Opinión destripada sobre calidad de los libros juveniles; mi visión objetiva no científica

Ahora sí que las fiestas me han dejado muy, pero que muy destrozada. Literalmente el día de ayer se me apagó el cerebro, no solo mi batería social se terminó, no podía tener los ojos abiertos gente, así de mal estaba. Sin duda los juegos sociales no son lo mío. Y para variar me quiso dar gripa porque a mi familia le da por no cuidarse y pues bueno, aquí ando, con cubrebocas y gatos en las piernas. La vida es buena, pero podría ser mejor, como dicen por ahí. Éste era el tema polémico que les había dicho que quería sacar pero ahora si que los días se me iban como arena en los dedos, ni siquiera he podido escribir y eso si me tiene muy cabreada. Ya que… estoy aquí y el especial navideño lo tienen entre hoy y mañana. Lo juro por la garrita, ahora sí, saquen sus escudos, sus lanzas y sus cascos porque la batalla campal empieza.
Seamos realistas TODOS, por un segundo aquí. Obviamente, no soy la primera persona que dice esto. Yo creo que desde que se publicó ACOTAR y La Cuarta Ala, este tema ha salido en todos los foros de internet y en diferentes coloquios cada vez más y más. Pero, si uno se lo pone a pensar en serio, éste siempre ha sido un problema desde el auge de las redes sociales, especialmente TikTok, séase el tag "BookTok"; el formato de videos cortos como promoción de libros es algo muy difícil, ¿cómo vendes un libro con una buena descripción en menos de 5 o 10 segundos? Para los comunicólogos, periodistas y escritores, sabemos que las redes sociales, en su bondad de la inmediatez y de dar las cosas rápidas y concisas, también éste puede ser un gran defecto; dado que, esa brevedad y simplicidad se han instalado en el intelecto moderno de los lectores, especialmente de la chaviza más joven (rango de 10 a 18 años), por lo tanto, los libros son reducidos a un "set" de tropos (arquetipos como diría Jung) y que tanto "salseo" tienen, si acaso, un video de TikTok te dirá alguna frase que te enganche si tienes mucha suerte. 
 
Dando como resultando que los libros en cuestión no den lugar al razonamiento complejo y elaborado; este tipo de movimiento jibarizado de lectura y consumo ha creado una paradoja curiosa. Mientras que parecen existir más libros y el mundo literario parece expandirse, a su vez, se contrajo, siempre se ven publicitados y promovidos aquellas novelas fantasiosas que buscan más cumplir una lista de arquetipos y generar dopamina inmediata en la mente inquieta y con corta atención de sus lectores que por otra cosa.
Porque, ¿a quién le importa la trama? Ojo, la trama no es lo mismo que la historia. Aunque de igual modo, ¿para qué crear desarrollo de personajes o una construcción de mundo mínimamente decente? Si no es el arquetipo de "los que se odian se aman", clichés de cama y tiene un buen de salseo o escenas que harían a J. R. R. Martin parecer un autor de romance mormón, entonces es un libro lento, aburrido y sin nada interesante.
 
Lo que lleva tanto a las editoriales, autores y consumidores a demandar libros y secuelas cada vez más rápido, con velocidad y ese deseo latente de nunca estar satisfechos, estamos saturados de lo mismo, de libros que te les en un día pero no te cambian al terminar de leer, entras y sales sin haber absorbido realmente nada valioso, por eso no te quedas satisfecho, quieres seguir consumiendo. Por eso las editoriales y los meta-lectores presionan a sus escritores de publicar tan pronto sea posible para que aún genere beneficios y ganancias, si no te mueves con el tren, te quedas atrás. Dando como resultado, que múltiples redactores no tengan el tiempo o los años suficientes para entregar un trabajo de calidad, pues las fechas límites se comprimen, lo que compromete la calidad.
 
Así que, el verdadero problema, en estos tiempos hipermodernos, o como algunos filósofos llaman "Postverdad", donde solo importa la cantidad, las emociones que ponemos, no la verdad o las evidencias; lo que genera lectores ansiosos, con poca facilidad de tolerar, se vuelven de atenciones fragmentadas; a parte, dentro de esto, claramente, entra el sobreconsumismo, el cual sin duda ha aumentado con las redes sociales, eso lo podemos notar desde que ahora en las portadas de los libros de ponen impresa la etiqueta "el fenómeno de TikTok", "la famosa lectura de Wattpad", "la ganadora de los premios WebToon". Por ejemplo, hace poco leí que hay personas que leen más de 200 libros en un año. ¡¿Pero que ha pasao?! ¿Cómo es tan siquiera eso posible? ¿Y saben qué es lo peor? Que muchos de estos lectores juzgan a otros por no llegar a esas marcas, diciendo que no eres lo suficientemente lector, como si leer más libros y más rápido les diera más autoridad, cuando, si uno lo piensa detenidamente, y les pregunta a esas personas lo que absorbieron de esas lecturas, te dirán muy poco, con mucha suerte una sinopsis mayor a 8 renglones. Ni siquiera una cuartilla de resumen y opinión. Si no pueden recordar que desayunaron ese día o toda la información que estudiaron un día antes de su examen, ¿cómo esperan que crea que pueden digerir algo si básicamente estas leyendo un libro por día?
Lo que provoca, como es de esperar, que se genere una competencia mal encaminada de querer leer más y buscar desesperadamente horas para leer porque, si no es así, no eres lector, no te mereces llamar una persona lectora, prácticamente una deshonra. Leer a este paso conlleva a una altísima demanda por libros que uno pueda consumir a esa velocidad. Dando como resultado una actitud narcisista que, pudo ser alguna vez positiva al buscar el avance personal y el progreso propio, se han generado también posturas de intolerancia a quien piense diferente. No tienen idea la cantidad de gente que se enoja cuando otros no alaban sus libros "fast fashion", como podríamos llamarlos, si los criticas, te mandan a callar o te dicen que lo dejes en paz y disfrutar de sus cosas, que está bien, pero entonces ¿dónde está el debate, la diferencia de pensamiento o el pragmatismo? 
 
En redes sociales no hay, nada, no existe, incomoda, así que lo quieren fuera. Seguidamente, dentro de esta capacidad de consumo, entra los famosos "aesthetic", la estructura, las portadas, las apariencias, el lenguaje... Todo tiene que ser bello, simétrico, lo no perfecto, los retos y la ruptura se han dejado de lado por ser más complicados de digerir y, más tardados de elaborar y como a las redes sociales lo que les gusta es la inmediatez, estos elementos se desplazan, porque si hay algo que le aterra a la moda es el movimiento, el colapso, el cuestionamiento y la evolución. Si vende y se consume, ¿por qué arreglarlo?
 
Otro aspecto que mencionaré por encima, ya que lo he hablado en otros espacios, es el tema del salseo, en muchas obras juveniles, especialmente en la literatura en inglés, está éste auge del género "spicy" (picante) que prácticamente es porno. Y les diré porqué. Si buscas tan solo en Instagram ésta palabra, no solo te encontrarás con las filias que hasta Tumblr se ruborizaría, sino que los lectores, especialmente mujeres, expresan con orgullo y mucha honra que, empezaron con historias leves, luego con historias más sugerentes hasta llegar a lo "intenso" o "duro".
 
A ver, claramente eso dice a todas luces que hay una adicción aquí, que además va escalando. ¿Tan pocas actividades tienen en la vida que solo leyendo porno tienes dopamina? ¿No te apetece salir a correr? ¿Nadar? ¿Abrazar a un árbol? ¿Ir a terapia? Este tipo de consumo y venta en las lectoras jóvenes solo hace retroceder 40 años a las mujeres que han luchado por dejar huella en el mundo de la literatura. Esto, con todas las luces, es una consecuencia de la postmodernidad, donde se confunde fácilmente el narcisimos con el Erotismo, muchas lectoras señalan de conservadoras a las otras lectoras que no disfrutan de esto, sin embargo, lo que esas adictas al salseo confunden es que el prono está centrado en el YO, se busca domesticar al otro, solo atender únicamente lo individual, sin involucrarse con el otro, no hay responsabilidad, madurez, es egoísmo a secas. Mientras que el Erotismo busca el amor hacia el otro, buscar un complemento en ese alguien, se basa en la generosidad. Esa es la diferencia en novelas como Circe de Madeline Miller con cualquier chatarra que saca Sarah J. Mass. ¿Por qué creen que la gente recuerda a Circe y no a Feyre? ¿Por qué las mujeres adultas aman a Peeta de Stephanie Meller y no soportan a Rys de Mass?
 
La fantasía en la literatura nos hace más humanos, esa es su misión, no el de darnos valores preferenciales que nosotros elegimos en relación con nuestra individualidad; la fantasía la creamos para comprender la realidad, apreciar los valores de la libertad y de la vida, los jóvenes deben saber eso, los más peques se merecen eso. Dentro de esta misma línea, muchos usuarios de redes sociales, tales como Instagram o Twittter han comenzado a notar esto, al menos con los que me he topado; señalan como la publicación de los libros actualmente ya es comparable con la ropa "fast fashion"; percatándose de las tramas repetitivas, topos narrativos que, aunque muchos de estos usuarios que he visto, reconocen que les gustan, al mismo tiempo expresan que se están explotando demasiado rápido y sin cuidado. Además de expresar inconformidad con el lenguaje, considerándolo promedio o menos que eso.
Así como ocurrió con el género western en el cine de la época dorada de Hollywood y de México, actualmente ocurre lo mismo con los superhéroes, y del mismo modo está ocurriendo con la literatura. Eso hace que los lectores modernos sean, por definición, un ser desilusionado y entregado al consumo instantáneo como búsqueda de placer y satisfacción; después de todo, las redes sociales son su principal fuente de transmisión de cultura, y estos medios, por su mera naturaleza no tienen un enfoque específico, por lo que deja el intelecto en segundo plano, priorizado en concentrar la atención; de hecho, también por eso es que muchas generaciones se han dejado manipular por la nostalgia, lo vemos con la innecesaria precuela Pájaros Cantores, sumada a la tendencia de humanizar y “perdonar” al villano, culpando a las víctimas. Hmm… Huele a psicología de violencia aquí… Quizás es mi imaginación… 
 En fin… ¿En qué estaba? ¡Ah, ya me acordé!  
 
El enfoque, las novelas juveniles que más te promueven las redes sociales se enfocan en el presente, lejos del cultivo intelectual o espiritual, no ir más allá del porno y del YO freudiano, porque como el otro no se deja domesticar a nuestros deseos, entonces lo consideran una pérdida de tiempo. Esto se debe a que muchos lectores y escritores jóvenes desconfían de la razón o el pensamiento, cuando toman decisiones creativas o de elección de lectura se predomina la emoción, (eso sí, lo que le conviene a uno, no hay emoción empática). 
 
Por esto mismo, es que muchos lectores físicos y digitales también se han quejado de que el marketing de muchos estos libros está cada vez más difuminado, pues al no haber criterio, no hay segmentación de mercado, el punto es que la gente de compre, sin importar si sea contenido adecuado o dirigido a ellos, esto ocurre con la fantasía obscura y juvenil, donde ya he aclarado muchas veces que la fantasía obscura tiene que ver con historias que tratan sobre las escalas grises de la humanidad, los fantasmas y quimeras de la fantasía; pero el dinero es dinero y ahora lo venden como historias erróneamente catalogadas como eróticas con elementos fantásticos. Mientras que la juvenil son historias con elementos fantásticos, mundos varios, variedad de razas y magias pero no, ahora es adolescentes que se comportan como par de conejos pero con lenguaje menos explícito.
 
En cambio, no pueden negarme que los mejores libros salen de los círculos de lectura, de los gremios de escritores, de las bibliotecas viejas o de segunda mano, porque, se le da su espacio a lo pragmático, a la técnica del mismo modo que le dan cuerda a la intuición y a la relatividad, donde cada uno explore la realidad a través de las tierras sin fronteras de la fantasía; mientras lo digital y eléctrico desaparece, lo viejo y lo físico permanece. Algunos de ustedes me dirán: “¡Pero bueno, Sofía! Al menos están leyendo, yo odiaba tener que leer esos libros en la prepa o secu que eran de flojera”. Y sí, podríamos calmarnos un poco que, aparentemente la chaviza está leyendo más libros, pero ¿están leyendo igualmente más variedad? ¿Qué les deja esa variedad? Que sea lo accesible o la moda no significa que los jóvenes deben conformarse con absolutos sin sentidos, hay libros iguales o más valiosos en otros subgéneros de la fantasía, incluido el romance.
 
¿Eso quiere decir que creo que el género de fantasía en los libros juveniles está condenado? No, al fin y al cabo, la literatura es un arte que siempre está en proceso evolutivo, sin embargo, la lección aquí es no disociar la realidad y caer en el sin sentido de las redes sociales, porque, si nos tomó un tiempo entender que la vida no es como las redes sociales la pintan, sin duda alguna la literatura no es para nada como las redes sociales quieren hacerte creer. Con todos esto, no niego los beneficios del ocio, pero tampoco podemos negar nuestras responsabilidades, como lectores, escritores, artistas y consumidores.

¯\(°_o)/¯

¡Y ya está! Aquí termina esto, sí, ya sé, super cortito, pero ya saben que una no piensa cuando tiene mucosa por neuronas. Por suerte tengo vacaciones hasta enero así que espero salir de esta gripa pronto, poder volver a escribir y como me llovieron libros estas fechas, porque tengo las mejores hadas madrinas del mundo, habrá más libros pronto, brujas, gorgonas, gatos, japoneses, filosofía, prosas y todo lo que nos gusta. Si esto les supo poquito, les recomiendo las siguientes lecturas viejas de mi blog, solo hay que sacudirle las telarañas pero tienen su encanto.
 
Las imágenes siempre las saco de Pexels, así que cualquier queja, a con ellos.
 
Es @SofiaLuCa18, les guste o no.
 
Recomendaciones bibliográficas:
  1. Reseña personal de Tiempos Hipermodernos de Gilles Lipovetsky
  2. Reseña personal de Vida Líquida de Zygmunt Bauman
  3. Espiritualidad en el Asilamiento

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