El siguiente contenido es apto para todo público. ¿Qué? ¡He dejado la ropa tendida! ¡¿Quién invocó a Tláloc?! AlterEgoFacts: en ningún momento escribió esto de manera fluida. Vaya, vaya. vaya...
El trabajo del escritor Monsiváis es una curiosa mezcla del ensayo con la crónica, al mismo tiempo que utiliza a la Ciudad de México, específicamente la icónica plaza del Ángel de Independencia, como un texto literario más que un escenario donde se desenvuelve el personaje de la crónica.
La ciudad y la escritura se unen, dando forma a los pensamientos y dudas del protagonista. Lo que sucede en la plaza son hechos que significan y expresan sentidos y claves para comprender tanto la naturaleza del mexicano, la cultura del mismo mexicano y el poder de influencia que tiene el futbol. No por nada este deporte se le conoce como el deporte del mundo. Me atrevería a decir que todo el texto critica a la cultura mexicana, pues el autor plasma sus pensamientos en el personaje y como se contradice constantemente. La narración es una especie de escritura urbana, ya que remite a la ciudad en un implícito reconocimiento de que existe un mundo más allá del texto o de lo que vemos en ella.
De manera discreta el texto dice que el deporte del futbol es una forma en la que las personas, específicamente los mexicanos, cubren su soledad y los mantiene en la alienación de la realidad y los aspectos negativos de su propia cultura que poco a poco los consume y barbariza.
Creo que el motivo por el cual Monsiváis escogió a el Ángel de la Independencia como tema es porque almacena un significado colectivo en nuestra cultura. Es como la forma física de una memoria social, pues provee un conocimiento, resguarda un saber y permite una narración de su historia.
“Son horas en que la Patria nos entra por los ojos y los oídos y se nos sale por la garganta. Y más si el espacio de celebración vuelve a ser la garganta. Y más si el escenario de las celebraciones vuelve a ser la columna del Ángela de la Independencia, adonde ya ha ido Juan Gustavo en varias ocasiones.”
El autor describe al futbol como una forma de carnavalización, la herramienta más efectiva para crea un inconsciente colectivo masivo y que nunca falla. En las grandes aglomeraciones de gente se ve el machismo, la hipocresía y la euforia.
El futbol es solo un reflejo del falso nacionalismo que el mexicano en este caso abraza y apropia a un plazo fijo, y como narra el autor, los grandes símbolos como los colores nacionales, el escudo de la bandera o una playera del equipo favorito se usan como guardarropa esencial. ¿Y el Ángel? Solo una forma de civismo atrofiado, un nacionalismo que se hunde tan rápido como surge. El autor se cuestiona y parece que no encuentra una repuesta que le satisfaga: ¿qué somos entonces los mexicanos? ¿Somos unos chingones, y los demás unos culeros? ¿Acaso nos hemos creado nuestro propio modelo apocalíptico sin saberlo? Por como lo describe el autor, ese sitio es una ciudad imposible donde vivir y habitar; una ciudad sólo y por derecho propio, sobre-vivible.
En éste ensayo-crónica de Monsiváis, el espacio no representa el polo “civilizado” que muchos supondrían al ser una ciudad tan grande y llena de turismo, sino que es todo lo opuesto. El crecimiento de la megalópolis mexicana ha llevado a la barbarie en el propio contexto urbano; el personaje principal descubre y al final de su historia demuestra las contradicciones que prevalecen en la ciudad entre la diversidad y la tolerancia, entre la exclusión y el respeto a la diferencia, la megalópolis que solo parece funcionar cuando la une “la pasión por el futbol”.
La ciudad real cambia, se destruye y se reconstruye sobre nuevas proporciones, porque somos los lugares en los que habitamos. En ella desarrollamos nuestra cohesión social, se registra nuestra memoria y condiciona nuestra naturaleza.
En palabras del autor: el ángel es un símbolo freudiano, el futbol es la forma en la que el mexicano representa su nacionalismo en abstracto, las reacciones y diferentes formas de plasmar el tricolor son una manifestación del postnacionalismo, la televisión donde se transmite constantemente los partidos de futbol que no faltan en ningún hogar o local, empequeñecen la realidad para vigorizar el ánimo de las personas que se encuentran demasiado abrumadas y entristecidas por la realidad y les asusta conocerse. Lo que lleva al autor a dar una contundente afirmación: “El futbol es una falsa demostración de la ley de gravedad.”
El final de la barbarie es que al fin y al cabo, cuando Juan Gustavo se detiene a pensar, percatándose que nada es como parece, ponerse a escribir y que tiene que salirse de esa masa de gente para darse cuenta de lo que sucede, más allá de la pasión por el futbol, no hay felicidad en ello, solo una forma de atontar el pensamiento y no construirse un verdadero nacionalismo o una identidad.
No sabrán la suerte que tengo de NO poseer los derechos de las imágenes aquí mostradas, pero sí del trabajo que acabas de leer y el de poder pagar la luz, pero eso es ya otro tema.
Atte: @SofiaLuCa18
La ciudad y la escritura se unen, dando forma a los pensamientos y dudas del protagonista. Lo que sucede en la plaza son hechos que significan y expresan sentidos y claves para comprender tanto la naturaleza del mexicano, la cultura del mismo mexicano y el poder de influencia que tiene el futbol. No por nada este deporte se le conoce como el deporte del mundo. Me atrevería a decir que todo el texto critica a la cultura mexicana, pues el autor plasma sus pensamientos en el personaje y como se contradice constantemente. La narración es una especie de escritura urbana, ya que remite a la ciudad en un implícito reconocimiento de que existe un mundo más allá del texto o de lo que vemos en ella.
De manera discreta el texto dice que el deporte del futbol es una forma en la que las personas, específicamente los mexicanos, cubren su soledad y los mantiene en la alienación de la realidad y los aspectos negativos de su propia cultura que poco a poco los consume y barbariza.
“Para decirlo rápido, Juan Gustavo solo se siente realmente vivo cuando opina (juzga) (delibera) sobre futbol. “El futbol es una ciencia”, asegura, es la verificación empírica de los modos correctos de usar el, balón, que significan el triunfo de una nación sobre las demás.”En su crónica ensayística, Monsiváis describe el paulatino colapso de la comunidad y la distorsión de las tradiciones, así como el impacto del supuesto progreso que el país ha alcanzado, el materialismo de la vida moderna; en resumen, se plasma el conflicto entre el artista y la sociedad como las temáticas esenciales de esta especie de literatura urbana. A lo largo del texto, se entiende con claridad como el protagonista lucha contra sus pensamientos cuando sale de su zona de confort al analizar lo que le rodea y cuestiona. Sale de sus pensamientos, o en palabras del autor “busca recuperarse” y se vuelve a sumergir en el cúmulo de gente. Estando en un constante vaivén de razonar y seguir al inconsciente colectivo de la gente que se encuentra en la plaza.
Creo que el motivo por el cual Monsiváis escogió a el Ángel de la Independencia como tema es porque almacena un significado colectivo en nuestra cultura. Es como la forma física de una memoria social, pues provee un conocimiento, resguarda un saber y permite una narración de su historia.
“Son horas en que la Patria nos entra por los ojos y los oídos y se nos sale por la garganta. Y más si el espacio de celebración vuelve a ser la garganta. Y más si el escenario de las celebraciones vuelve a ser la columna del Ángela de la Independencia, adonde ya ha ido Juan Gustavo en varias ocasiones.”
El autor describe al futbol como una forma de carnavalización, la herramienta más efectiva para crea un inconsciente colectivo masivo y que nunca falla. En las grandes aglomeraciones de gente se ve el machismo, la hipocresía y la euforia.
“El futbol es un deporte y un gran negocio y uno, durante y después de los partidos, se comporta exactamente como los demás. Éramos una nación, y ahora somos la rebatiña por las franquicias. (…) La desdicha al saber que se pierde un partido puede conducirnos al autocastigo.”
En éste ensayo-crónica de Monsiváis, el espacio no representa el polo “civilizado” que muchos supondrían al ser una ciudad tan grande y llena de turismo, sino que es todo lo opuesto. El crecimiento de la megalópolis mexicana ha llevado a la barbarie en el propio contexto urbano; el personaje principal descubre y al final de su historia demuestra las contradicciones que prevalecen en la ciudad entre la diversidad y la tolerancia, entre la exclusión y el respeto a la diferencia, la megalópolis que solo parece funcionar cuando la une “la pasión por el futbol”.
“México sabe rezar, México sabe cantar, pero, sobre todo, México sabe gritar (…) Que tontería sentirse invulnerables por la idea de ser fragmentos de la Patria.”
En palabras del autor: el ángel es un símbolo freudiano, el futbol es la forma en la que el mexicano representa su nacionalismo en abstracto, las reacciones y diferentes formas de plasmar el tricolor son una manifestación del postnacionalismo, la televisión donde se transmite constantemente los partidos de futbol que no faltan en ningún hogar o local, empequeñecen la realidad para vigorizar el ánimo de las personas que se encuentran demasiado abrumadas y entristecidas por la realidad y les asusta conocerse. Lo que lleva al autor a dar una contundente afirmación: “El futbol es una falsa demostración de la ley de gravedad.”
El final de la barbarie es que al fin y al cabo, cuando Juan Gustavo se detiene a pensar, percatándose que nada es como parece, ponerse a escribir y que tiene que salirse de esa masa de gente para darse cuenta de lo que sucede, más allá de la pasión por el futbol, no hay felicidad en ello, solo una forma de atontar el pensamiento y no construirse un verdadero nacionalismo o una identidad.
No sabrán la suerte que tengo de NO poseer los derechos de las imágenes aquí mostradas, pero sí del trabajo que acabas de leer y el de poder pagar la luz, pero eso es ya otro tema.
Atte: @SofiaLuCa18
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