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Hablemos de... "La heroína con 1,001 caras" de Maria Tatar; porque el viaje de la heroína sí existe

Conseguí este libro de manera prestada por una conocida, que, tras tener una conversación sobre creación de personajes y cómo la literatura juvenil parecía hacer retroceder 100 pasos a los personajes femeninos en la literatura y volvía a estigmatizar a las mujeres a roles domésticos y románticos, me prestó su libro. En teoría iba a leer “La piel del tambor” de de Arturo Pérez-Reverte pero por más que intentaba leerlo, literalmente me quedaba dormida mientras lo leía, pues mientras en promedio me puedo leer de 60 a 100 páginas en una hora, con este libro me tomaba leer 100 páginas en una semana; literalmente mi mente no podía traspasar las páginas, en cambio “La heroína de las 1001 caras” de Maria Tatar me la leí de una sentada. Seguro en otro momento me volveré a leer “La piel del tambor” pero maldición, no me había pasado eso con un libro desde que leí a J. Mass y Stephany Meyer. Pero gracias Tatar, por devolverme la fe en la literatura femenina. Ahora sí, abróchense los cinturones, que se viene la tormenta de arena.

Contexto de la obra

“La heroína de las 1001 caras” es un libro publicado en 2021 por Maria Magdalene Tatar, nacida en 1945, es una académica estadounidense especializada en literatura infantil, alemana y folklore, también es profesora de Lenguas y Literaturas y Presidenta del Comité de Grados en Folklore y Mitología de la Universidad de Harvard; aunque nació en Alemania, su familia se fue a Hungría y después a Estados Unidos por culpa de un austriaco psicópata con bigote gracioso, a la fecha sigue viviendo en Estados Unidos. La obra surgió cuando la autora leyó detenidamente la propuesta de Joseph Campbell, con su libro “El héroe de las 1001 caras” (1949).
 
Donde se le atribuye el concepto o mapita del famoso “viaje del héroe” y se dio cuenta que para éste sujeto y muchos intelectuales, el lugar de la mujer en la mitología éramos un “principio natural”, porque los hombres vienen de ellas y que, por lo tanto “solo son una musa que tiene 3 funciones: dar luz al hombre, recibirlos en la muerte e inspirar su realización espiritual y política”, mientras que los hombres representan el principio social y los roles, siendo los únicos capaces de auto actualizarse a través del lenguaje. Tiempo después, el señor se quiso retractar de sus palabras diciendo que sí quiso incluir mujeres en su trabajo pero que para eso tenía que leer “cuentos de hadas”, historias contadas por mujeres a niños, y que esa perspectiva femenina no le interesaba, (o sea, que le dio hueva, Dios, este wey cada vez que habla, más se hunde).
 
Sumado a la lectura de otra autora, Clarissa Pinkola, con su novela “Mujer que corre con los lobos: Mitos e Historias del Arquetipo de la Mujer Salvaje”, donde Pinkola estudia las posibilidades heroicas, aunque la propia Tatar reconoce que el estudio de Pinkola le faltaba el entendimiento de aquellos que fueron socialmente marginados, económicamente explotados y sexualmente subyugados, trataron de encontrar caminos no solo para sobrevivir pero también llenar sus vidas con significado; y tras leerse cientos y miles de textos, Tatar reflexiona que el heroísmo de Campbell se quedaba únicamente con el concepto de inteligencia y coraje, pues una heroína no solo debe tener estos atributos que se han considerado masculinos, cuando también la compasión y cariño son cosas que pueden ser parte de cualquier héroe.
Rumi y Derpy en la película K-Pop: Demon Hunters
Aunque en ningún momento Tatar desprecia la relevancia del mapita del viaje del héroe (también llamado Monomito), es más, reconoce su relevancia en la industria del cine y en su uso en contextos terapéuticos, especialmente recuperando los textos de Carl Jung cuando llegó la segunda ola del feminismo en los 90 y los hombres comenzaron a tener una crisis de subjetividad masculina y trataban de encontrar un camino de vuelta a su espiritualidad masculina más profunda; pero claro, todos sabemos que los extremos son malos, y muchos intelectuales de ese movimiento tomaron el Monomito para justificar sus creencias misóginas, porque al parecer considera a una mujer como un ser humano capaz de tener sabiduría o auto actualización es demasiado para soportar.

Más que simples musas

En el primer capítulo, Tatar comienza con Scheherezade, el corazón de “Las mil y una noches”, quizás sea la cuentista más celebre del mundo de la ficción, usando las palabras como su arma para evitar que el sultán siga matando mujeres, incluida ella y que “todos vivan felices” (no por nada la autora recupera éste número para darle un doble poder al título del libro); con Scheherezade, Tatar aprovecha usarla de ejemplo de que sí, “Las mil y una noches” son cuentos de hadas, pero muchos de los cuentos de hadas clásicos no únicamente tienen una perspectiva femenina, sino también sus voces. Después de todo, si nos lo ponemos a pensar, gran parte de los cuentos de hadas más famoso (adaptados en sin fin de películas, videojuegos o pinturas), frecuentemente se apoyan en el poder de las palabras, un buen manejo de palabras o trucos de lenguaje te pueden tanto meterte como sacar de muchos apuros. 
Proserpine por Dante Gabriel Rossetti
Con permiso autorizado por mí, recordando mis pensamientos con la película de Barbie: La magia de pegaso, donde mencioné a Maureen Murdock, la creadora del Monomito femenino, donde busca reivindicar al mapita del viaje del héroe, donde la mujer no se queda en casa, esperando pacientemente por el regreso del héroe, y con la diferencia de la propuesta de Campbell que excluye a la mujer, el modelo de Murdock, que fue publicado a más detalle en 2010, incluye al hombre y menciona que la armonía entre ambos es posible. Aunque Maria Tatar no incluye el texto de Murdock, al final ambos textos se conectan, pues cuando Tatar después se desglosa en los mitos griegos, desde mencionando a la madre de las musas, Mnemosine, pasando por Pandora, Europa, Philomela, Cassandra, Calliope y Penélope, para hacer la equivalencia con la Odísea, (una de la obras más adaptadas y contadas de la historia y que tantas veces Campbell menciona en su libro), vemos que muchas de las cosas que dice Murdock se van relacionando.
 
Ya que, aunque una vez que La Odisea fue escrita, después de transmitirse por tradición oral y ser traducida, las historias pueden ser reimaginadas y si se tiene la ciencia suficiente, recuperarse y reivindicarse. Y ahora con los avances antropológicos y arqueológicos, muchos personajes femeninos en los mitos griegos, árabes y anglosajones, que fueron estigmatizados por la desinformación y prejuicios de la época, van afirmando su propia identidad, luchando contra la debilidad, la irracionalidad y dependencia. Uno de los mejores ejemplos que Maria Tatar menciona y que ya hemos manejado en el blog son la novela de “Circe” de Madeline Miller y la genial novela de Margaret Atwood, “Penélopey las doce criadas” (Penelopiad en inglés), mientras Homero deja a Penélope confinada a la trama matrimonial, sin acceso al mundo de las proezas y la acción y a Circe como una bruja malvada que convierte a hombres en cerdos, Atwood le retorna su poder a Penélope como reina regente activa, además de que Atwood también rescata la trama de las criadas que son asesinadas tras ser abusadas por los pretendientes que acosaban a Penélope, por orden de Odiseo tras considerarlas impropias. Y Miller vuelve a la bruja un personaje tridimensional que, en lugar de dejarse llevar por el odio hacia los dioses, decide reemplazarlo por la compasión y su acto de convertir a los hombres en cerdos se le da el giro de perspectiva cuando los marinos de Odiseo intentan atacarla sexualmente después de ella recibirlos en su isla.
Cassandra implorando la venganza de Atena contra Ajax por Jérôme-Martin Langlois
 
Por lo cual Tatar no considera coincidencia que la obra escrita por la autora de “El cuento de la criada”, también inspirara a que surgiera el movimiento #MeToo, un fenómeno social que ayudó a muchas mujeres y hombres a hablar sobre cómo sufrieron acoso sexual y ataques, especialmente en las altas esferas de poder y del entretenimiento; por lo que sí, recuperar las voces femeninas va más allá de una representación, es el poder de las palabras lo que transforma aquello que la sociedad instrumentaliza para hacer sentir a las víctimas avergonzadas y que no hablen o se quejen, para convertirlo en solidaridad, liberación y dar valor a la vulnerabilidad. Así, mientras que con los mitos griegos protagonizados por hombres, nos memorizamos sus proezas, ahora es el momento de que nuevas voces reimaginen estos clásicos para tenerlos vivos, (a menos que seas un niño berrinchudo), creo que ahora debería poderse crear comunidades donde hombres y mujeres, de todos los colores y culturas, mantengan vivas las palabras y proezas de esas personas antes que nosotros y no solo ganar gloria, sino también dignidad y humanidad (algo que muchas autoras de romantasy, dark romance u autores de ficción deberían tener en cuenta).

Silencio y discurso, los cuentos como acto de resistencia

Philomena y Procne por Elizabeth Jane Gardner
A lo largo del libro del segundo y tercer capítulo, Tatar realiza que todos tenemos historias acumuladas, historias que, al tiempo que sucedieron, no pudieron gritarse para decirse, pues fueron silenciadas; de hecho, el simple acto de contar historias es una forma de resistencia y revelación, pues busca levantar el silencio y complicidad. Es más, todavía abarcando a los personajes femeninos de la mitología griega, mientras que con los masculinos sus lecciones o amenazas son externas, los personajes femeninos aún tienen que luchar desde adentro, como el hogar o personas cercanas a ellas que deberían ser de confianza, pero terminan siendo un riesgo.
 
Por ejemplo, Europa y Philomela, quienes ambas son víctimas de abuso sexual, la primera por Zeus en forma de toro y la otra por su cuñado, pero que, a diferencia de la primera, Philomela utiliza el poder de contar su historia a través de un tapiz que teje, a pesar de que su cuñado le corte la lengua para que no diga la verdad, siendo después recompensada por los dioses en rencarnar en un ruiseñor. Y la verdad no conozco a muchos fanáticos que conocieran el mito de Philomela, lo cual es raro porque son pocas las historias griegas donde las mujeres que sufren censura y ataques logran algo de justicia en vida, en vez de esperar a llegar a los campos Elíseos, como Cassandra, quien incluso de ser maldecida por rechazar los avances sexuales de Apolo, la maldice con el poder de la clarividencia pero que nadie le crea, y después de la caída Troya, es violada por Ajax (quien sería muerto por un rayo en el barco de Odiseo) y luego capturada como concubina para Agamenón, para después ser asesinada por Clitemnestra, la esposa de Agamenón, pues éste mató a su hija, Ifigenia.
 
Scheherezade, por Sophie Gengembre Anderson
Otro ejemplo que menciona Tatar, que es una novela que me parece vital, especialmente ahora que las escuelas gringas están intentando nuevamente censurarla, (porque si hay algo que odian más los republicanos que un libro escrito por una mujer, es un libro escrito por una mujer negra); siendo el libro en cuestión “El color púrpura” de Alice Walker, donde en muchas cosas, la historia de la protagonista se asemeja a lo que vivió Philomela, desde los abusos cometidos por su padrastro hasta el aspecto que su única aliada es su hermana y que lo que la libera del dolor de su pasado, retando las partes más obscuras de su corazón y le da herramientas para defenderse de las injusticias raciales es escribiendo. Demostrando nuevamente que, tanto Celie con su escritura y Philomela con su tapiz, usan las palabras de manera estratégica para protegerse de la perdición, hablar la verdad y transformar su mundo social.
 
Incluso si nos vamos a la estadística, aunque Tatar no lo explora, me gustaría agregarlo, porque, mientras Tatar hace todo su análisis basándose en todos los textos a los que pudo tener acceso, me gustaría compartir esto para darle más peso a su postura, siendo este estudio, donde analizan por qué las mujeres leen y escriben más que los hombres (aunque aparentemente sean los hombres quienes son publicados con más facilidad que las mujeres a menos que escriban romance o nopor porque, dinero); pero volviendo al estudio, McEwan observó que las mujeres leían más cantidad de libros y estaban más entusiasmadas que los hombres, especialmente con el género de ficción y se percató que a nivel cerebral, las mujeres poseen mayor empatía y paciencia, dando como resultado que las mujeres que leen y escriben más, tienen más habilidades de persuasión, enseñanza e inspiración.

Todos amamos el chisme, pero si eres mujer, bruja

Casi terminando el capítulo 3 y siguiendo con el capítulo 4, se retoma el argumento de Cambpell desprestigiando los cuentos de hadas; cuando, especialmente formas parte de una cultura que ha sufrido del colonialismo e intentos de limpieza étnica (como los nativos americanos, toda Latinoamérica y sí, incluso los Irlandeses o Vascos), el hecho de contar los relatos también es un acto de evitar una amnesia cultural y garantizar la sobrevivencia de un pueblo ¿y quienes casi siempre contaban esas historias? Las abuelas y las madres, ¿y quienes eran a quienes los españoles y británicos quemaban por brujas? A las abuelas y madres que se juntaban y platicaban como un modo de interacción y conexión, debían ser monitoreadas, porque si no, es que seguro eran brujas malas, ¿no? Incluso a la fecha, cuando se ve a un grupo de mujeres hablar, la gente en lo primero que piensa es juzgar que lo que hacen es chismorrería, mientras que si los hombres hablan, seguro es porque ellos si son más elocuentes, ¿no? Por lo tanto, muchas historias que sabían las abuelas y las madres, fueron tomados por los hombres, siendo que muchos cuentos clásicos se les atribuya a ellos, cuando seguramente fue una mujer quien era la autora, (todos ahora saben que Mary Shelly escribió Frankenstein, pero por años se le atribuyó al marido). 
Las siete brujitas y otros cuentos de Milissa Sierra
 
Incluso si tomamos en cuenta la definición de la RAE de lo que significa un chisme, solo hay que pensar un poco para observar que un chisme puede tomar un gran rango de temas, entre ellos el escándalo, lo que, si se usa bien, puede hacer que se hablen temas como dilemas morales y conflictos sociales; y más importante, sirve como un recurso para aquellos sin acceso a otras opciones de conocimiento seguro, operando como una forma licenciada de liberación que quizás no cambie el orden de las cosas pero aún así, sirve como un desahogo. Y si algo está claro, el lenguaje es, por supuesto, desde siempre, un recurso disponible para esas personas que han sido subordinadas, desfragmentadas y despojadas, como dije antes y en el caso de los cuentos de hadas, dan esa sensación de libertad y sororidad para aquellos que no tienen voz, (también quizás por eso las mujeres somos más afines a la lectura que los hombres).
 
Maria Tatar comenta que folkoristas como ella y antropólogos han investigado y concluido que cuando el chisme se vuelve historia, ayuda a mencionar ansiedades sociales colectivas y contradicciones culturales, dando como resultado una forma de comunicación y vinculación, inclusive mitología (tenemos el ejemplo de la reina Padmaavat y Blancanieves, quienes ahora se sabe que se basaron en personas reales, la princesa Rani y Margarete von Waldeck respectivamente, pero el chisme vuelto historia las volvió en cuentos de hadas hoy); por lo que es obvio que el silenciar voces femeninas de manera sistemática, como no enseñar a autoras en escuelas o en el hogar, manteniendo sus historias fuera del canon, convierte a que se desprestigien sus voces, incluso más allá del reino de los cuentos de hadas, evitando que se tomen en serio y volviéndolos en cánones utópicos imposibles.
Piel de Asno de Anne Jonas, ilustrado por Anne Romby
Y dirás, ¿pero por qué Tatar le da tanta importancia a la mitología con los griegos y los cuentos de hadas con los europeos? Porque la mitología y el folklore se instrumentaliza, si se usa para controlar, ayuda a naturalizar creencias patriarcales y desvirtuar la posición femenina, quitándoles cualquier forma de agencia, hasta que se torna un arma de control, (ya lo vimos con los nazis, lo vemos ahora con la limpieza étnica de Gaza y se vio por años con los indígenas y los negros); y claro, esto también llevó a que por mucho tiempo las niñas comenzaran a ver los cuentos tradiciones, contados desde la perspectiva masculina, como algo negativo, y comenzaron a considerarlos como una forma de represión, tanto para ellas por ponerlas en roles aprisionados como a los hombres exigirles metas enfermizas. Es por eso que es tan importante rescatar las historias antiguas, porque el recuperarlos, devuelve una experiencia de legado ancestral, no por nada ahora que se busca las historias originales y “obscuras” de los cuentos de Disney, la gente reconoce las enseñanzas crudas y miedos.

La curiosidad, una maldición inventada

La autora nos explica que, desde la religión judeocristiana con Eva y la mitología griega con Pandora, la cultura ha posicionado a las mujeres curiosas como una intención desviada, pues una mujer que tiene el deseo de investigar o saber más, siempre tiene que ser sobre coas obscuras o búsquedas prohibidas; y con ello, casi siempre que se retrata a una Eva o Pandora curiosa, se sexualiza, porque si una mujer es curiosa, es porque ha perdido la inocencia y por tanto es seductora y si es seductora, es que es mala. Por eso los judeocristianos te colocan a Eva como la pecadora original, porque ella encierra el espíritu de los deseos trasgredidos, cuando si te lo pones a pensar, (incluso después de Lilith, la otra mujer antes de Eva que igual se le demonizó por separarse de Adán al querer ser considerada y tratada como una igual) Eva tuvo un despertar moral y quería convertirse en un ser sintiente e independiente, y aún así, se le asocia a la serpiente, incluso todas esas corrientes conservadoras la consideran a ella como la serpiente, culpándola por curiosa.
Barba Azul, no encontré al artista responsable de la ilustración, sorry
 
Y así fue por muchos años, donde los héroes como Jack y las habichuelas mágicas o Sherlock Holmes, se les da la curiosidad como un atributo positivo o relacionado al ingenio, a diferencia de las mujeres; y por todos los cuentos habidos y por haber de la cultura europea que revisó Maria Tatar, no sería hasta la historia de Barba Azul (que los más jóvenes conocerán el cuento de Charles Perrault por el canal Destripando La Historia), donde la mujer protagonista que es curiosa, se le atribuye la curiosidad como algo positivo, pues desvela la verdad de su marido psicópata. Es ahí que Tatar encuentra como desde este cuento que cuando se escribe a mujeres curiosas, aunque aún se queda esa ligera connotación de “vieja chismosa”, también se le da el rasgo de mujer compasiva que mira y se preocupa por aquellos no vistos ni escuchados, y que está profundamente comprometida de llegar hasta el fondo de los asuntos y retornar la cosas a su lugar. 
 
Obviamente, cuando hablamos de misterios y curiosidad en mujeres, pensamos en Agatha Christie, o si eres muy hípster en Carolyn Keene, donde en el caso de la primera, sus libros más famosos son con el detective Hércules Poirot, pero también tiene una detective mujer (aunque no lo sea de profesión) y es Miss Marple, una anciana que tiene las características que Tatar describe en inglés como “spinsters”, esas mujeres que a pesar de no estar casadas aún son consideradas “útiles” y que conservan un alto nivel de autonomía. Pues, tanto Miss Marple de Agatha Christie, como Nancy Drew de Carolyn Keene, suelen resolver los misterios solas, navegando su proceso de resolución de misterios por su cuenta, no tienen a un Watson o Arthur Hastings; viven solas, piensan por su cuenta, aunque pueden recibir o consultar ayuda, pues son muy buenas escuchas y conversadoras simpáticas. Y con eso, también podemos entender, porque a muchas mujeres nos gusta el “true crime” o las series de misterio, porque es un mundo donde podemos operar clandestinamente y ser intelectualmente aventureras. Tampoco por eso me sorprende que por muchos años estas novelas de mujeres detectives o espías fueron objetos de intentos de censura en escuelas, principalmente de Estados Unidos.
Otro ejemplo más fantástico que Tatar no menciona pero que me gustaría agregar es el de “Las extraordinarias aventuras de Adéle Blanc-Sec”, aunque fue escrito por el francés Jacques Tardi, Adéle no solo resuelve misterios y asesinatos, también desvela acertijos mágicos, lidia con dinosaurios, momias reanimadas y es un personaje que maneja un humor absurdo y cínico que no busca romance, sino su autonomía, además ser una maestra del disfraz y trasgrede las normas sin perder la compostura. Ella es ese tipo de personaje de Adéle que se asemeja a otro tipo de personaje detectivesco femenino que encuentra Tatar, que son las “tricksters”, esas mujeres que aparentan ser superficiales, inofensivas o que los hombres subestiman al creer que pueden aprovecharse de ellas, cuando en realidad ellas usan sus habilidades para “engañar” a los hombres con su belleza, disfraces, astucia y comportamientos poco predecibles, (de ahí el nombre de trick, por truco o engaño). Tenemos otros ejemplos como la ladrona trotamundos Carmen Santiago, la anti-heroína Catewoman o la protagonista de La Chica con el Dragón Tatuado, Lisbeth Salander, donde si se les mira con ojo masculino, se nos dice que no se debe confiar en ellas, pero cuando se les mira de manera completa, muchas veces son más complejas y empáticas con su entorno que sus contrincantes detectives masculinos.

La gran variedad de arquetipos

A partir de esta propuesta de mujeres trickers y spinsters, comienzan a llegar más tipos de personajes femeninos, la autora menciona a Josephine March y Anne de Tejas Verdes, como esas jovencitas que a pesar de las dificultades, sus voces y sueños de escritura no logran ser silenciados y que, a pesar de tener un matrimonio y seguir pasos domésticos, aún pueden equilibrar sus mentes imaginativas con sus responsabilidades del día a día; seguidamente abarca ampliamente a los personajes Starr Carter, la protagonista de la novela The Hate U Give (2017) y a Harriet de Harriet: La Espía, donde ambos personajes, por diferentes circunstancias (Starr con el racismo y Harriet con las dobles caras de los suburbios) deben lidiar con su identidad en comunidad y su identidad en la escuela mientras aprenden a usar su voz en contra de las injusticias al mismo tiempo que trabaja con su empatía.
 
Uno de los temas principales de Tatar es analizar lo más que se pueda el entendimiento del heroísmo que es llevado menos por la empatía que por el cuidado atento, un afecto que es provocado por la apertura por el mundo, seguida por curiosidad y preocupación sobre aquellos que habitan en éste; pues, la falta de curiosidad se convierte, después, en el gran pecado, un fracaso de reconocer la presencia de otros y de importarte sobre las circunstancias y condiciones de sus vidas. Con ello menciona a quien quizás generó una segunda ola de arquetipos femeninos, específicamente el de la princesa guerrera, con la Mujer Maravilla, Diana; un personaje con rasgos que en el mundo de los cómics se consideraban exclusivamente masculinos, como los del liderazgo y la fortaleza mental pero también se le dio una alta inteligencia emocional a su vez puede angustiarse y como no, también es curiosa (hasta su arma secreta es un lazo detector de mentiras), protectora y con un alto sentido de la justicia y por muchos años, fue Diana la única estandarte mainstream de las protagonistas guerreras.
 
Aunque en mi parecer la autora se salta algunas protagonistas de novelas o de mangas (por lo que se salta a Barbie y a Usagi Tsukino/Sailor Moon), pero claro, es casi imposible abarcarlas todas o el texto sería del tamaño de 6 biblias (más las notas de autor de los libros gordos de Úrsula K. Le Guin), me gustaría mencionar a un personaje literario que claramente no recibe el crédito que merece mienteas otras protas de fantasía más mediocres se llevan todo el crédito. Y quiero empezar con Lessa, de Los jinetes de Pern de Anne McAffrey; ella cumple con lo que para mí sería la epítome del heroísmo femenino, y de una vez dejo claro que no desacredito a todas sus antecesoras, pero Lessa cumple no solo el monomito de Campbell sino también el viaje de la heroína de Murdock; además de que no dudo que creó sin querer otro arquetipo, aunque basándose en el de la princesa guerrera, se creo el arquetipo de la “mujer salvaje”.
Lessa de "People of Pern" por Robin Wood 
Empezando como una persona cínica y tensa tas sufrir abusos y mezquinas venganzas durante su estancia en Ruatha, pero se va ampliando con cada libro, y cuando conoce a su dragona, la reina Ramoth, se va poco a poco volviendo más amable, desarrollando sus habilidades de hablar con todos los dragones y también representa de una buena forma la maternidad, sin ser idílica o muy rosa, especialmente representando a esas mujeres que han sufrido y podrían tener un concepto roto de la maternidad, pero que aún así tuvo una vida plena con su esposo F´lar (cuya historia también va desarrollándose al paralelo con la de ella) y le tenía un profundo cariño a su único hijo, F´lessan. Siendo un personaje femenino fuerte y cariñoso.
Fairy Tale Mood por Eireen en DevianArt
Ya he hablado hasta el hartazgo de McAffrey pero lo haré hasta que la gente la respete, especialmente porque me consta que, desde sus libros de Jinetes de Pern, más autores de fantasía se animaron a escribir a más personajes femeninos como ejes centrales heróicos y con más dimensiones de personalidad y de aventuras, aunque no libres de sufrimientos; un ejemplo que no dudo que cuyo autor se haya inspirado en McAffrey y que sí menciona Tatar es Lyra, de la saga de libros La materia obscura de Philip Numan, donde, si el autor quizás no creo ese arquetipo (yo me voy a que quizás ese fuen Michael Ende con Momo), si fue el que catapultó a lo mainstream el arquetipo de la niña rebelde que no obedece ninguna figura autoritaria, destacando más su perspicacia y astucia por encima de la fuerza física, deslindándose por completo de las narrativas relacionadas al hogar. De un modo parecido a Lessa, Lyra comienza como una niña impulsiva y a veces egocentrista, se convierte en una heroína entregada. Usando su ingenio para engañar a los demás (ahí tiene un poco de trickster), lo hace para sobrevivir y ayudar a los demás, en lugar de solo para hacer travesuras, desenvolviéndose en un complejo panorama moral, creciendo desde la inocencia hasta la experiencia, pero no lo hace sola, pues su vínculo más fuerte es con su daimonion Pan, aunque termina desarrollando sentimientos por su amigo Will.
 
Otro ejemplo de novela que da Tatar es el de Katniss Everdeen, y no podemos negar que, para bien y para mal, el arquetipo de Katniss de adolescente “gris” que lo quiera o no, se ve envuelta en una revolución pero que es emocionalmente vulnerable pero que salva al mundo generó una ola de copias de otras protagonistas (sobre todo en el género romantasy) que no entendieron lo que hizo que Katniss fuera tan influyente en muchas lectoras (casi al mismo nivel que Jo March, Hermione o Lyra). Y es que, a pesar de que el mundo de Panem, el Snow y la mayoría de los personajes secundarios está lleno de inconsistencias (con excepción de Peeta y Haymitch), el personaje de Katniss estaba bien hecho en el sentido de que balancea la valentía y la sensibilidad, es una chica que quiere proteger a los demás, está alejada (literal o narrativamente) del hogar, es capaz de pelear pero en ningún momento deja de lado su “delicadeza” y sororidad con las demás mujeres con las que interactúa que han sufrido tanto o más que ella y que sí, padece estrés postraumático y su relación de pareja con Peeta tiene buena comunicación, es amable y de apoyo y reconocimiento mutuo y constante.
Y con eso, Maria Tatar habla que con el paso de los años, al igual que con los personajes masculinos, a los personajes femeninos también se les está dando esos matices “grises” de dimensiones complejas, pero de una vez aclaro que, un personaje gris, específicamente femenino no es un personaje que haga cosas cuestionables y amorales y que se relacione con otros personajes igualmente amorales que haga gritar a los conservadores; en realidad, un personaje femenino gris, es una mujer que no entra en los “mitos femeninos” y que rompe con los miedos sobre los que consideran comportamientos femeninos (y sí, todos los personajes que hemos visto hasta ahora, podrían verse como personajes grises, pero podríamos decir que son más naturalmente éticas y morales).
 
En el caso más extremo, la autora pone los ejemplos de Amy de la película basada en la novela del mismo nombre “Gone Girl” y de Ava, la robot de la película Ex Machina; en el caso de la primera, la describe como una mujer que actúa ante la presión de ser la mujer perfecta y las dificultades de salir de un matromonio basado en las apariencias, así como pone en discusión lo que se considera la “chica perfecta” que la sociedad quiere que seas y la “chica genial” que es la que los hombres desean y aprueban, para tratar de revelarse al final ante esta institución a través de la venganza.
 
Por otro lado, con Ava, Tatar reflexiona incluso desde su nombre, como una mezcla entre Adán y Eva, siendo este arquetipo de la nueva Eva, esa mujer que es creada en concepto para encarnar los deseos y expectativas masculinas de feminidad, tanto de su creador, Nathan y su evaluador, Caleb; siendo que Ava es subestimada en inteligencia y autonomía por ellos, cuando ella va buscando definir y tomar el control de su propia autonomía, según la mirada masculina (male gaze) de manera tramposa y manipuladora cuando si lo vemos todo desde los ojos de Ava, su fuga es un acto de liberación y la recuperación de su propia agencia (como si reivindicara a su ancestra Eva), trascendiendo el papel de objeto pasivo que miente por ser ente sexual, a que aprovecha sus recursos para liberarse de su confinamiento y control a que estaba sometida (ese jardín del Edén machista), para finalmente salir al mundo real donde busca comunidad.

Las palabras son nuestras

No obstante, Tatar nos recuerda que, incluso en la actualidad, el hecho de que las mujeres cuenten sus historias también requiere recurrir riesgos, dado que, aunque en aquellas que han sido víctimas, ganen una liberación terapéutica al contarlo, la recompensa no siempre llega, lo podemos ver en algo tan reciente como los juicios contra Epstein, Weinstein y Diddy en Estados Unidos, o el de Shiori Ito, una reportera japonesa que expuso a su abusador y se topó con más obstáculos y corrupción por parte del sistema que la realización de justicia y ya ni hablar de la infinidad de casos de abusos de mutilación femenina en el Congo, los feminicidios en toda Latinoamérica, el control autoritario de los talibanes sobre las niñas que quieren ir a la escuela como Malala Yousafzai y los matrimonios infantiles en India, (joder, prácticamente en todo el mundo las mujeres sufren pesadillas si quieren justicia, maldita sea). Porque incluso después de hablar, la gente juzgará y te acusarán de falsos reclamos, duplicidad y exageración grotesca, ya saben, porque en hay un ataque sexual, es culpa de la víctima y no del victimario.
 
Por eso también me molesta tanto el tema de los “dark romance” o los romantasy populacheros, porque todo este trabajo que las mujeres han tenido de crear literatura, se vuelve a reducir a las mujeres en objetos de deseo, con pocas complejidades, viajes más allá del romance y que, mientras las heroínas griegas y africanas luchaban contra la violencia de género, estas autoras y editoriales gordas, se escudan en supuesta literatura de género o feminista, pero vuelven a perpetuar y popularizar todo aquello que ya vimos que ha afectado a las mujeres, deshumanizando a los personajes femeninos, eso sí, las academias y gobiernos censuran los libros de Attwood, Alice Walker, Le Guin o George Orwell porque claro que conviene prohibir libros y tendencias que buscan liberar el pensamiento o despertar la conciencia de las mujeres lectoras y mejor seguir dándole lana a autoras sionistas que priorizan la excitación primitiva por encima de la intelectual o que están de acuerdo con las narrativas de culpar a las víctimas de abusos por parte de familiares o conocidos. 
 
Y quizás con eso podría perder la esperanza con la literatura enfocada en mujeres, pero si algo ha demostrado la literatura, es que a pesar de la moda y de todos esos libros basura que se generan en kilos y kilos cada año, los buenos libros, las buenas heroínas y los geniales mundos de los cuentos de hadas, siempre prevalecen ante los intentos de ser borradas o enterradas por la ignorancia, siempre se vuelven a alzar y poner de pie por los siglos de los siglos como Anne Tejas Verdes, mientras que todas esas historias de femeninas que se conforman con satisfacer a los hombres para tener validación como todas esas chicas de harem inversos que son la misma chava pero con diferente nombre, se esfumarán. Solamente me gustaría que no tomara tanto tiempo.
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Y ya está, hace tiempo que no hacía un ensayo así de largo, la neta éste es un buen libro que todas aquellas que quieren ser escritoras o quieran dedicarse a la investigación literaria deberían leer, me consta que tiene sus haters, pero por lo menos Tatar se atrevió con hacer un libro tan difícil de elaborar así que hay que reconocer el esfuerzo y el trabajo que claramente tiene de fondo, pues dudo que sus haters puedan hacer algo así que no sea en un hilo de Twitter. En fin, nos vemos el mes que viene para una última lectura y el especial navideño, porque ya me urge la Navidad.
 
@SofiaLuCa18

Referencias bibliográficas

  1. Hartford, E. (2023, Marzo 10). Book Review: “Curiosity as a Badge of Honor” . Elle Hartford: Beyond Writing - Cozy Mystery with a Fairy Tale Twist; WordPress. https://ellehartford.com/book-review-heroine-1001-faces/?srsltid=AfmBOoop5YoC_PBtrZ-UDbVdIsvEUKiotD_ui0hX5p_ajidEvxBlo4ZT
  2. Kernes , E. (2023, Julio 4). Review of The Heroine With 1,001 Faces by Maria Tatar. Inquiryreviews.com. https://www.inquiryreviews.com/2023/07/review-of-heroine-with-1001-faces-by.html
  3. L, T. (2024). The Heroine with 1,001 Faces - a Look at the Heroic Journeys of Heroines. Reading Is Fun Not Mental; Blogger. https://readingisfunnotmental.blogspot.com/2024/12/the-heroine-with-1001-faces-look-at.html?m=0
  4. Ludlow, S. (2023, Mayo 29). Hablemos de… Literatura de Género y las relaciones tóxicas; ficciones VS fantasías. El Mundo de Sofia La Bruja; Blogger. https://elmundodesofialabruja.blogspot.com/2023/05/hablemos-de-literatura-de-genero-y-las.html
  5. Ludlow, S. (2024a, Abril 27). Hablemos de... Sailor Moon de Naoko Takeuchi; como una chica cambió el feminismo de Japón. El Mundo de Sofia La Bruja; Blogger. https://elmundodesofialabruja.blogspot.com/2024/04/hablemos-de-sailor-moon-de-naoko.html
  6. Ludlow, S. (2024b, Agosto 25). Hablemos de: Barbie y la magia de pegaso; ¿Una película de Barbie que es de culto? El Mundo de Sofia La Bruja; Blogger. https://elmundodesofialabruja.blogspot.com/2024/08/hablemos-de-barbie-y-la-magia-de-pegaso.html
  7. Tatar, M. (2023). La heroína de las 1001 caras. Ediciones Koan.
  8. von Essen, L. R. (2024, Julio 28). The Heroine with 1,001 Faces by Maria Tatar. While Reading and Walking; Tumblr. https://whilereadingandwalking.com/post/757218577841635328/the-heroine-with-1001-faces-by-maria-tatar-is-a
  9. Wilson, F. (2021, Octubre). Frances Wilson - Battle of the Sexes Resumed. Literary Review; Exact Editions. https://literaryreview.co.uk/battle-of-the-sexes-resumed

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