Conseguí este
libro de manera prestada por una conocida, que, tras tener una conversación
sobre creación de personajes y cómo la literatura juvenil parecía hacer
retroceder 100 pasos a los personajes femeninos en la literatura y volvía a
estigmatizar a las mujeres a roles domésticos y románticos, me prestó su libro.
En teoría iba a leer “La piel del tambor” de de Arturo Pérez-Reverte pero por
más que intentaba leerlo, literalmente me quedaba dormida mientras lo leía,
pues mientras en promedio me puedo leer de 60 a 100 páginas en una hora, con
este libro me tomaba leer 100 páginas en una semana; literalmente mi mente no
podía traspasar las páginas, en cambio “La heroína de las 1001 caras” de Maria
Tatar me la leí de una sentada. Seguro en otro momento me volveré a leer “La
piel del tambor” pero maldición, no me había pasado eso con un libro desde que
leí a J. Mass y Stephany Meyer. Pero gracias Tatar, por devolverme la fe en la
literatura femenina. Ahora sí, abróchense los cinturones, que se viene la
tormenta de arena.
Contexto de la obra
“La heroína de
las 1001 caras” es un libro publicado en 2021 por Maria Magdalene Tatar, nacida
en 1945, es una académica estadounidense especializada en literatura infantil,
alemana y folklore, también es profesora de Lenguas y Literaturas y Presidenta
del Comité de Grados en Folklore y Mitología de la Universidad de Harvard;
aunque nació en Alemania, su familia se fue a Hungría y después a Estados
Unidos por culpa de un austriaco psicópata con bigote gracioso, a la fecha
sigue viviendo en Estados Unidos. La obra surgió cuando la autora leyó
detenidamente la propuesta de Joseph Campbell, con su libro “El héroe de las
1001 caras” (1949).
Donde se le
atribuye el concepto o mapita del famoso “viaje del héroe” y se dio cuenta que
para éste sujeto y muchos intelectuales, el lugar de la mujer en la mitología éramos
un “principio natural”, porque los hombres vienen de ellas y que, por lo tanto “solo
son una musa que tiene 3 funciones: dar luz al hombre, recibirlos en la muerte
e inspirar su realización espiritual y política”, mientras que los hombres
representan el principio social y los roles, siendo los únicos capaces de auto
actualizarse a través del lenguaje. Tiempo después, el señor se quiso retractar
de sus palabras diciendo que sí quiso incluir mujeres en su trabajo pero que
para eso tenía que leer “cuentos de hadas”, historias contadas por mujeres a
niños, y que esa perspectiva femenina no le interesaba, (o sea, que le dio
hueva, Dios, este wey cada vez que habla, más se hunde).
Sumado a la
lectura de otra autora, Clarissa Pinkola, con su novela “Mujer que corre con
los lobos: Mitos e Historias del Arquetipo de la Mujer Salvaje”, donde Pinkola
estudia las posibilidades heroicas, aunque la propia Tatar reconoce que el
estudio de Pinkola le faltaba el entendimiento de aquellos que fueron
socialmente marginados, económicamente explotados y sexualmente subyugados,
trataron de encontrar caminos no solo para sobrevivir pero también llenar sus
vidas con significado; y tras leerse cientos y miles de textos, Tatar
reflexiona que el heroísmo de Campbell se quedaba únicamente con el concepto de
inteligencia y coraje, pues una heroína no solo debe tener estos atributos que
se han considerado masculinos, cuando también la compasión y cariño son cosas
que pueden ser parte de cualquier héroe.
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| Rumi y Derpy en la película K-Pop: Demon Hunters |
Más que simples musas
En el primer
capítulo, Tatar comienza con Scheherezade, el corazón de “Las mil y una noches”,
quizás sea la cuentista más celebre del mundo de la ficción, usando las palabras
como su arma para evitar que el sultán siga matando mujeres, incluida ella y
que “todos vivan felices” (no por nada la autora recupera éste número para
darle un doble poder al título del libro); con Scheherezade, Tatar aprovecha usarla
de ejemplo de que sí, “Las mil y una noches” son cuentos de hadas, pero muchos
de los cuentos de hadas clásicos no únicamente tienen una perspectiva femenina,
sino también sus voces. Después de todo, si nos lo ponemos a pensar, gran parte
de los cuentos de hadas más famoso (adaptados en sin fin de películas,
videojuegos o pinturas), frecuentemente se apoyan en el poder de las palabras,
un buen manejo de palabras o trucos de lenguaje te pueden tanto meterte como sacar
de muchos apuros.
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| Proserpine por Dante Gabriel Rossetti |
Ya que, aunque
una vez que La Odisea fue escrita, después de transmitirse por tradición oral y
ser traducida, las historias pueden ser reimaginadas y si se tiene la ciencia
suficiente, recuperarse y reivindicarse. Y ahora con los avances antropológicos
y arqueológicos, muchos personajes femeninos en los mitos griegos, árabes y
anglosajones, que fueron estigmatizados por la desinformación y prejuicios de
la época, van afirmando su propia identidad, luchando contra la debilidad, la
irracionalidad y dependencia. Uno de los mejores ejemplos que Maria Tatar
menciona y que ya hemos manejado en el blog son la novela de “Circe”
de Madeline Miller y la genial novela de Margaret Atwood, “Penélopey las doce criadas” (Penelopiad en inglés), mientras Homero deja a Penélope
confinada a la trama matrimonial, sin acceso al mundo de las proezas y la
acción y a Circe como una bruja malvada que convierte a hombres en cerdos,
Atwood le retorna su poder a Penélope como reina regente activa, además de que Atwood
también rescata la trama de las criadas que son asesinadas tras ser abusadas
por los pretendientes que acosaban a Penélope, por orden de Odiseo tras
considerarlas impropias. Y Miller vuelve a la bruja un personaje tridimensional
que, en lugar de dejarse llevar por el odio hacia los dioses, decide reemplazarlo
por la compasión y su acto de convertir a los hombres en cerdos se le da el giro
de perspectiva cuando los marinos de Odiseo intentan atacarla sexualmente después
de ella recibirlos en su isla.
Por lo cual
Tatar no considera coincidencia que la obra escrita por la autora de “El cuento
de la criada”, también inspirara a que surgiera el movimiento #MeToo, un
fenómeno social que ayudó a muchas mujeres y hombres a hablar sobre cómo sufrieron
acoso sexual y ataques, especialmente en las altas esferas de poder y del
entretenimiento; por lo que sí, recuperar las voces femeninas va más allá de
una representación, es el poder de las palabras lo que transforma aquello que
la sociedad instrumentaliza para hacer sentir a las víctimas avergonzadas y que
no hablen o se quejen, para convertirlo en solidaridad, liberación y dar valor
a la vulnerabilidad. Así, mientras que con los mitos griegos protagonizados por
hombres, nos memorizamos sus proezas, ahora es el momento de que nuevas voces
reimaginen estos clásicos para tenerlos vivos, (a menos que seas un niño
berrinchudo), creo que ahora debería poderse crear comunidades donde hombres y
mujeres, de todos los colores y culturas, mantengan vivas las palabras y
proezas de esas personas antes que nosotros y no solo ganar gloria, sino también
dignidad y humanidad (algo que muchas autoras de romantasy, dark romance u
autores de ficción deberían tener en cuenta).
Silencio y discurso, los cuentos como acto de resistencia
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| Philomena y Procne por Elizabeth Jane Gardner |
Por ejemplo,
Europa y Philomela, quienes ambas son víctimas de abuso sexual, la primera por
Zeus en forma de toro y la otra por su cuñado, pero que, a diferencia de la
primera, Philomela utiliza el poder de contar su historia a través de un tapiz
que teje, a pesar de que su cuñado le corte la lengua para que no diga la
verdad, siendo después recompensada por los dioses en rencarnar en un ruiseñor.
Y la verdad no conozco a muchos fanáticos que conocieran el mito de Philomela,
lo cual es raro porque son pocas las historias griegas donde las mujeres que
sufren censura y ataques logran algo de justicia en vida, en vez de esperar a
llegar a los campos Elíseos, como Cassandra, quien incluso de ser maldecida por
rechazar los avances sexuales de Apolo, la maldice con el poder de la
clarividencia pero que nadie le crea, y después de la caída Troya, es violada
por Ajax (quien sería muerto por un rayo en el barco de Odiseo) y luego capturada como concubina para Agamenón, para después ser
asesinada por Clitemnestra, la esposa de Agamenón, pues éste mató a su hija, Ifigenia.
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| Scheherezade, por Sophie Gengembre Anderson |
Incluso si nos
vamos a la estadística, aunque Tatar no lo explora, me gustaría agregarlo,
porque, mientras Tatar hace todo su análisis basándose en todos los textos a
los que pudo tener acceso, me gustaría compartir esto para darle más peso a su
postura, siendo este estudio, donde analizan por qué las mujeres
leen y escriben más que los hombres (aunque aparentemente sean los hombres
quienes son publicados con más facilidad que las mujeres a menos que escriban
romance o nopor porque, dinero); pero volviendo al estudio, McEwan observó que
las mujeres leían más cantidad de libros y estaban más entusiasmadas que los
hombres, especialmente con el género de ficción y se percató que a nivel
cerebral, las mujeres poseen mayor empatía y paciencia, dando como resultado
que las mujeres que leen y escriben más, tienen más habilidades de persuasión,
enseñanza e inspiración.
Todos amamos el chisme, pero si eres mujer, bruja
Casi terminando
el capítulo 3 y siguiendo con el capítulo 4, se retoma el argumento de Cambpell
desprestigiando los cuentos de hadas; cuando, especialmente formas parte de una
cultura que ha sufrido del colonialismo e intentos de limpieza étnica (como los
nativos americanos, toda Latinoamérica y sí, incluso los Irlandeses o Vascos),
el hecho de contar los relatos también es un acto de evitar una amnesia
cultural y garantizar la sobrevivencia de un pueblo ¿y quienes casi siempre
contaban esas historias? Las abuelas y las madres, ¿y quienes eran a quienes
los españoles y británicos quemaban por brujas? A las abuelas y madres que se
juntaban y platicaban como un modo de interacción y conexión, debían ser
monitoreadas, porque si no, es que seguro eran brujas malas, ¿no? Incluso a la
fecha, cuando se ve a un grupo de mujeres hablar, la gente en lo primero que piensa
es juzgar que lo que hacen es chismorrería, mientras que si los hombres hablan,
seguro es porque ellos si son más elocuentes, ¿no? Por lo tanto, muchas
historias que sabían las abuelas y las madres, fueron tomados por los hombres,
siendo que muchos cuentos clásicos se les atribuya a ellos, cuando seguramente
fue una mujer quien era la autora, (todos ahora saben que Mary Shelly escribió
Frankenstein, pero por años se le atribuyó al marido).
Incluso si
tomamos en cuenta la definición de la RAE de lo que significa un chisme, solo
hay que pensar un poco para observar que un chisme puede tomar un gran rango de
temas, entre ellos el escándalo, lo que, si se usa bien, puede hacer que se
hablen temas como dilemas morales y conflictos sociales; y más importante,
sirve como un recurso para aquellos sin acceso a otras opciones de conocimiento
seguro, operando como una forma licenciada de liberación que quizás no cambie
el orden de las cosas pero aún así, sirve como un desahogo. Y si algo está
claro, el lenguaje es, por supuesto, desde siempre, un recurso disponible para
esas personas que han sido subordinadas, desfragmentadas y despojadas, como
dije antes y en el caso de los cuentos de hadas, dan esa sensación de libertad
y sororidad para aquellos que no tienen voz, (también quizás por eso las
mujeres somos más afines a la lectura que los hombres).
Maria Tatar comenta
que folkoristas como ella y antropólogos han investigado y concluido que cuando
el chisme se vuelve historia, ayuda a mencionar ansiedades sociales colectivas
y contradicciones culturales, dando como resultado una forma de comunicación y vinculación,
inclusive mitología (tenemos el ejemplo de la reina Padmaavat y Blancanieves,
quienes ahora se sabe que se basaron en personas reales, la princesa Rani y Margarete
von Waldeck respectivamente, pero el chisme vuelto historia las volvió en cuentos
de hadas hoy); por lo que es obvio que el silenciar voces femeninas de manera
sistemática, como no enseñar a autoras en escuelas o en el hogar, manteniendo
sus historias fuera del canon, convierte a que se desprestigien sus voces,
incluso más allá del reino de los cuentos de hadas, evitando que se tomen en
serio y volviéndolos en cánones utópicos imposibles.
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| Piel de Asno de Anne Jonas, ilustrado por Anne Romby |
La curiosidad, una maldición inventada
La autora nos
explica que, desde la religión judeocristiana con Eva y la mitología griega con
Pandora, la cultura ha posicionado a las mujeres curiosas como una intención
desviada, pues una mujer que tiene el deseo de investigar o saber más, siempre
tiene que ser sobre coas obscuras o búsquedas prohibidas; y con ello, casi
siempre que se retrata a una Eva o Pandora curiosa, se sexualiza, porque si una
mujer es curiosa, es porque ha perdido la inocencia y por tanto es seductora y
si es seductora, es que es mala. Por eso los judeocristianos te colocan a Eva
como la pecadora original, porque ella encierra el espíritu de los deseos
trasgredidos, cuando si te lo pones a pensar, (incluso después de Lilith, la
otra mujer antes de Eva que igual se le demonizó por separarse de Adán al
querer ser considerada y tratada como una igual) Eva tuvo un despertar moral y quería
convertirse en un ser sintiente e independiente, y aún así, se le asocia a la
serpiente, incluso todas esas corrientes conservadoras la consideran a ella
como la serpiente, culpándola por curiosa.
Y así fue por
muchos años, donde los héroes como Jack y las habichuelas mágicas o Sherlock Holmes,
se les da la curiosidad como un atributo positivo o relacionado al ingenio, a
diferencia de las mujeres; y por todos los cuentos habidos y por haber de la
cultura europea que revisó Maria Tatar, no sería hasta la historia de Barba
Azul (que los más jóvenes conocerán el cuento de Charles Perrault por el canal Destripando La Historia),
donde la mujer protagonista que es curiosa, se le atribuye la curiosidad como
algo positivo, pues desvela la verdad de su marido psicópata. Es ahí que Tatar
encuentra como desde este cuento que cuando se escribe a mujeres curiosas,
aunque aún se queda esa ligera connotación de “vieja chismosa”, también se le
da el rasgo de mujer compasiva que mira y se preocupa por aquellos no vistos ni
escuchados, y que está profundamente comprometida de llegar hasta el fondo de los
asuntos y retornar la cosas a su lugar.
Obviamente,
cuando hablamos de misterios y curiosidad en mujeres, pensamos en Agatha Christie,
o si eres muy hípster en Carolyn Keene, donde en el caso de la primera, sus
libros más famosos son con el detective Hércules Poirot, pero también tiene una
detective mujer (aunque no lo sea de profesión) y es Miss Marple, una anciana
que tiene las características que Tatar describe en inglés como “spinsters”,
esas mujeres que a pesar de no estar casadas aún son consideradas “útiles” y
que conservan un alto nivel de autonomía. Pues, tanto Miss Marple de Agatha
Christie, como Nancy Drew de Carolyn Keene, suelen resolver los misterios
solas, navegando su proceso de resolución de misterios por su cuenta, no tienen
a un Watson o Arthur Hastings; viven solas, piensan por su cuenta, aunque
pueden recibir o consultar ayuda, pues son muy buenas escuchas y conversadoras
simpáticas. Y con eso, también podemos entender, porque a muchas mujeres nos
gusta el “true crime” o las series de misterio, porque es un mundo donde
podemos operar clandestinamente y ser intelectualmente aventureras. Tampoco por
eso me sorprende que por muchos años estas novelas de mujeres detectives o
espías fueron objetos de intentos de censura en escuelas, principalmente de Estados
Unidos.
Otro ejemplo
más fantástico que Tatar no menciona pero que me gustaría agregar es el de “Las
extraordinarias aventuras de Adéle Blanc-Sec”, aunque fue escrito por el francés
Jacques Tardi, Adéle no solo resuelve misterios y asesinatos, también desvela acertijos
mágicos, lidia con dinosaurios, momias reanimadas y es un personaje que maneja
un humor absurdo y cínico que no busca romance, sino su autonomía, además ser
una maestra del disfraz y trasgrede las normas sin perder la compostura. Ella
es ese tipo de personaje de Adéle que se asemeja a otro tipo de personaje
detectivesco femenino que encuentra Tatar, que son las “tricksters”,
esas mujeres que aparentan ser superficiales, inofensivas o que los hombres
subestiman al creer que pueden aprovecharse de ellas, cuando en realidad ellas
usan sus habilidades para “engañar” a los hombres con su belleza, disfraces, astucia
y comportamientos poco predecibles, (de ahí el nombre de trick, por
truco o engaño). Tenemos otros ejemplos como la ladrona trotamundos Carmen
Santiago, la anti-heroína Catewoman o la protagonista de La Chica con el Dragón
Tatuado, Lisbeth Salander, donde si se les mira con ojo masculino, se nos dice
que no se debe confiar en ellas, pero cuando se les mira de manera completa,
muchas veces son más complejas y empáticas con su entorno que sus contrincantes
detectives masculinos.
La gran variedad de arquetipos
A partir de
esta propuesta de mujeres trickers y spinsters, comienzan a
llegar más tipos de personajes femeninos, la autora menciona a Josephine March
y Anne de Tejas Verdes, como esas jovencitas que a pesar de las dificultades,
sus voces y sueños de escritura no logran ser silenciados y que, a pesar de
tener un matrimonio y seguir pasos domésticos, aún pueden equilibrar sus mentes
imaginativas con sus responsabilidades del día a día; seguidamente abarca
ampliamente a los personajes Starr Carter, la protagonista de la novela The
Hate U Give (2017) y a Harriet de Harriet: La Espía, donde ambos personajes,
por diferentes circunstancias (Starr con el racismo y Harriet con las dobles
caras de los suburbios) deben lidiar con su identidad en comunidad y su
identidad en la escuela mientras aprenden a usar su voz en contra de las
injusticias al mismo tiempo que trabaja con su empatía.
Uno de los
temas principales de Tatar es analizar lo más que se pueda el entendimiento del
heroísmo que es llevado menos por la empatía que por el cuidado atento, un
afecto que es provocado por la apertura por el mundo, seguida por curiosidad y
preocupación sobre aquellos que habitan en éste; pues, la falta de curiosidad
se convierte, después, en el gran pecado, un fracaso de reconocer la presencia
de otros y de importarte sobre las circunstancias y condiciones de sus vidas.
Con ello menciona a quien quizás generó una segunda ola de arquetipos
femeninos, específicamente el de la princesa guerrera, con la Mujer Maravilla, Diana;
un personaje con rasgos que en el mundo de los cómics se consideraban
exclusivamente masculinos, como los del liderazgo y la fortaleza mental pero
también se le dio una alta inteligencia emocional a su vez puede angustiarse y
como no, también es curiosa (hasta su arma secreta es un lazo detector de
mentiras), protectora y con un alto sentido de la justicia y por muchos años,
fue Diana la única estandarte mainstream de las protagonistas guerreras.
Aunque en mi
parecer la autora se salta algunas protagonistas de novelas o de mangas (por lo
que se salta a Barbie y a Usagi Tsukino/Sailor Moon), pero claro, es casi
imposible abarcarlas todas o el texto sería del tamaño de 6 biblias (más las
notas de autor de los libros gordos de Úrsula K. Le Guin), me gustaría
mencionar a un personaje literario que claramente no recibe el crédito que merece
mienteas otras protas de fantasía más mediocres se llevan todo el crédito. Y quiero
empezar con Lessa, de Los jinetes de Pern de Anne McAffrey; ella cumple con lo
que para mí sería la epítome del heroísmo femenino, y de una vez dejo claro que
no desacredito a todas sus antecesoras, pero Lessa cumple no solo el monomito
de Campbell sino también el viaje de la heroína de Murdock; además de que no
dudo que creó sin querer otro arquetipo, aunque basándose en el de la princesa
guerrera, se creo el arquetipo de la “mujer salvaje”.
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| Lessa de "People of Pern" por Robin Wood |
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| Fairy Tale Mood por Eireen en DevianArt |
Otro ejemplo de
novela que da Tatar es el de Katniss Everdeen, y no podemos negar que, para
bien y para mal, el arquetipo de Katniss de adolescente “gris” que lo quiera o
no, se ve envuelta en una revolución pero que es emocionalmente vulnerable pero
que salva al mundo generó una ola de copias de otras protagonistas (sobre todo
en el género romantasy) que no entendieron lo que hizo que Katniss fuera
tan influyente en muchas lectoras (casi al mismo nivel que Jo March, Hermione o
Lyra). Y es que, a pesar de que el mundo de Panem, el Snow y la mayoría de los
personajes secundarios está lleno de inconsistencias (con excepción de Peeta y
Haymitch), el personaje de Katniss estaba bien hecho en el sentido de que balancea
la valentía y la sensibilidad, es una chica que quiere proteger a los demás,
está alejada (literal o narrativamente) del hogar, es capaz de pelear pero en
ningún momento deja de lado su “delicadeza” y sororidad con las demás mujeres
con las que interactúa que han sufrido tanto o más que ella y que sí, padece
estrés postraumático y su relación de pareja con Peeta tiene buena comunicación,
es amable y de apoyo y reconocimiento mutuo y constante.
Y con eso,
Maria Tatar habla que con el paso de los años, al igual que con los personajes
masculinos, a los personajes femeninos también se les está dando esos matices “grises”
de dimensiones complejas, pero de una vez aclaro que, un personaje gris, específicamente
femenino no es un personaje que haga cosas cuestionables y amorales y que se
relacione con otros personajes igualmente amorales que haga gritar a los
conservadores; en realidad, un personaje femenino gris, es una mujer que no
entra en los “mitos femeninos” y que rompe con los miedos sobre los que consideran
comportamientos femeninos (y sí, todos los personajes que hemos visto hasta
ahora, podrían verse como personajes grises, pero podríamos decir que son más naturalmente
éticas y morales).
En el caso más
extremo, la autora pone los ejemplos de Amy de la película basada en la novela del
mismo nombre “Gone Girl” y de Ava, la robot de la película Ex Machina; en el
caso de la primera, la describe como una mujer que actúa ante la presión de ser
la mujer perfecta y las dificultades de salir de un matromonio basado en las
apariencias, así como pone en discusión lo que se considera la “chica perfecta”
que la sociedad quiere que seas y la “chica genial” que es la que los hombres
desean y aprueban, para tratar de revelarse al final ante esta institución a
través de la venganza.
Por otro lado,
con Ava, Tatar reflexiona incluso desde su nombre, como una mezcla entre Adán y
Eva, siendo este arquetipo de la nueva Eva, esa mujer que es creada en concepto
para encarnar los deseos y expectativas masculinas de feminidad, tanto de su
creador, Nathan y su evaluador, Caleb; siendo que Ava es subestimada en inteligencia
y autonomía por ellos, cuando ella va buscando definir y tomar el control de su
propia autonomía, según la mirada masculina (male gaze) de manera tramposa y
manipuladora cuando si lo vemos todo desde los ojos de Ava, su fuga es un acto
de liberación y la recuperación de su propia agencia (como si reivindicara a su
ancestra Eva), trascendiendo el papel de objeto pasivo que miente por ser ente
sexual, a que aprovecha sus recursos para liberarse de su confinamiento y
control a que estaba sometida (ese jardín del Edén machista), para finalmente
salir al mundo real donde busca comunidad.
Las palabras son nuestras
No obstante,
Tatar nos recuerda que, incluso en la actualidad, el hecho de que las mujeres
cuenten sus historias también requiere recurrir riesgos, dado que, aunque en
aquellas que han sido víctimas, ganen una liberación terapéutica al contarlo,
la recompensa no siempre llega, lo podemos ver en algo tan reciente como los
juicios contra Epstein, Weinstein y Diddy en Estados Unidos, o el de Shiori Ito,
una reportera japonesa que expuso a su abusador y se topó con más obstáculos y
corrupción por parte del sistema que la realización de justicia y ya ni hablar
de la infinidad de casos de abusos de mutilación femenina en el Congo, los
feminicidios en toda Latinoamérica, el control autoritario de los talibanes
sobre las niñas que quieren ir a la escuela como Malala Yousafzai y los
matrimonios infantiles en India, (joder, prácticamente en todo el mundo las
mujeres sufren pesadillas si quieren justicia, maldita sea). Porque incluso
después de hablar, la gente juzgará y te acusarán de falsos reclamos,
duplicidad y exageración grotesca, ya saben, porque en hay un ataque sexual, es
culpa de la víctima y no del victimario.
Por eso también
me molesta tanto el tema de los “dark romance” o los romantasy populacheros,
porque todo este trabajo que las mujeres han tenido de crear literatura, se
vuelve a reducir a las mujeres en objetos de deseo, con pocas complejidades,
viajes más allá del romance y que, mientras las heroínas griegas y africanas luchaban
contra la violencia de género, estas autoras y editoriales gordas, se escudan
en supuesta literatura de género o feminista, pero vuelven a perpetuar y
popularizar todo aquello que ya vimos que ha afectado a las mujeres,
deshumanizando a los personajes femeninos, eso sí, las academias y gobiernos
censuran los libros de Attwood, Alice Walker, Le Guin o George Orwell porque
claro que conviene prohibir libros y tendencias que buscan liberar el
pensamiento o despertar la conciencia de las mujeres lectoras y mejor seguir dándole
lana a autoras sionistas que priorizan la excitación primitiva por encima de la
intelectual o que están de acuerdo con las narrativas de culpar a las víctimas
de abusos por parte de familiares o conocidos.
Y quizás con
eso podría perder la esperanza con la literatura enfocada en mujeres, pero si
algo ha demostrado la literatura, es que a pesar de la moda y de todos esos
libros basura que se generan en kilos y kilos cada año, los buenos libros, las
buenas heroínas y los geniales mundos de los cuentos de hadas, siempre prevalecen
ante los intentos de ser borradas o enterradas por la ignorancia, siempre se
vuelven a alzar y poner de pie por los siglos de los siglos como Anne Tejas Verdes,
mientras que todas esas historias de femeninas que se conforman con satisfacer
a los hombres para tener validación como todas esas chicas de harem inversos que son la misma chava pero con diferente nombre,
se esfumarán. Solamente me gustaría que no tomara tanto tiempo.
. ݁₊✩₊˚.☪︎ ⁺₊✧ . ݁₊ 𝄞 ⊹☾. ݁˖ . ݁ ࿐
Y ya está, hace
tiempo que no hacía un ensayo así de largo, la neta éste es un buen libro que
todas aquellas que quieren ser escritoras o quieran dedicarse a la
investigación literaria deberían leer, me consta que tiene sus haters, pero por
lo menos Tatar se atrevió con hacer un libro tan difícil de elaborar así que
hay que reconocer el esfuerzo y el trabajo que claramente tiene de fondo, pues
dudo que sus haters puedan hacer algo así que no sea en un hilo de Twitter. En
fin, nos vemos el mes que viene para una última lectura y el especial navideño,
porque ya me urge la Navidad.
@SofiaLuCa18
Referencias bibliográficas
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- L, T. (2024). The Heroine with 1,001 Faces - a Look at the Heroic Journeys of Heroines. Reading Is Fun Not Mental; Blogger. https://readingisfunnotmental.blogspot.com/2024/12/the-heroine-with-1001-faces-look-at.html?m=0
- Ludlow, S. (2023, Mayo 29). Hablemos de… Literatura de Género y las relaciones tóxicas; ficciones VS fantasías. El Mundo de Sofia La Bruja; Blogger. https://elmundodesofialabruja.blogspot.com/2023/05/hablemos-de-literatura-de-genero-y-las.html
- Ludlow, S. (2024a, Abril 27). Hablemos de... Sailor Moon de Naoko Takeuchi; como una chica cambió el feminismo de Japón. El Mundo de Sofia La Bruja; Blogger. https://elmundodesofialabruja.blogspot.com/2024/04/hablemos-de-sailor-moon-de-naoko.html
- Ludlow, S. (2024b, Agosto 25). Hablemos de: Barbie y la magia de pegaso; ¿Una película de Barbie que es de culto? El Mundo de Sofia La Bruja; Blogger. https://elmundodesofialabruja.blogspot.com/2024/08/hablemos-de-barbie-y-la-magia-de-pegaso.html
- Tatar, M. (2023). La heroína de las 1001 caras. Ediciones Koan.
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- Wilson, F. (2021, Octubre). Frances Wilson - Battle of the Sexes Resumed. Literary Review; Exact Editions. https://literaryreview.co.uk/battle-of-the-sexes-resumed








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