Se acercan las navidades y solo puedo pensar en montar a mi pegaso junto un poco de mi elixir de la vida llamada nutella e irme muy muy lejos pero no los dejaré sin nada estas semanas, se lo merecen por ser tan buenos lectores y magníficas personas.
Dejando el sentimentalismo, les traigo esto para reflexionar otro poco porque en estos momentos se necesita mucha inteligencia, recuerden que: pendejo no lleva tilde pero se acentúa con el paso de los años.
Ahora sí, comencemos.
Gracias a la cultura es como podemos generar una forma de ver la existencia y darle significado a las cosas y poder ver lo sagrado, y es por la multiculturalidad lo que lleva a que existan muchas formas de ver la existencia y valorar lo sagrado. Pero el elemento base para todo esto es la espiritualidad, la cual no necesariamente está ligada a una religión, pues puedes vivir sin una religión pero no sin espiritualidad. La cultura suele ser el recipiente para poder “trabajar” nuestra espiritualidad (la forma de vernos en el interior y plasmarla en el mundo), al mismo tiempo que dirige nuestra ética, es así que suele confundirse el término de lo sagrado, pues lo sagrado depende de cada cultura y de los valores universales y/o individuales.
Dejando el sentimentalismo, les traigo esto para reflexionar otro poco porque en estos momentos se necesita mucha inteligencia, recuerden que: pendejo no lleva tilde pero se acentúa con el paso de los años.
Ahora sí, comencemos.
Gracias a la cultura es como podemos generar una forma de ver la existencia y darle significado a las cosas y poder ver lo sagrado, y es por la multiculturalidad lo que lleva a que existan muchas formas de ver la existencia y valorar lo sagrado. Pero el elemento base para todo esto es la espiritualidad, la cual no necesariamente está ligada a una religión, pues puedes vivir sin una religión pero no sin espiritualidad. La cultura suele ser el recipiente para poder “trabajar” nuestra espiritualidad (la forma de vernos en el interior y plasmarla en el mundo), al mismo tiempo que dirige nuestra ética, es así que suele confundirse el término de lo sagrado, pues lo sagrado depende de cada cultura y de los valores universales y/o individuales.
Tenemos una necesidad
explicativa de lo que existe y deja de existir. Nos preguntamos el qué de las
cosas, qué son los seres y cómo percibimos su existencia, qué es cada cosa, en
qué consisten y en qué nos parecemos y diferenciamos entre nosotros y todo lo
demás que nos rodea en el mundo. Estas preguntas surgen en nuestra cabeza
porque somos conscientes de nuestro carácter limitado (que tenemos un inicio y
un final, con límites). Podemos tratar de percibir los hechos y su relación;
somos seres conectados de diferentes maneras a otros seres y a las cosas, ya
que, los sucesos son eso mismo en movimiento e interaccionado.
Es innato ese deseo de dejar una huella en el mundo, lo que lleva a que constantemente deseemos intervenir en el mundo y el mundo siempre intervendrá en nosotros. Todos tenemos una identidad individual que se crea de manera personal, sin embargo, múltiples factores tienen influencia en ese proceso, tanto que pueden llegar a modificar nuestra persona, comportamiento, valores y ética.
Cuando tenemos presente nuestra existencia, lo sagrado nos ayuda a posicionarnos frente a lo que debe ser el orden de las cosas y que no puede ser de otra manera.
Pues, para entender lo
sagrado, no hace falta una lógica puramente racional (es ahí donde aparece esa
delgada línea con lo espiritual y la religión). Así como lo sagrado promueve valores como la
sabiduría, su antivalor sería el totalitarismo.
El interés y el estudio de
lo sagrado comienzan, precisamente, ante la dificultad de explicar la
posibilidad misma de un universo, que se caracteriza por la vida que alberga y
por su composición de seres, cada uno de los cuales es algo en sí mismo. En ese
campo que excede a lo natural, encontramos la ética, la epistemología, el arte,
la estética, y unos cuantos territorios más, como el referido a lo sagrado.
Cuando tenemos un
acercamiento con nosotros mismos, dando sentido a nuestra existencia, el mundo
adquiere sentido. De ese modo, se forma un orden de valores que rigen nuestro
comportamiento ético y nos direccionan. He ahí el gran debate entre la ciencia
y lo espiritual, pero la verdad es que necesitamos de ambas, pues la
espiritualidad puede responder lo que la ciencia no y viceversa.
El camino humano, al fin y al cabo, es cual en el que tendremos que afrontar de que hay cosas a las que tal vez nunca encontraremos una respuesta con solo preguntar “la pregunta correcta”. Hay que vivir nuestra existencia; tenemos que sentirnos interpelados e ir creciendo más allá de nosotros, cambiando nosotros mismos. Habrá respuestas, aparentemente, sin sentido (aquellas con las que aún no podemos comprender), otras de sentido inminente (las que son inevitables obtener) y algunas trascendentales (que marcan un antes y un después en nuestra conciencia); y todas estas repercuten en nuestra conciencia y, por ende, nuestra existencia y forma de ver la vida y el mundo.
La existencia y lo sagrado
(en relación con la espiritualidad), nos vuelven más humanos. Después de todo,
ambos son los elementos para ese camino que nos permitirá encontrarnos.
@SofiaLuCa18
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