La literatura y la sociedad; reflexión instantánea de tarea

Bienvenidos sean a otra reflexión instantánea, ésta será la penúltima que les traeré este año, porque madre mía, este mes ha sido una locura con el trabajo y las responsabilidades. Sí que pega la edad, ¿eh? En fin, el lunes no habrá publicación, de una vez aviso y el miércoles es probable que tampoco por lo que es más seguro que se las dé hasta el próximo viernes y la próxima semana será la última semana de publicaciones hasta diciembre, que es donde descanso porque se viene mi época favorita del año. Sí, todos aman el otoño, pero yo amo el invierno, y la Navidad, por encima de todo, pero tranquilos, que si quieren que les haga una reseña o análisis de un libro o les haga su tesis por el cual estén dispuestos a cobrarme, hombre, digan rana y yo salto. Comencemos ya.

Leer una obra de arte

Si se aprende a nadar nadando, si se tiene una persona que ya domina un truco o técnica de ejercicio, eso nos facilita la tarea, ¿verdad? Pues de la misma manera se aprende a ponerse en contacto con las cosas del arte; viendo, escuchando, tratando de comprender, hasta que poco a poco notaremos que la obra de arte empieza a “hablarnos”, por decirlo de algún modo. Ese contacto nos introducirá a otro, no sin antes superar un obstáculo: el creer que el arte no es importante u que hay cosas más necesarias que hacer; de hecho, es frecuente que los estilos más familiares sean más fáciles de comprender, mientras que lo clásico sea difícil. Por ende, yo aconsejaría que lo importante es tratar de no tener prejuicios, como mencionaba en la reflexión instantánea pasada, hay que ser lo más objetivos posibles y abrirse a la comunicación.
 
Les daré una muestra con “Como agua para chocolate” de Laura Esquivel, aprovechando que le harán una adaptación audiovisual en HBO max, y la razón por la que esta obra ha resaltado tanto dentro de la literatura mexicana actual, que ya forma de una vigorosa corriente literaria es porque está escrita en nuestro lenguaje, nuestro español. Mientras que otras obras aunque estén escritas en nuestro idioma, usan palabras que no son muy accesibles o usadas para la mayoría, pues intentan ser tan neutros como sean posibles que se sienten impersonales o porque la mayoría son traducidos, (a eso le llamo yo lenguaje Discovery Kids, los que saben de doblaje entenderán esto). Siendo que, el español de la novela es algo familiar, que ha permitido a muchas lectoras lanzarse después a apreciar con mayor profundidad, literatura que les es más lejana.
 
Es más, es el vocablo lo que nos introduce en un mundo fundamentalmente humano, lo que nos lleva a separar dos campos; uno, el que podemos denominar naturaleza y dos, el de las cosas producidas por nosotros, escritores o lectores. Son campos muy distintos y complementarios, pues el humano transforma la naturaleza, la humaniza, produce un mundo circundante nuevo, original y propio. En la actualidad, no todo el mundo producido por el humano es artístico, debido a que se han clasificado las artes en grupos, las artes plásticas y las artes del tiempo o movimiento.
 
Las plásticas existen como cosas, en el caso de la literatura se venden como sólo un género, cumpliendo elementos, tropos o características como una lista de compras para que la gente no piense tanto en comprarlo, como un pastelillo de tiendita, pues con el tiempo van caducando y perdiendo relevancia o impacto, esto ya lo reflexioné antes en mi opinión destripada sobre la literatura juvenil mainstream; mientras que las del tiempo, tienen una sucesión ordenada y armónica, son las que están hechas para la contemplación y existen de diversas maneras cuando son interpretadas; sabes que estás ante un buen libro cuando se recrea en la interpretación de cada lector, el autor es el intérprete de su mundo, pero el lector es intérprete desde otro ángulo, pues pasa por un proceso diferente.

El mundo objetivo y del sujeto

Una persona proyecta su ser, extiende su ser en las dimensiones del mundo que le rodea: es un ser expansivo, a la vez que ésta relación de dependencia (que es receptivo pues) con su medio; dado que, cuando hablamos de objeto, establecemos una relación particular con ese objeto, o en este caso, lectura, que presupone el mundo de relaciones en movimiento de la naturaleza en su conjunto. Así, el mundo percibido queda dentro de los límites de la estructura del mundo que lee, sin que aparezca un mundo “del sujeto”, séase, el mundo ficticio que nos propone, es ese elemento de rompimiento estructural o de distancia. O sea, aparece ese elemento de emergencia, de salida. 
 
Es por esa razón que, Laura Esquivel, Ursula Le Guin o Agatha Christie producen un mundo ficticio, de personajes inexistentes o el hecho que el trabajo produzca cosas que antes no existían, que no se producen en la naturaleza, nos habla de esa distancia, de esa independencia del humano ante la naturaleza, esa ruptura posibilita la creación de un mundo según la medida del sujeto, según la medida de la persona y no según la medida del objeto. Después de todo, cuando uno sabe el contexto de origen de las obras de J. K. Rowilng, Amparo Dávila o Diana Wynne Jones, se puede entender que la gran mayoría de sus novelas, surgen como un descubrimiento, pues el artista nunca sabe cómo resultará la obra ya terminada; claramente quien se sorprende primero es el artista, quien procede a ciegas, donde debe estar “adivinando” lo que la obra exige: ensayos, errores, aciertos, hasta que la obra queda constituida.
 
De igual forma, el artista puede sentirse capaz de crear una obra valiosa, pero esto es irreal hasta que este deseo se pone a prueba sobre la práctica real; tus capacidades como escritor se pone en movimiento, tienes que elegir, determinar una escena, la técnica o el cuerpo del texto, las figuras… Anticipas con la imaginación el resultado hasta que el resultado empata con la imaginación, para que al final ocurra lo inevitable, la obra deberá ser juzgada por ti, el creador y los lectores, los intérpretes. Siguiendo con esto, queda evidente comprender que una obra literaria es una muestra real de la capacidad y sensibilidad del autor, con leer un libro puedes pensar “esto es lo que eres, persona que lo ha escrito”. Por ejemplo, con Jean Marie Auel con su saga literaria “Los hijos de la tierra” nos deja ver que sabe de lo que habla, que estudio, que le importa el estudio de personajes y trata de explicar el pasado de la humanidad con personajes y escenarios ficticios, mientras que en el otro extremo tenemos a la Hoveer, que ha dejado claro que no le importa el estudio de personajes o educar a quien la lea, solo quiere contar historias con drama y escándalo. Si quieren más sobre libros funables, les recomiendo leer mi opinión destripada sobre la literatura de género.
 
Cuando leemos, buscamos realización, esa necesidad nos plantea la búsqueda, satisfacer esta urgencia, este apremio, plantea a la inteligencia la necesidad de una respuesta creando la trama adecuada, la necesidad de encontrar la verdad, entregando un libro donde la apetencia se encuentre y se satisface; y como vivimos en esta sociedad, existen diversos tipos de necesidades, sí, quizás esto parezca difícil de entender, pero es precisamente porque vivimos en una sociedad enajenada para la cual todas las cosas son objetos de uso, todo es comercio, y lo primero que se vende y se compra es nuestro trabajo. Por esta razón es que cada vez más autores tratan desesperadamente ese título de best-seller, de satisfacer la moda o las corrientes más populares, poniendo su arte al servicio de las masas o ser esclavo de un género y estilo y no evolucionar porque “no vaya a ser que pierda lectores”. Pero un escritor auténtico aspirará a manifestarse, expresará su enajenación como protesta, herramienta, un grito de libertad.

El lenguaje simbólico y artístico

La inteligencia descubre la necesidad, la expresa, establece el vínculo entre ella y el objeto, establece símbolos, cosas que suplen el objeto directo de la necesidad; estos símbolos sirven para encauzar, socializar, retardar o hacer más eficaz el logro del objeto; la inteligencia tiene una función significante, lo que significa, que es un movimiento que va del sujeto al exterior para retornar al interior, lo que está confuso en nosotros se manifiesta llevándolo al exterior, poniéndolo frente a nosotros y los demás. Lo confuso se aclara. Por eso me parece indispensable reflexionar lo que uno lee, pues al expresar lo que uno percibe, posibilitas la comprensión.
 
Aunque es verdad que la expresión está en función de los demás, de lo que nos rodea, he de insistir que como seres sociables que somos, toda interacción social se interioriza, pues el llamado de otro pone en movimiento nuestra capacidad, nos urge a expresarnos, a dar una respuesta, de ahí, de hecho, muchos teorizan que surgió el movimiento de los fanfics; en entregas anteriores ya he mencionado como lo que leemos nos hace, nos construye, todo gracias a la expresión de otros, aunque sea ficción, los buenos ejemplos y malos personajes nos afectan, tienen repercusión en nosotros, y no siempre lo hacemos de modo responsable. Tal es el caso de la literatura, como cualquier arte, es un mecanismo expresivo, asume gestos, movimientos, lenguajes, costumbres, acontecimientos históricos que se presentan de su uso cotidiano, vacuidad, su importancia, para que signifiquen el sentido, el valor, la importancia, la función que tienen.
 
Dichas expresiones se elaboran y se lanzan, se utilizan, pierden su sentido original, cobra distancia del escritor, entran en el torrente del tiempo, del espacio, decaen, se pierden, es necesario volverlas a su estado puro; al final, la literatura nos hace reconocernos en nuestras expresiones puestas ante los demás, detenidas, fuera de su uso banal para contemplarlas en todo lo que significan, precisamente, porque para nosotros, los autores, fueron significativas. Seguidamente, la gramática pretende crear un mundo total utilizando cualquier material como pretexto que tenga la capacidad de poner en movimiento los centros de la personalidad de quien escribe, sobre quien narra y quien lo lea, las palabras se vuelven objetos que se transportan a nivel simbólico.
 
Hay novelas que se producen en días de trabajo incansables, otras que toman años y algunas que se hacen en un día y se nota, para bien o para mal; del mismo modo, hay escritores en quienes una disciplina técnica ya adquirida se pone al servicio de su intuición, normalmente estos escritores son los que llevan más tiempo en el medio y que tienen una mayor riqueza de metaliteratura y desarrollo de personajes; así como hay otros cuya intuición exige la elaboración de técnicas adecuadas, que suele suceder en todos los escritores primerizos, sean jóvenes o viejos, mientras que hay intuiciones que se pierden porque no disponen de elementos técnicos que le den vida a sus obras, ustedes ya saben de quienes hablo.

La gramática del arte

Un relato es una obra de arte cuyos conjuntos son la gramática, donde el escritor establece signos y las relaciones que guardan entre sí, del mismo modo que los personajes de ese libro y las situaciones por las que atraviesan se enlazan hasta formar un mundo; y atrapar al mundo en un principio y un final en donde transcurre toda la historia, incluso, como en las artes plásticas, vencer al movimiento por la quietud, o dar una visión instantánea de los acontecimientos, es la gramática propia del arte. Así, lo mismo sucede en la estructura simbólica, acontece en el ámbito artístico, pero con una diferencia importante: el transcurrir del tiempo el arte se ha secularizado.
 
En una novela fantástica puedes jugar con el tiempo, ese elemento que es la ley del mundo, tanto el real como la idea de algo sobrenatural; y el uso de la gramática correcta, puede hacer que el relato nos lleve fuera del mundo, a la detención del movimiento, y ahí también se pueden jugar con los simbolismos. Crear las fechas y las festividades, imaginar un tiempo que se niega por el no tiempo, los momentos de la historia se pueden negar a transcurrir, mientras que nuestro tiempo todo está de nuevo en el presente; es esa naturaleza, lo que está fuera, entra, detiene y marca la historia lo que permite que nosotros como autores y nuestros lectores salgan fuera de la historia.
 
Hay muchas otras formas de manejo de esta gramática, dependiendo éstas de cada autor y de cada época: los temas heroicos, el uso de momentos cruciales, convertir en irreales los acontecimientos cotidianos o hacerlos resaltar en exceso; recurrir a la muerte y al amor, experiencias totales; recurrir al momento de la decisión, a la naturaleza y sus ciclos, el tema, las variaciones y el final; el humano se vulnera frente al cosmos, el paisaje detenido en el mediodía, el dolor profundo, la captación de un gesto. La gramática se encarga de romper la distancia entre lo real y lo irreal, entre el mundo de los vivos y el de los muertos, aparece un nuevo mundo, el del arte y un nuevo tiempo.

Condicionamientos sociales de la obra de arte

Los humanos producimos socialmente, podríamos detectar en nosotros mismos la gran diversidad de elementos que recibimos: el lenguaje, las formas de pensamiento, la ubicación en la sociedad y en el mundo, las diversas formas de conducta, las habilidades que poseemos, y muchas cosas más. Por este mismo camino, el trabajo colectivo, es distinta según las sociedades, pues una novela escrita en una sociedad indígena, anglosajona, negra, asiática o latina siempre van a ser distintas una de la otra, pero iguales dentro de su misma burbuja. ¿Y por qué se da esta diferencia?
 
Porque las cosas producidas se objetivan y al objetivarse forman a las personas de diversa manera, una novela nos moldea, a su vez, al lector que la lee como el autor que le dio origen; después de todo, nos impacta de diferente manera recibir un mensaje escrito a recibir un mensaje hablado. Ya lo había dicho Mc. Luhan: “Lo que está escrito no tiene matices, es impersonal: rompe con el diálogo y me individualiza”. Es verdad que incluso dentro de una misma burbuja, todas esas personas, tienen preferencias, gustos y valores socialmente definidos, eso es darle una forma estética al arte, por lo que la literatura no se salva de las objetivaciones sociales.
 
En el caso de una obra literaria, el autor recibe, en primer lugar el lenguaje ya elaborado, lenguaje vivo que ha sido transmitido y transformado por la sociedad, lenguaje que adopta diferentes modalidades según el lugar y el paisaje de cada región y de cada tipo de hombre. De ese modo, al construir el mundo de la novela, es tan importante que haya diversidad de lenguajes entre los tipos sociales: lenguaje de los campesinos, de los jóvenes, de las élites, de los grupos rebeldes al sistema social, de los defensores del sistema… Así como los hay en el mundo real y es por ello que en la literatura se dan reglas de composición literaria que han seguido cierta evolución; se transmiten socialmente y el artista se ve influido, incluso limitado por ellas.
 
Resultando en que, el autor no es pasivo frente a su historia, la recibe y responde, después de todo, ellos son los que saben todas las respuestas de su obra, cuyo interior y exterior no se distinguen, de hecho, se acoplan, como conducta y personalidad; por consiguiente, lo exterior le empapa, se enajena más que los otros en lo que sucede a su alrededor, pero sus capacidades de expresión lo liberan más que a los otros, o quizás al contrario. Como consecuencia, tenemos, pues, a la vista, dos situaciones: el del autor integrado a su comunidad y el del autor aislado; el arte que celebra la comunidad y el arte que denuncia; la literatura fantástica es quizás, el género más accesible al sistema por medios de comercialización, que la hace parecer como producto individual asocial y apolítico, sin contenidos de conocimiento de la realidad que puedan nutrir una acción liberada de esta realidad. Pero todos sabemos que eso no es así, sino todo lo contrario.

Última aclaración

Ya había explicado con más detalle el cómo estamos ahora viviendo la ruptura con las formas tradicionales con la invasión de las redes sociales, los medios para las masas, lo que, dentro de sus ventajas, la gente suele ignorar el desarraigo de la sociedad actual, la estandarización y la educación de masas; después de todo, el mundo de la producción y del consumo proporciona a las clases populares múltiples diversiones que tienen por objeto descansarlas o distraerlas para que prosigan sin rebelarse en un trabajo que les produce alienación, pero ese “descanso”, esa mentalidad de decir “es solo ficción, no pasa nada”, está hecho de pura superficialidad.
 
Lo que sigue alimentando a que si no piensas igual que las masas o criticas constructivamente, la gente se ponga a la defensiva y quieren que simplemente les dejes leer, siendo que las masas pierdan la capacidad de aprobación; de interiorización hacia lo que leen, el lector queda separado del mundo artístico y se vuelve apto para esclavizarse en el consumo, y el autor, queda aislado y separado, imposibilitado para entrar a solidarizarse con otros autores, otros géneros, otras historias, por lo cual ninguna de las dos partes logrará su emancipación, siendo ambos sujetos a cualquier dominación mercantil.
 
Como dije en mi análisis de Invocación, “La creación de contenido y crítica literaria en tiempos de internet”, el reto de la literatura fantástica en la actualidad es el hallazgo de signos que tengan la capacidad de devolverle el rostro al género; y hoy, como nunca, la narrativa de ficción debe entrar de lleno en la corriente de liberación humana que surge por todas partes de la tierra. Los autores deben poner toda su sensibilidad en la época que les ha tocado vivir y ponerse en marca, sin concesiones, las capacidades creativas que le son propias, en un esfuerzo de reintegrar a los lectores lo que ha producido, devolverle el rostro, identidad a nuestras historias.
Y eso es todo en la case de hoy, nos vemos cuando el viento cambie.

Comentarios

  1. Muy interesante y completo tu análisis! Definitivamente invita a la reflexión! Me gustó mucho. Felicidades!

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    1. ¡Gracias! Estos análisis no los hago muy seguido porque no es un contenido muy solicitado en el blog XD pero a mí me viene bien desahogar el ruido de mi mente de vez en cuando hahahaha

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