Aquí está el
siguiente análisis de invocación de la semana, para esta ocasión, volvemos al
tema de la crítica a los críticos, (sí, estoy consciente de que me critico a mí misma,
lo hago siempre, por algo voy a terapia). Recuerden de sentirse libres de
decirme en qué están de acuerdo o no así como aprovechar la caja de comentarios
para desahogar todas sus peripecias y obstáculos que el maravilloso mundo del
mainstream les ha puesto. Y como moraleja de esta semana, nunca mezclen la
paella con el jabalí y pastel de chocolate, tendrás el sistema digestivo en un
desastre por una semana. No es que me haya pasado, claro que no…
El objetivo de la necesidad de analizar
Los blogs de
literatura surgieron con la intención de comprender lo más posible la obra
literaria, interpretarla, preparar el juicio para la valoración crítica; lo que
el escritor desea decir y preguntarse si es valiosa. En última instancia,
comprender sin criticar significa negarse a compartir la experiencia del
escritor; el escritor tiene una actitud crítica hacia su propia obra, por lo
que si nos rehusamos a criticar, se nos hace imposible comprender. Es imposible
criticar sin tener conocimiento, es una idea que no necesita ser defendida. Por
lo tanto, la lectura se analiza y valora de manera dialéctica. El crítico de
internet puede o no estar de acuerdo con lo que el escritor propone, pero el
analista tradicional no está de acuerdo ni niega lo que el escritor propone; su
función consiste en consonar con el discurso del escritor, desarrollándolo
luego y continuándolo, ya sea que lo apruebe o no.
La teoría
literaria se basa en el análisis y la crítica. El proceso es dialéctico, lo que
significa que teoría y práctica se interpretan entre sí. Podemos afirmar que
cada época ha tenido no solo sus obras literarias propias y distintas con
respecto a su pasado y futuro, sino también criterios y gustos distintos; son
reflejo de distintos momentos de la filosofía de arte de la época. Las obras
literarias no pueden estar completamente arraigadas en su época, son objeto de
diversas lecturas y son objeto de un reexamen valorativo. El relativismo
crítico y el relativismo de la sensibilidad sugieren que estamos ante el
problema fundamental de toda axiología: la creencia en normas absolutas.
No podemos
permitirnos juzgar una obra por lo que no ha pretendido ser, sólo por lo que
quiso ser, sea que lo haya realizado o haya fracasado; no podemos permitirnos
juzgar una obra por lo que no ha pretendido ser, sólo por lo que quiso ser;
todo crítico de literatura que se respete debe examinar su circunstancia,
ciencias históricas, la época, el caldo de la obra y los fines a los cuales
estaba destinada. Estos serían los objetivos del análisis crítico. Toda obra
debe analizarse desde una perspectiva tanto temporal como intemporal,
utilizando criterios generales y particulares; el gusto de un momento reacciona
siempre contra el gusto previo, que a su vez será negado en el futuro; está
encarnado en la historia de la cultura y la sociedad.
No es posible
establecer una estética organizada, lo cual se puede observar entre los
críticos literarios, comenzando por Aristóteles, quien podría haber sido el
primer crítico literario de la historia con su obra "Poética".
Después de la crítica humanista de Horacio en "Arte Poética", el romanticismo
y la crítica actual se encuentran dentro del neoclásico, según muchos
filósofos. Aún así, la mayoría de las críticas blogueras siguen teniendo un
gusto por el reactivo y la emoción en lugar de la historia literaria, la
preceptiva y la teoría. Después de todo, la teoría es el puente entre la
exégesis y la filología, la visión general; la historia de la literatura
intenta establecer el tiempo y el espacio de las obras y autores; y la
percepción intenta establecer normas y reglas a partir de la observación de
modelos.
Pelear contra algoritmos y ladrones de I. A.
Según Huberto
Otis (1972), la filología es importante preservar los textos, establecer los
documentos con precisión, establecerlos y anotarlos para poder describirlos con
precisión y reproducirlos de manera sensible como fuentes de sabiduría del
pasado. Por lo tanto, un buen crítico que antes era tradicional y que ahora
debe pasarse al mundo digital o uno digital que debe hacerse destacar entre la
cantidad de páginas cuyo juicio únicamente se mueven por la emoción; una buena
crítica debe buscar el sentido de la concreación e individualidad de la palabra
en su plenitud original, siendo que tenemos de ejemplo a estos mineros del arte
como los paleógrafos, transcriptores, historiadores, editores, indagadores de
fuentes, estilistas, entre otros.
Aunque las
empresas o las instituciones empiecen a querer darle poder a los chats
digitales o a la I. A. para ahorrar costos, hacerlo más fácil o porque creen
que ese es el nuevo camino, lo que ellos olvidan es que el ejercicio crítico
requiere erudición, intuición, raciocinio, buen gusto, tener un comentario qué
decir, un juicio y una exposición histórica o estudiar la estética del texto.
Una máquina podrá aprender de hermenéutica o de la concreación de una estética,
pero no puede ir comprendiendo el ánimo del autor desde su concepción de la
obra; eso sí, no cualquiera puede ser crítico, hace falta tener un lado
comparativo y otro intuitivo, lo que implica entender el discurso de la lengua
al mismo tiempo que tener un pensamiento individual; el crítico literario debe
tener no solo dominio de la lengua y leer un libro o hasta más en un día, debe
producir contenido conceptual.
La intuición
está relacionada con el arte de la adivinación, por lo que sus hallazgos solo
podrán ser objetivados y comprobados con el texto. En este momento, la
personalidad del crítico debe ser compatible con la del escritor que inventa,
lo que significa "encontrar" su propia lengua. El uso de la lengua en
un momento gramatical está relacionado con el momento psicológico, dos aspectos
de la misma realidad. Algunos dirán que eso es poco objetivo y que la IA puede
hacerlo mejor, pero el crítico puede tener correspondencia entre contenido y
forma, mientras que la IA no.
Es por eso que,
en el caso de la crítica, cada día uno puede observar, tanto en redes sociales
como hablando en círculos de arte que, aquellos lectores o críticos que
distinguen los diferentes grados de interés humano, la gente ya no se compra
tan fácilmente el típico título que dice que es best-seller, sabiendo que ya
cualquier libro puede ser un best-seller si cumple con ciertos requisitos y
tendencias, mientras que, los libros que reciben un impacto histórico,
artístico, especulativo y trascendental. Ahora, en el caso de creación de
relatos, tenemos el caso de “Damsel” de Netflix, donde a la gente no le gustó
la historia o solo la vieron una vez, saciando un momento de ocio, siendo el
argumento más común decir que parecía ser escrita por una inteligencia artificial;
en cambio, la novela “El ritual” de Marina y Sergey Dyachenko es una historia
basada en una leyenda rusa, que eventualmente tuvo adaptación a película y que
tiene estatus de obra de culto.
El estilo, no puedes arruinar el estilo
¿Qué causa
esto? Simple. En el primer caso, la mente de un artista no es la mente general,
por lo que el crítico literario debe situarlo en la historia de las ideas. El
arte no surge de la nada. Mientras que en el segundo caso es que, los lectores
pueden reconocer las características psicológicas de un pueblo, los cambios de
sensibilidad, la historia de cada palabra, la intuición de un buen autor,
necesita experiencia del texto leído y releído infatigablemente; después de
todo, el único camino para salir de este estado de esterilidad es leer y
releer, paciente y confiadamente, no dejarnos llevar únicamente por la primera
emoción o repasada. Eso es el estilo literario. La singularidad de expresión de
un escritor, a quien podemos distinguir entre otros, una técnica de exposición
ideológica, una forma de pensar.
Es una fusión
completa de lo universal y lo individual en una realización lingüística. Por lo
tanto, el estilo no se refiere a una especie de corrección, sino a una forma de
aprehensión mental, una forma única de expresarse donde el escritor usa
imágenes y metáforas como medios para transmitir su emoción original.
Se emplea
a través de experiencias, actualización de conciencia y elevación a estado de
conocimiento de mi trato o relación con la literatura; el autor aprehende la
realidad y la transforma en otra, experimentada, mientras que el crítico
encuentra el objeto literario como "un signo de sí mismo", su propia
actualización.
En última
instancia, el arte no tiene objetivos tangibles; existe una mezcla de idealismo
y realidad. El arte es la creación de una nueva objetividad que surge del
previo desmoronamiento y destrucción de los objetos reales... La belleza solo
puede existir en los límites de lo real. Por lo tanto, es necesario considerar
el lenguaje literario como algo presente en lugar de simplemente como medio de
comunicación.
“Aquel género de relación inmediata en que entra o puede entrar el sujeto con ciertas objetividades.” (Ortega y Gasset).
La operación de leer
Ferraté
distingue dos tareas: primero, determinar el valor de los signos que conforman
un contexto; segundo, establecer las conexiones entre ellos. El contexto es
responsable de esto, ya que cada símbolo tiene un valor que depende del
análisis y posee energía, movimiento e impulso, como en el léxico, la sintaxis
y el orden de las palabras y otros símbolos gramaticales. En última instancia,
se trata de comprender la literatura, ya que la lingüística está vinculada a un
significado, que es el placer estético o la emoción que suscita el texto
literario y del cual el análisis crítico debe tomar nota.
Middleton
Murray, por otra parte, creía en el análisis de la técnica, la forma en que un
escritor obliga al lenguaje a ajustarse a su patrón único de experiencia
emocional o intelectual; esta puede ser la parte más difícil, pues no solo se
trata de como creador de contenido hacer lo que nos gusta, pues podemos pasar
de género a género y no perderemos lectores, lo que nos hace mejores escritores
es encontrar nuestro propio estilo, contar lo que no se ha contado, hacer algo
más de lo que hacen los otros.
Mientras que, como críticos no se trata de decir
que algo tiene agujeros de guion, es literatura porque simplemente lo es o usar
expresiones vacías de internet sin sentido. De otro modo, según Stendhal, el
estilo es “la suma de todas las circunstancias adecuadas a una idea dada
para producir todos los efectos que esa idea debe producir”.
Con ello, por
pensamientos nos referimos a intuiciones, creencias, percepciones, sentimientos
y, sí, vaya, experiencias que nacen del pensamiento de cada uno que nacen de
sus procesos psicológicos y eventos históricos; así, lo que hace un buen creador
de contenido que se separa del resto es, encontrar su propia forma de narrar y
explicar lo complicado como algo simple, al mismo tiempo que le da una utilidad
a su crítica, esa actualización y comprensión. Lograr que, con sus imágenes, querer
decir más que las palabras mismas.
“Por medio del lenguaje mágico de la literatura, el poeta profiere secretos en prosa o en verso y así tenemos que una obra eterna de la literatura no es tanto una victoria del lenguaje como una victoria sobre el lenguaje.” (Middleton Murray).
Manos a la práctica
En el caso de
los críticos, aunque también puede aplicar a los creadores de contenido, con el
internet tenemos muchas dificultades que debemos enfrentar sí o sí si es que
queremos estar en éste mundillo. A partir de la clarificación del significado
de un texto literario, éste no sólo revela, sino que también formula, articula
su significado evidente y el sentimiento que despierta en nosotros su
intención. Luego viene la comprensión sensual de las formas literarias, sus
ritmos, movimientos, y luego la comprensión de las imágenes, que es el lenguaje
de la imaginación. Hasta entonces, todavía debemos dejar de lado la influencia
engañosa de las asociaciones personales que podamos tener como lectores, escritores
y críticos, y esto va de la mano con la necesidad de dejar de lado las
respuestas tradicionales como los clichés, las opiniones populares o las
tendencias.
De esta manera
el siguiente paso será mucho más fácil, no te emociones demasiado, no te dejes
llevar solo por lo visual, está bien reaccionar; pero por eso hay que ser
honesto, si tenemos una idea impopular u opinión poco agraciada, es normal que
tengamos inhibiciones, pero tenemos que romperlas. De ahora en adelante,
debemos dejar de lado los apegos personales que nos hacen indiferentes al nuevo
texto, y debemos considerar el nuevo texto lo más único posible y olvidar los
éxitos y fracasos. Finalmente, debemos distanciarnos de los prejuicios de la
crítica dominante. Como resultado, la interpretación es un arte que debe aprenderse
y requiere más formación y práctica que el conocimiento natural; Asimismo, para
comprender debemos reconocer la recepción de los pensamientos y no sólo pensar en
el sentimiento que vemos expresado. Por tanto, ni los sentimientos ni los pensamientos
deben tiranizar o controlar la situación.
El crítico debe,
sobre la base de esta doctrina, promover tanto la comprensión de la literatura como
el disfrute de ella, señalando lo que no es popular, condenando lo que es inferior
y exponiendo lo que es falaz; Además, no disfrutaremos de una obra literaria si
no la entendemos. Entonces, si tales estudios pretenden liberarnos de las limitaciones
de los lectores de nuestro tiempo que determinan nuestra lectura, también debemos
desconfiar de la época del escritor que también moldeó su lectura moderna y la limitó
a su tiempo. Es más, el método consiste en detectar diferencias en conjuntos que
indican una conexión común, y al mismo tiempo ordenarlas sobre un eje semántico;
Así, la estructura representa la sintaxis de transformaciones que permiten pasar
de una opción a otra.
Del mismo modo,
Claude Lévi Strauss dijo una vez que la forma está determinada por el contraste
con su contenido externo; pero la estructura no tiene contenido: es el contenido
mismo, captado en una organización lógica, entendido como propiedad de la realidad.
Como resultado, sale el movimiento estructuralista, que ve al crítico como una especie
de autor, del mismo modo que el autor ya es crítico al escribir su propia obra con
el arco. Comprender significa regresar a la estructura interna de una obra, cuyo
simple caparazón es el discurso literario. Otra posibilidad podría ser que el estructuralismo
entienda la crítica como el arte de transmitir mensajes e interpretar, analizar
e interpretar para resolver el enigma: es decir, pronunciar una obra, darle un doble
sentido a través del análisis crítico, transponerla, recitarla al mismo tiempo
que se está atento a la intención del autor. Esto muestra el valor del trabajo.
La clave es…
La atadura nos
la dará nuestra prospección y nuestra atenta sensibilidad, o incluso el azar.
El autor tiene como catequesis alcanzar a estas revaloraciones que devuelven al
humano a un trato correcto, rico, con la naturaleza. El análisis debe armonizar
a la obra misma, la base no es solamente una manera productora, es una manera
de cuerpo del acto mismo; la nota es un incremento de la transigencia
fundamentalmente existencial. Las letras son algo más que razonamiento, más que
valoración analizable filosóficamente; siempre habrá algo más que presuponer en
la poesía, una reciente charada esperando un reciente clave, que nos diga el efecto
que debe provocar un reciente relato.
Nuestra propia,
unilateral traducción debe armonizar la experiencia que se tiene con este tipo
de datos para guiarnos; no ayuda a nuestro análisis si permitimos que nuestras propias
personalidades maduren en comprensión al mismo tiempo que madura el trabajo. El
análisis, entonces, es una excursión que nos arrastra racionalmente a la niebla
de la irracionalidad. Y detrás de cada análisis siempre hay oscuridad, cuyo misterio
es la sustancia, la forma, el fin, el objeto de nuestra alegría.
(╥︣﹏᷅╥᷅)
Si de repente hay algo que en el texto no tenga sentido, avísenme, ando muy cansada, pero quería sacarme este tema de mi agenda. Nos vemos el lunes con otra invocación. @SofiaLuCa18 hasta que el mundo demuestre lo contrario.
Referencias bibliográficas
- Batis, H. (1972). Análisis, interpretación y crítica de la literatura (pp. 9–27). COMPLEJO EDITORIAL LATIONAMERICANO, S. A.
- Gómez y CámaraS. R. (1980). Análisis, síntesis y crítica de la expresión literaria (pp. 5–89). Costa-Amic Editores.
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