Ahora regresa una reseña larga, hablemos de otros temas reflexivos y ya veremos que ocurre. Solo aviso de antemano que no me hago responsable de los cerebros que posiblemente exploten después de leer esto, y no necesariamente porque esta lectura sea megamente reveladora si no por causas completamente desconocidas que pueden derivar de ser expuestos a semejante huevo revuelto.
Sigamos mientras.
Primero que todo, la libertas está ligada a nuestra voluntad, nuestra capacidad de conciencia como humanos y, por ende, nuestra capacidad de elegir por nosotros mismos sobre nosotros mismos; es uno de los valores más importante, si es que no el más importante, que tenemos como seres vivos y que nos define como personas, pues la libertad nos hace dueños de nuestros actos.
“Llamamos libre a aquel que es para sí mismo y no para otro” Aristóteles.
Muchos también denominan a la libertad como la “autodeterminación” que generamos a través de nuestras conciencias como seres individuales y actuamos ante el bienestar colectivo. Esto significa que somos capaces de actuar conforme a nuestros principios, valores y moral, todo por elección personal; eso significa que la esencia de la libertad es la vivencia individual y con los demás.
Entonces, ¿qué está pasando ahora con la libertad en estos tiempos de pandemia?
El filósofo Byung-Chul Han ha comentado al respecto, especialmente con lo que nos depara en el futuro gracias al COVID-19.
En lo que argumenta el filósofo surcoreano, estoy de acuerdo en que la pandemia no es en esencia un problema meramente médico, también lo es a nivel social, pues demuestra que tan hipócrita puede ser la gente y el clasismo en todo el planeta, siendo la clase trabajadora y de bajos recursos los que tienen que salir a trabajar y arriesgarse a morir por el virus, mientras que, a pesar de que hay gente de clases privilegiadas que se contagian y mueren por el virus, éstas personas tienen los recursos para aislarse de manera cómoda, segura e incluso pagar los costos cuidados para sobrellevar el virus en un hospital que tenga los medios para atender a la gente. Como consecuencia del confinamiento también se dejó entre ver que no todos pueden tener Home Office y que también se dejó ver el machismo y violencia de género doméstica en muchos hogares del país y del mundo.
La situación del Covid-19 también demostró que el ser humano puede ser muy cruel, y quienes no lo creían o preferían ser ignorantes al respecto, ahora lo viven en carne propia. Desde robos, discriminación racial, clasismo, abuso de poder y demás.
“La Covid-19 muestra que vivimos en una sociedad de dos clases.” (Byung-Chul Han, 2020).
El virus ha reflejado el tipo de sociedad en el que vivíamos, una donde en realidad el miedo a la muerte nunca se fue; la medicina y la industria estética han mejorado sus esfuerzos para prolongar la vida y la juventud; y concuerdo con el filósofo que el hecho de querer negar la muerte es lo que mueve a una sociedad que no viva realmente, si no que todo se vea como una supervivencia. Eso no significa que hay que dejarse morir o dejar morir, lo que realmente se debería de hacer es vivir sin miedo a envejecer y morir, cuidando la vida de todos, porque la muerte no es democrática, mata y hace sufrir a todos por igual.
Byung-Chul Han dice: “La pandemia vuelve a hacer visible la muerte, que habíamos suprimido y subcontratado cuidadosamente. La presencia de la muerte en los medios de comunicación está poniendo nerviosa a la gente. La histeria de la supervivencia hace que la sociedad sea tan inhumana.” (2020).
Además, creo que la situación de la pandemia también le recordó a las personas que en realidad no somos todo-poderosos; no podemos controlar la vida natural ni a la naturaleza y que todo lo que hacemos, se nos regresa con la misma intensidad o mayor en sentido contrario, hacia nosotros. Karma o Tercera Ley de Newton, como quieran llamarlo. La violencia que el humano ha ejercido contra la naturaleza, se le devuelve con mayor fuerza y los virus y gérmenes (los tipos de vida más simples y antiguos que han existido en nuestro planeta) recuerdan que ellos son la base de la vida evolutiva, la misma base que nos ha colocado en donde estamos ahora.
Ya que, si recordamos el origen de este coronavirus, empezó en un mercado negro de Wuhan, China donde se venden especies salvajes y domésticas con fines culinarios, cosméticos, estética y adquisitivos; siendo que estos espacios no cumplían con las reglas de higiene y control, lo que generó el brote del virus. Todo porque la gente rica de Asia y otras partes del mundo compran estas especies, siendo el motivo por el que el gobierno chino no ha querido eliminar este tipo de mercados y el gobierno chino tampoco ha hecho esfuerzos con proteger a las especies animales ni el medio ambiente.
¿Esto que tiene que ver con la libertad? En relación con lo primero, nos recuerda que no somos libres de las consecuencias de nuestros actos, nadie “se sale con la suya” realmente, la naturaleza nos dio la vida y también puede arrebatárnosla, la naturaleza es sabia y sabe como hacer las cosas para mantener el equilibrio y es que, en realidad, de lo único que no somos libres somos de la muerte. Y ahora, en el caso de la espiritualidad y cómo vivimos ahora la comunidad. Byung-Chul Han también ha comentado al respecto. Él argumenta que la comunidad está desapareciendo y que la hipercomunicación, consecuencia de la digitalización y que ha aumentado más por esta situación de pandemia, ha generado una interconexión que ha traído más consecuencias negativas de las que se pensaba. En ese aspecto también entran las redes sociales, quienes no hacen más que alimentar el propio ego y la situación de aislamiento no lo mejora.
El internet nos abrió las puertas para abrir libremente nuestras opiniones, expresar nuestras necesidades, deseos o preferencias, incluso mostrar nuestra vida privada; cada uno se produce y representa a sí mismo, llegando al punto de la adoración del yo casi a niveles de culto.
“Por eso digo que los rituales producen una comunidad sin comunicación. En cambio, hoy prevalece la comunicación sin comunidad. Cada vez celebramos menos fiestas comunitarias. Cada uno se celebra solo a sí mismo. Nuestras sociedad se empezó a sostener con la orientación de satisfacer nuestros propios deseos. Solo la sociedad de consumo se orienta a la satisfacción de deseos.”
Creo que sí hemos olvidado que la comunidad es fuente de la felicidad y que la libertad también la definimos desde nuestro punto de vista; ser libre es estar en una relación plena con uno mismo, los demás y el entorno, por lo que debemos aprender a recuperar nuestra espiritualidad a través de la introspección y la convivencia más allá de los meros estímulos espontáneos y sin profundidad, verdadero impacto y efímeros, pues este vacío espiritual es lo que lleva a que se active a la hipercomunicación digital y el consumismo. Hay que recordar que la comunidad no excluye al de afuera, una comunidad sana siempre es hospitalaria e incluyente, recordando siempre su esencia.
“Hoy en día todo se ha convertido en una cuestión de rendimiento y producción. No solo en la guerra, sino también en el amor y la sexualidad.” (Byung-Chul Han, 2020).
Es más que claro que el coronavirus ha afectado los rituales de vivir en comunidad como el darse la mano o eliminar cualquier proximidad física. Porque, aunque estemos conectados de manera digital, no hay ninguna experiencia comunitaria de verdad, incluso las familias que tienen que estar confinadas, han optado por esto porque no saben cómo interactuar en familia, lo que provoca que se agrave la soledad, el aislamiento y la depresión, que de un modo u otro, han predominando en nuestra sociedad. Y eso es a lo que se refiere la gente cuando habla sobre la Nueva Normalidad, de que al terminar el aislamiento y algunas restricciones cambien, se replanteará y descubrirán los ritos de comunidad, la forma en la que se dividen las clases sociales y el modo en que se trata a la naturaleza. Pues, si algo es seguro, es que las consecuencias del cambio climático serán más severas que las que la pandemia ha dejado, y si este golpe que nos ha dado el coronavirus no genera un impacto de conciencia social y ambiental, quién sabe que lo hará.
El mundo es más complejo de lo que pensábamos y de lo que una vez fue.
En relación con la película Into the Wild (Hacia rutas salvajes, 2008), la película nos cuenta una historia real que nos hace reflexionar que en la sociedad actual, debemos encontrarnos a uno mismo y eliminar nuestras máscaras, las apariencias y esa necesidad de ser otro para poder vivir en sociedad. Y es el reflejo que los padres del protagonista transmiten, una vida teñida de mentiras y secretos de la que Christopher, el protagonista, decide huir.
Una de las frases que más me gustaron de la película fueron unas que podrían relacionarse con la misma filosofía de Nietzche:
“A veces la gente no quiere escuchar la verdad porque no quiere que sus ilusiones se vean destruidas. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo. Para crecer fuerte, primero se deben hundir las raíces en la nada, aprender a enfrentarte a la soledad más solitaria, debes estar dispuesto a quemarte con tu propia llama.”
La historia de Christopher nos enseña que siempre hay caminos para cuestionar nuestra realidad y estilo de vida, y que estos caminos en realidad pueden ayudarnos a devolverle el sentido a las cosas y encontrar la libertad espiritual, más allá del materialismo y la opresión. Y la película tiene un final digno, el haber tenido una vida llena de sí misma, y habiendo logrado ver la luz y saber quién es: Christopher Johnson McCandless, su verdadero nombre. Quizá la más relevante de las reflexiones después de todo ello, es que al borde de la muerte, se de cuenta de que: La felicidad sólo es real cuando se comparte.
Como conclusión ante todo esto, el ser humano debe recuperar su libertad, encontrarse a sí mismo así como lo hizo Christopher; así también prepararse mejor porque como Christopher le faltó preparación al llegar a Alaska y no comerse las moras que lo envenenaron, como cuando rompieron la cuarentena en España se volvió a las tiendas de marca a comprar, lo mismo en Francia, China, e incluso La Gran Muralla otra vez estaba atascada y sin restricciones. Nosotros debemos asegurarnos de que hagamos bien nuestro trabajo de profundización interior, de volver a escoger bien nuestros valores, dándole prioridad al contacto con nosotros mismos, a la tolerancia y convivencia armónica entre nosotros, a unir nuestro bien personal con el bien común, a reposicionar nuestras acciones como seres humanos, respecto al uso de los recursos naturales en nuestra relación con la tierra, que sea de más respeto y armonía.
Así es... una reflexión cortita y una despedida cortita.
Sigo con mis prácticas y jamás creí que amaría tanto el Cntrl+C y el Cntrl+V.
Gracias Larry' Tesler.
Gracias brujillizos.
@SofiaLuCa18
Referencias bibliográficas
Libre, Diario. “Byung-Chul Han: Viviremos Como En Un Estado de Guerra Permanente.” Www.Diariolibre.Com, Diario Libre, publicado el 12 de mayo del 2020, disponible en: https://m.diariolibre.com/actualidad/internacional/byung-chul-han-viviremos-como-en-un-estado-de-guerra-permanente-FH18790454 . Consultado: 18 de mayo del 2020.
Martínez G., Diego José. La Libertad, Seminario de Transformación Social. Universidad La Salle Pachuca, 18 de mayo del 2020, Presentación PowerPoint. Consultado: 18 de mayo del 2020.
pearlyadira85. “Into the Wild - Trailer.” YouTube, publicado el 22 de junio del 2007, disponible en: www.youtube.com/watch?v=2LAuzT_x8Ek . Consultado: 18 de mayo de 2020.
Rendueles, César. “Byung-Chul Han: ‘El Dataísmo Es Una Forma Pornográfica de Conocimiento Que Anula El Pensamiento.’” El País, publicado el 17 de mayo del 2020, disponible en: https://elpais.com/cultura/2020/05/15/babelia/1589532672_574169.html . Consultado: 18 de mayo de 2020.
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