será
diferente, éste cambiará elementos de la historia original y agregará otros
pero su objetivo no es cambiar la intención de la original, solo contar la
misma historia pero a través de otro narrador, un caso popular sería la novela
de “Ophelia”.
La historia como tal, tiene dos narradores, la principal es
Penélope, quien nos habla desde el Hades, lo que le da una naturaleza un poco
más omnipresente de los hechos del pasado y presente de la historia; ella nos
explica todos sobre la mitología y genealogía de los dioses, semidioses, y la
de su propia familia, un aspecto poco conocido por muchos por ser considerado “poco
importante”, también exploramos sus análisis de las emociones de otros,
exploramos todos sus pensamientos y juicios así como sus anticipaciones.
Gracias a sus confesiones nos damos cuenta de todos sus actos heroicos poco
reconocidos, los cuales realizó sin ninguna ayuda divina, a diferencia de su
marido, eso sí, tiene la honestidad de revelarnos sus errores y sus prejuicios,
lo que la hace una narradora completa y acorde al estilo mitológico.
“No le
hice saber que lo había reconocido, porque lo habría puesto en peligro. Además,
si un hombre se enorgullece de su habilidad para disfrazarse, es una tontería
que su esposa le haga saber que lo ha reconocido: siempre es una imprudencia
interponerse entre un hombre y el reflejo de su propia inteligencia.”
- ¿Eso quiere decir que Penélope es una narradora
extradiegética, o sea, fuera de la historia? Pues nos está contando todo muerta.
- No lo creo. La consideraría autodiegética, al fin y al
cabo, nos cuenta su historia en primera persona, de manera lineal y cronológica, incluso se dirige a
uno o varios personajes a la vez de forma directa, inclusive rompiendo la
cuarta pared con los lectores; esto con el fin de ayudarnos a entender más el mundo
antiguo y el gran conocimiento que Penélope tenía de la realidad.
Las segundas narradoras serían Las Criadas, quienes, en
forma de interludios que hacen honor a las tragedias griegas y óperas cuentan a
través de baladas, cantos y burlas su forma de ver las cosas, su relación con
Penélope, sus dolores y su deseo de justicia por su cruel final. Al final,
cuando se convierten en lechuzas, igualmente siguen siendo intradiegéticas, porque,
a pesar de encarnarse en “mensajeras” de la justicia y la noche, siguen dentro
de la historia.
“No sabíamos, mientras
jugábamos con él en la playa
de nuestra rocosa isla, cerca del puerto,
que apenas alcanzada la adolescencia nos iba a matar a sangre fría.
De haberlo sabido, ¿lo habríamos ahogado entonces?”
de nuestra rocosa isla, cerca del puerto,
que apenas alcanzada la adolescencia nos iba a matar a sangre fría.
De haberlo sabido, ¿lo habríamos ahogado entonces?”
(Fragmento del Coro: El nacimiento
de Telémaco; idilio)
Psicología de personajes
No te dejes engañar por sus 200 páginas, pues, aunque sea una
novela corta, en ningún momento la autora descuida la psicología de los
personajes, es más, creo que es uno de sus puntos más fuertes. Hay más personajes secundario y ambientales pero sólo me
enfocaré en los más relevantes.
- Penélope; una mujer que tiene mucha valentía para enfrentar a los hombres y romper tradiciones, como lo vemos con su padre, suegro y, por supuesto, los pretendientes que quieren usurparle el trono. Aunque no dan rasgos específicos sobre su apariencia, se nos deja en claro que era de una belleza natural y que a ella le interesa más cultivar su mente y vivir a su ritmo, que poseer dones más superficiales. Eso no quita que se sienta acomplejada al ser constantemente comparada con su prima Helena, cuya relación es como el agua y el aceite. Al ser Penélope hija de una náyade, tiene rasgos semidivinos, una gran conexión con el agua y una forma hosca de pensar.
- Helena de Troya; aquí conocemos otro lado de Helena, en lugar del arquetipo inocente e idealizado que se la ha atribuido, Penélope nos muestra una Helena más frívola, una chica que se cree femme fatale al creer que tiene más valor que las demás mujeres al presumir todos los hombres que murieron por ella y que aún muertos la siguen, que está cómoda con el sistema patriarcal dado que a ella le da beneficios. Desde la perspectiva de Penélope, ella tiene la culpa por arruinar su vida, pues Odiseo tuvo que abandonarla para combatir en una guerra que Helena provocó y que poco tenía que ver Odiseo con ella. Al final, Penélope elige castigar a Helena con corregir documentos y mostrarla como la vanidosa que era.
-
Odiseo; el protagonista ausente, un
hombre caradura que siente respeto por Penélope y desarrolla profundos sentimientos
por ella y viceversa; aunque a veces es comprensivo y listo, en ocasiones es el
típico macho monarca griego de la época, dada a su personalidad mañosa, suele justificar
sus errores y acciones a través de lo que la sociedad patriarcal permitía,
saliéndose con la suya muchas veces. Podríamos decir que es demasiado
inteligente y confiado para su propio bien. Razones por las cuales Penélope tiene sus reservas sobre su fidelidad hacia ella y la veracidad de muchas de sus mitológicas aventuras.
- Las criadas; de hecho, a la única de la cual conocemos su nombre es Melanio “la de hermosas mejillas”, ella es su representante al ser la más cercana a Penélope, quien la quiere como una hija. “Solo una cara para las doce”.; en su caso, son la representación de la sororidad, denuncian, arman el tribunal e invocan a las Erininas, volviéndose la justicia poética de Odiseo, pues en vida no tenían las mismas libertades que Penélope debido a su posición social; al morir se convierten en lechuzas, simbolizando que la justicia muchas veces es desigual, pues se ejerce por quien tiene el poder pada decir quién debe ser castigado; en este caso, la sociedad machista y autoritaria. “Considérennos puro símbolo, no somos más reales que el dinero.”
Vamos con los secundarios:
- Telémaco, el hijo rebelde de Penélope, un joven angustiado por la situación de su madre y reino, también es imprudente, pues busca seguir ciegamente la figura de su padre, convertirse en “un verdadero hombre” que no debe dejarse “domar” por su madre; sin embargo, tienen una gran comunicación madre e hijo, lo que los hace un par fuerte al buscar sobrevivir a su situación actual.
- Anticlea y Euriclea; la madre de Odiseo y la nodriza de éste respectivamente, ambas son la representación de la mujer sumisa, abnegada y tradicional ideal de la época. Ambas no querían mucho a Penélope cuando llegó, pues la consideraban poca cosa por tener “mala cara” y poco adecuada para su nuevo rol. Sin embargo, cuando Odiseo la asigna como reina regente, Anticlea simplemente se aleja de ella, sintiéndose innecesaria, en cambio Euriclea, poco a poco empieza a respetar a Penélope, aunque en ocasiones es muy condescendiente. Su relación con Penélope se termina rompiendo cuando Euriclea le revela a Odiseo que las criadas fueron violentadas por los pretendientes “sin su permiso” y que debían ser asesinadas, durmiendo a Penélope con una pócima para que así no pueda interferir. Siendo una cómplice del sistema patriarcal, para así no perder la aprobación de los hombres y poder ser la nodriza modelo que se espera de ella.
- Ícaro de Esparta y Peribea; los padres de Penélope, los típicos padres ausentes, el primero solo le agarró cariño cuando no pudo matarla ahogándola, desafiando la visión de un oráculo local y su madre, una náyade, era desatendida y negligente, sólo dándole consejos ambiguos de vez en cuando, pero que, en el futuro, le servirían de utilidad: “No lo olvides, hija mía. Recuerda que eres mitad agua. Si no puedes atravesar un obstáculo, rodéalo. Es lo que hace el agua.”
Espacio Textual + Espacio Ficcional = Tragicomedia griega
Por si no lo sabían, una narración tiene dos espacios, el
textual y ficcional; esto lo aclaro para que una vez lean la novela, no se
confundan cuando vean su formato tan distinto a otras novelas casuales. El primero,
como bien dice su nombre, es la forma del texto; en el caso de “Penélope y las
dice criadas”, está dividida por 29 capítulos, contiene un índice, una
introducción, notas de la autora y agradecimientos. A parte, su estructura respeta
la esencia del teatro griego, en la cual hay narradores que se alternan:
Penélope, la narradora principal usa una prosa sencilla y de carácter desalineado, y
Las criadas, a modo de coros con una canción de saltar la cuerda, un lamento,
un idilio, una balada, una conferencia, un juicio y una canción de amor.
El segundo, es el espacio donde ocurre la historia y se
divide en dos ramas, abierto y cerrado. Los espacios abiertos son los sitios
donde toman lugar los hechos, empezamos con una Penélope en el pleno siglo XXI
viviendo en el Hades; entonces, al viajar a su pasado, con el contexto de la
Odisea, sabemos que ocurre en el mundo Antiguo, especialmente en el reino de
Esparta, donde transcurre la infancia y adolescencia de Penélope e Ítaca, su
etapa de la adultez y la llegada de las criadas. Ahora, los cerrados son esos
lugares simples pero no menos importantes; tales como el castillo donde
Penélope pasará gran parte de su vida, la habitación de Penélope y Odiseo, la
torre con la famosa mortaja sin terminar, los jardines de peras donde el suegro
de Penélope tiene su vida de ermitaño, la playa donde jugaban las criadas o la
obra de teatro donde ellas haces sus actuaciones.
Con estos elementos, sumados al humor irónico y sutil con
los cuales la autora construye a Penélope, compara sucesos del pasado con lo
que ya la Penélope del presente conoce en la actualidad sobre los mitos y
reflexiona sobre su condición de ficción; siendo, en realidad, una obra metaficcional
que, especialmente en sus últimos capítulos, al llegar al juicio grabado en
video de las criadas. Es por esta razón que entiendo que muchos confundan a “Penélope
y las doce criadas” como una novela paródica, pues utiliza el mito de Penélope
y la estrofa de Las doce criadas para tratas otras temáticas, como sería la
injusticia que sufren muchas mujeres al violentar sus derechos.
No obstante, por todo lo antes mencionado, me queda claro
que la novela no es un texto paródico, sino un giro de visión metaficcional; estamos
ante un trabajo literario cuya aventura épica no tiene a un héroe masculino,
sino a una mujer que controla su propia narración. Lo cual, considero que, en
vez de generar un rechazo por esto, realmente, estas “puntadas” (coloquialmente
hablando), ayuda a que los que no estén tan familiarizados con las
tragicomedias griegas la disfruten con humor y la sientan rápida de leer.
“JUEZ: ¿Qué está pasando
aquí? ¡Orden! ¡Orden! ¡Esto es un tribunal de justicia del siglo veintiuno!
¡Usted, baje del techo! ¡Deje de ladrar y silbar! ¡Señora, tápese el pecho y
guarde su lanza! ¿De dónde ha salido esa nube? ¿Dónde está la policía? ¿Dónde
está el acusado? ¿Adónde han ido todos?”
Una vuelta de tuerca al mundo antiguo
Cualquier episodio puede narrarse desde diversas perspectivas, (si se hace
bien, claro está) y “Penélope y las doce criadas” es una novela divertida,
reflexiva y para nada condescendiente; te invita a usar tu imaginación crítica
e ir más allá, sin duda alguna es una de las mejores obras de Margaret Atwood y
que debería ser más valorada y conocida no solo en el ámbito de la literatura de
género, sino en la literatura y ensayística en general.
“Veo que el mundo sigue
igual de peligroso que en mi época, sólo que ha aumentado la magnitud de la desgracia
y el sufrimiento. Respecto a la naturaleza humana, es más patética que nunca.”
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
¡Ay, brujillizos! Pues que me ha encantado, por si no había quedado obvio. Es de las pocas novelas que podría considerar casi perfectas y me gustó infinitamente más que El cuento de la criada o Alias Grace, pero en fin, en gustos se rompen géneros, como bien dicen por ahí. Confieso que desde la polémica saga de Percy Jackson no tocaba nada de la mitología griega, supongo que esas novelas me traumaron lo suficiente como para alejarme del género. Sin embargo, doy gracias a esta novela por volver a explorar unos de mis mundos mitológicos favoritos, tengo pensado volver a retomarlo, quizás con "Circe" de Madeline Miller o "Medusa" de Jessie Burton o quizás...
- ¿Podrías leer entonces "La hija de Penélope" de Laurel Corona?
- No.
- Pero es un "autoinsert" súper interesante que...
- No, ese libro no existe.
- Aunque a Penélope la ponen como una...
- ¡He dicho que no existe!
Más caos mitológico con nuestro querido mensajero hermérico, @SofiaLuCa18
Referencias bibliográficas
- Álvarez Arias, B. (2015). Penélope y las doce criadas. Memorias póstumas de una paciente tejedora. Margaret Atwood – NoSoloTécnica. blogs.upm.es; No Solo Técnica. https://blogs.upm.es/nosolotecnica/2015/08/13/penelope-y-las-doce-criadas-margaret-atwood/
- Atwood, M. (2018). The Penelopiad (2nd ed., pp. 1–216). Canongate. (Trabajo originalmente publicado en 2005).
- Barbero, G. (2021, Octubre 4). Penélope, la mujer ignorada de la Odisea que podría haber sido su protagonista. www.elespanol.com; El Español. https://www.elespanol.com/mujer/actualidad/20211004/penelope-mujer-ignorada-odisea-podria-protagonista/616189135_0.html
- Meglioli, B. (2022, Abril 4). Penélope y las doce criadas. feminacida.com.ar; Feminacida. https://feminacida.com.ar/penelope-y-las-doce-criadas/
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